cierre de gobierno

¿Puede «cerrar» el Gobierno de EEUU?

Y tanto. No solo hablamos de una hipótesis, sino de algo que ha ocurrido varias veces en la historia. Por la trascendencia que tiene ese hecho, merece la pena que le dediquemos unas líneas para tratar de explicar en qué consiste un cierre gubernamental, por qué se produce y cuáles son las posibles repercusiones del mismo.

¿Cuáles son las causas del cierre de gobierno?

El cierre se produce cuando no hay acuerdo entre los órganos encargados de aprobar el presupuesto que dota de fondos a la administración federal. La falta de presupuesto provoca el cierre de amplios sectores de la Administración, por falta de financiación suficiente para seguir funcionando.

Para aprobar el presupuesto de un gobierno es necesario pasar por distintas fases; se ha de llegar a un acuerdo, en primer lugar, entre la Cámara de Representantes y el Senado (ambas componen el Congreso). En segundo lugar, el presidente ha de refrendar el presupuesto, pero tiene la capacidad de devolverlo al Congreso. En caso de ser vetado por el presidente, el presupuesto puede salir adelante con el acuerdo de dos tercios del Congreso.

En caso de que no se llegue a un acuerdo, se produce un bloqueo en las cantidades que pueden destinarse a atender las diversas obligaciones estatales; este cierre tiene un impacto directo en los trabajadores públicos, la mayoría de los cuales se quedan temporalmente sin empleo ni sueldo. Además, las políticas del sector público han de ir acompañadas de fondos para su ejecución, por lo que la ausencia de presupuestos paraliza la aplicación de las políticas que la administración tuviera planeado llevar a cabo.

Government shutdown a lo largo de la historia

cierre de gobierno

El origen del government shutdown se remonta a 1974, cuando una ley reforzó el control del Congreso sobre los presupuestos, limitando la influencia del presidente. Desde entonces ha habido 21 cierres de la administración en EEUU a nivel federal, lo que constata que no se trata de una situación que podamos calificar de infrecuente. En la práctica,  la no aprobación del presupuesto suele ser una medida efectiva de presión política, que los grandes bloques políticos utilizan para sacar adelante propuestas o compromisos alineados con sus ideales o sus programas.

Es fácil entender las enormes repercusiones que podría tener un cierre prolongado de una administración pública del calado de la estadounidense. Pero lo cierto es que  la mayoría de los government shutdown han tenido una duración muy corta (la media es de 8 días), puesto que el presupuesto es una herramienta imprescindible, no solo para mantener los servicios federales, sino para poder gobernar, lo obliga a las partes a llegar a acuerdos sin que los plazos se dilaten demasiado.

El mandato presidencial bajo el que más cierres se han producido ha sido el de Ronald Reagan (con 8), si bien el presidente que ha sufrido un mayor número de días de cierre fue Jimmy Carter, con 61 días en total, si sumamos la duración de los 5 cierres que tuvieron lugar entre 1977 y 1979. Por otro lado, el cierre de la administración más largo ha sido el último, que tuvo lugar bajo el mandato de Donald Trump entre el 22 de diciembre de 2018 y el 25 de enero de 2019 (35 días). En algunas ocasiones se ha llegado a acuerdos temporales de corta duración, que han dado lugar a nuevos cierres posteriores a los pocos días por la imposibilidad de alcanzar un acuerdo definitivo en los plazos establecidos.

Las causas de desacuerdo a lo largo de la historia han sido variadas. Por ejemplo, en los cierres bajo el mandato de Jimmy Carter predominaron las causas ideológicas, sobre la financiación del aborto en determinadas circunstancias. Los recortes o incrementos en el gasto en defensa han sido una causa de desacuerdo frecuente. En el caso del shutdown bajo el mandato de Barack Obama, la causa fue la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible, cuya financiación no llegó a aprobarse a tiempo. En la última ocasión, con el cierre más largo, los demócratas se negaban a autorizar 5.000 millones $ para financiar un muro en la frontera con México, por lo que el presidente Trump se opuso a promulgar leyes que no incluyeran esta suma para el muro.