Todavía no te has recuperado de la clavada del último IRPF. Es normal, llevas meses confiado con que tu salario bruto ya había menguado lo suficiente con las retenciones, y ahora la declaración de la renta te ha expuesto a la dura realidad: todavía le debías dinero a Hacienda y te toca pagar un buen pico.
No nos engañemos. La declaración de la renta no es más que un ajuste entre lo que has ido pagando a Hacienda con lo que te retienen en nómina (o los pagos fraccionados del modelo 130) y lo que verdaderamente tendrías que pagar sumando todos tus ingresos: trabajo, actividades económicas, capital mobiliario, capital inmobiliario y ganancias patrimoniales. Si has pagado de más, Hacienda te devuelve, si has pagado de menos, ahora te toca pagar.
Ya que tienes un poquito más clara la situación económica del pasado año, es momento de reflexionar si podemos actuar de alguna forma para pagar menos en la próxima declaración. Y la solución más fácil es la que además, más conviene a tu ahorro: planes de pensiones.
Invertir para la jubilación: para jubilarnos tranquilos y para ahorrar en IRPF.
Mucho se ha hablado en los últimos años del declive del sistema público de pensiones: que las aportaciones de los trabajadores actuales no dan para las pensiones de los jubilados actuales, que el fondo de reserva para pensiones (hucha de las pensiones) sigue cayendo, que hay que pagar pensión muchos más años porque cada vez vivimos más, que pronto llega la jubilación masiva de los baby boomers… Ante este horizonte tan incierto, no sería responsable quedarse impasible esperando a que los próximos gobiernos encuentren la solución para garantizar las pensiones públicas.
Sería bastante traumático pasar la vida trabajando para llegar a nuestra etapa de jubilados empobrecidos y sin recursos económicos suficientes para vivir cómodamente. Además, esa fase de jubilados, conlleva más tiempo de ocio y probablemente numerosos gastos extraordinarios. A nadie le gustaría imaginarse pasando apuros económicos entonces.
De poco sirve guardar una determinada cantidad de euros en la cuenta, o en otra cuenta sin apenas remuneración. Porque cada año la inflación le iría quitando fuerza de compra a esos euros que vamos dejando inmovilizados. La solución es invertir cada año una cantidad con la intención de que crezca. Puedes hacerlo por tu cuenta, invirtiendo en fondos, en renta fija, variable o incluso en ladrillo, pero también puedes aprovechar las ventajas fiscales de los planes de pensiones y de otros sistemas de ahorro alternativo como los SIALP o los PIAS.
Regulación de los planes de pensiones: aportación máxima y posibilidad de rescate.
Si piensas que todavía es pronto para empezar a guardar para la jubilación, estás equivocado. Puede ser que dentro de unos años tu salario sea más elevado y tus recursos económicos te permitan aportar fácilmente más cantidad, de golpe, para tu jubilación. Pero todos estos años estás desaprovechando el interés compuesto que generarían tus aportaciones, aunque sean pequeñas. Sí, porque lo que aportes hoy, por poco que sea, va a ir sumando intereses a tu “cajón para la jubilación”, de forma que cada año, ese cajón tendrá más dinero, de los intereses y de lo que añadas periódicamente procedente de tus ahorros.
Además, ya centrándonos en los planes de pensiones, cabe señalar que existe un máximo legal para cada año, por lo que, por mucho que más adelante quieras, y puedas, aportar más a tus planes de pensiones, nunca podrás superar esos 8.000 euros anuales. Por tanto, año que no aportas, año que estás desaprovechando ese límite de 8.000 euros.
Hasta 2015, para rescatar un plan de pensiones había que esperarse a la jubilación, o cumplir una serie de requisitos especiales. Sin embargo, tras el cambio legal de ese año, el capital aportado puede rescatarse después de 10 años, sin ninguna justificación (a partir de 2025). Otra razón más para invertir pronto en planes de pensiones: si se necesita el dinero antes, por cualquier causa, no es necesario esperar a la jubilación.
Desgravación en el IRPF de los planes de pensiones.
Retomando el punto de partida de este artículo, veamos las ventajas fiscales de aportar este año a un plan de pensiones para pagar menos en tu próxima declaración del IRPF. Las aportaciones que realices durante este año reducen la base imponible general de tu IRPF hasta el menor de los siguientes dos importes:
- 8.000 euros, que es lo máximo que has podido aportar.
- 30% del rendimiento del trabajo (salario) y de actividades económicas (autónomos).
Sin embargo, no hay que olvidar que cuando te llegue la jubilación y empieces a cobrar de ese plan de pensiones, esos ingresos (tus aportaciones más los intereses generados) se integrarán dentro de tu base imponible general y tributarán al tipo de gravamen que entonces esté vigente.
No obstante, en ese momento tendrás capacidad para decidir de qué forma quieres cobrar el plan de pensiones para que sea más beneficioso desde el punto de vista fiscal: observando la escala de gravamen general puedes ver de qué forma repartir tus ingresos en años venideros, para no saltar al escalón de gravamen superior. Recuerda que podrás elegir si cobrarlo todo de una vez (no interesa fiscalmente), en forma de renta periódica (cada mes, cada año), o mixto (una parte de una vez, el resto repartido en rentas periódicas).
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