Seguir el rendimiento de la cartera de inversión es una práctica lógica y ampliamente extendida. Pero estar demasiado pendientes de los vaivenes diarios del mercado puede ser contraproducente.
Por ello es tan importante para el inversor controlar sus emociones al observar la evolución de los mercados y hacerlo siempre desde un punto de vista sosegado y racional, y no hacer una inversión emocional. Los impulsos le pueden llevar a reaccionar a las noticias del momento apresuradamente y, al contrario de lo que pretendía, comprar caro y vender barato: la receta para el fracaso.
Los mejores resultados a lo largo del tiempo, y en todo tipo de mercados, se consiguen manteniendo a raya las respuestas emocionales y cumpliendo adecuadamente la estrategia de inversión.
La conducta de los inversores
Desde hace décadas hay una disciplina en teoría económica dedicada a estudiar la conducta de los agentes económicos, que también incluye a los inversores. Esta rama se llama economía conductual, y es una parte imprescindible para entender el funcionamiento de la realidad económica.
Uno de los fenómenos más recurrentes y ampliamente estudiados es la sobrerreacción que a veces experimentamos en temas de dinero. La mente puede jugar malas pasadas en momentos intensos de estrés, ya sea en situaciones de euforia o de pánico. El problema es que las decisiones tomadas en esos momentos pueden afectar y mermar de manera significativa la salud financiera de cualquier inversor.
Diferencias entre mercados alcistas y bajistas
Los mercados alcistas son mercados que suben, en ocasiones incluso frenéticamente. A menudo, el sentimiento inversor se vuelve exuberante y parece que no hay precio suficientemente alto que desanime a los compradores de activos financieros. Se establece un ambiente de optimismo donde parece que la prosperidad futura está casi asegurada. Y es en estos momentos en los que a veces los inversores pierden su sana noción del riesgo.
Pero es bien sabido que los mercados son cíclicos por lo que, inevitablemente, en algún momento los mercados alcistas dan paso a mercados bajistas. En los mercados bajistas, el pesimismo se instala en la mente de los inversores y muchos terminan malvendiendo sus activos con importantes minusvalías.
Estos vaivenes son normales en los mercados financieros. Lo importante es entender que la realidad económica de los negocios oscila menos que la percepción que se tiene de los mismos.
Conocer la verdadera tolerancia al riesgo
Probablemente lo haya observado alguna vez. Si ha invertido en buenas empresas, con el paso del tiempo hay cotizaciones hundidas que se han recuperado. El problema no es tanto el valor intrínseco del activo que ha comprado, sino la volatilidad que sufre su precio por el camino. Por eso es tan importante tener una idea clara de qué grado de volatilidad está dispuesto a experimentar en su cartera.
Si no está cómodo viendo como su cartera fluctúa, debería reestructurarla en consonancia. Sin obviar que, evidentemente, a menos riesgo menos rentabilidad cabe esperar. Sin embargo, estructurando la cartera acorde a su perfil de riesgo logrará evitar tomar decisiones emocionales equivocadas y en los peores momentos.
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Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
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