¿Cómo se establece el orden mundial? ¿Qué países influyen más en el resto del mundo? Existen infinidad de parámetros para medirlo, pero el soft power, o poder blando, cobra especial importancia en un escenario internacional donde cada vez menos se presiona con armas.
En 1990, en un paradigma global inédito tras las protestas de la Plaza de Tiananmén, la caída del Muro de Berlín y el final de la URSS, Joseph Nye, analista internacional de la Universidad de Harvard presenta el concepto de soft power, o poder blando en castellano, como contraposición al hard power, o poder duro, donde la fuerza y el ejercicio militar impone la supremacía de los estados.
Nye acuñó el término en su libro de 1990, La naturaleza cambiante del poder norteamericano y lo extendió en 2004, en Poder blando: la clave del éxito en política internacional. Según Nye, poder blando es la capacidad de un estado o de una organización para influenciar en el comportamiento de otros y obtener los resultados deseados, o dicho de otro modo, la capacidad de influir sin obligar.
La forma de atraer y, a veces, incluso seducir, a otros países es diversa, con acciones más o menos directas y más o menos extensas en el tiempo, eso sí, descartando en cualquier caso el uso de la fuerza. Nye resume la resume en tres vías:
- Mediante tratados.
- Con pagos.
- Mediante cooptación (elegir miembros de organizaciones desde dentro de la organización).
La verdadera utilidad del poder blando es objeto de discusión entre los analistas, pues la capacidad militar de una nación, aunque no sea desplegada, subyace en el orden mundial.
Como ejemplo, las políticas internacionales de Estados Unidos ahora que su liderazgo decae: influye en otras naciones y se posiciona en el tablero de ajedrez global mediante su modelo económico, sus contactos y acuerdos internacionales bilaterales, o sus programas para extender su modelo de sociedad.
¿Qué parámetros establecen el poder blando de un país?
Nye considera que el poder blando se apoya en tres pilares:
- Cultura.
- Valores políticos.
- Política exterior.
Sin embargo, la consultora política Portland, con sede en Londres, elabora desde 2015 un ranking anual de los 30 países con mayor poder blando. Se trata del Soft Power 30 que, en su última actualización (2018), lidera Reino Unido y sitúa a España en decimocuarta posición.
En su cálculo, Portland parte de los pilares de Nye, con más de 75 indicadores agrupados en seis subíndices de datos objetivos, procedentes de encuestas realizadas en 25 países:
- Digitalización: infraestructuras de telecomunicaciones y nivel de digitalización.
- Cultura: alcance global de sus atractivos culturales.
- Empresa: atractivo de su modelo económico, facilidad de inversión y capacidad de innovación.
- Educación: capital humano y facilidad de acceso a la educación.
- Compromiso global: poder diplomático y su contribución en las relaciones internacionales.
- Gobierno: compromiso con la libertad, derechos humanos, democracia y calidad de las instituciones.
Y éste es el último ránking del Soft Power 30: Reino Unido, Francia, Alemania, Estados Unidos, Japón, Canadá, Suiza, Suecia, Países Bajos, Australia, Dinamarca, Italia, Noruega, España, Finlandia, Bélgica, Austria, Nueva Zelanda, Irlanda, Corea del Sur, Singapur, Portugal, Grecia, Polonia, Hungría, República Checa, China, Rusia, Brasil y Argentina.