Las hipotecas vuelven poco a poco a crecer en nuestro país. Los créditos y préstamos para la compra de viviendas, que durante la crisis cayeron en picado, se recuperan a medida que la economía mejora. De hecho, según los últimos datos publicados, han alcanzado su nivel más elevado en siete años.
Según el Instituto Nacional de Estadística, en septiembre del año pasado se firmaron un total de 32.457 hipotecas nuevas, lo que supone un 9,5% más que en el mismo mes de 2017 y la cifra más elevada desde junio de 2011. Pero aunque este dato es una muestra de que el mercado inmobiliario se recupera, las cosas no son tan sencillas como parece.
Como la mayoría sabe, a raíz de la crisis -que estuvo enfocada en el mercado inmobiliario-, los bancos cortaron el grifo del crédito, es decir, endurecieron las condiciones para otorgar préstamos, sobre todo los que tenían que ver con la compra de casas. Eso produjo que el número de hipotecas bajara, ya que pocas personas contaban entonces con los requisitos suficientes para hacerse con una vivienda en propiedad.
Ahora, una vez pasado lo peor de la recesión, todavía son muchos los que no cuentan con los avales, dinero o circunstancias suficientes para que las entidades les presten dinero para adquirir una casa. Sin embargo, el desarrollo social y tecnológico acontecido en estos años ha potenciado la aparición de nuevas fórmulas alternativas a la tradicional hipoteca.
Cómo comprar una casa sin tener una hipoteca
En este contexto, el alquiler se ha situado como la fórmula más plausible para independizarse o cambiar de vivienda. El problema es que, al desplazarse la demanda hacia el alquiler, los precios de éste se han disparado. En 2017 el ascenso fue de casi el 20%, lo que dejó el coste del metro cuadrado en unos 10 euros al mes.
Un ascenso que también viene justificado por el auge de los pisos turísticos, aunque muchas regiones ya están poniendo coto a este fenómeno. Por todo ello, el alquiler tampoco es la panacea para acceder a una casa.
Hay otras formas más desconocidas pero que pueden servir a aquellos que quieren comprar una casa y no tienen los recursos suficientes o no cumplen los requisitos de los bancos.
Plataforma de préstamo online
En primer lugar y gracias al desarrollo tecnológico, el recurso de pedir a familiares y conocidos ayuda para adquirir una vivienda se ha trasladado al universo digital, y ya existen plataformas en las que se hacen préstamos online entre particulares. Muchas personas eligen esta fórmula para ahorrarse los costes de intermediación e intereses de las entidades bancarias y también en favor de la economía social, para que la mayoría de ciudadanos tengan acceso a una vivienda digna. Del mismo modo, quienes prestan el dinero pueden contemplarlo como una inversión, ya que después se les devolverá con un interés. Eso sí, conviene atar todos los flecos y suscribir los contratos con arreglo a la ley y ante notario.
Comprar una casa ya no tiene que pasar de forma obligatoria por firmar una abultada hipoteca en el banco, en su lugar, a quien esté pensando en ello, podría interesarle alguna de estas otras modalidades, con el objetivo prioritario de ahorrarse una buena cantidad.
Alquiler con opción a compra
La forma más tradicional es el alquiler con opción a compra. Aunque hoy en día solo supone el 10% del alquiler, cada vez va teniendo más adeptos. Sobre todo, porque ofrece ciertas ventajas. Por ejemplo, y lo más importante, es que los pagos mensuales se van descontando del precio final de la casa, lo que puede facilitar el ahorro. Además, vivir durante una temporada de alquiler en la que puede ser nuestra futura casa nos sirve para probar el barrio y la propia vivienda antes de tomar la decisión de comprar.
Viviendas no preferentes
Por otro lado, para quienes no tengan muchos remilgos con la zona en la que van a residir o con el estado del inmueble, existen las viviendas no preferentes. Son aquellas que tienen una baja demanda porque no están bien ubicadas. En la mayoría de ciudades hay un buen número de casas en esta situación, lo que favorece la bajada de su precio, hasta un 60% inferior que otras similares en mejores zonas o mejor conectadas.
Las viviendas no preferentes pueden ser una buena opción para quienes no tengan grandes ahorros previos o para personas que no tienen interés en un lugar concreto, como los que trabajan desde casa o los que no tienen que desplazarse diariamente.
Vivienda propiedad de los bancos
También están las viviendas propiedad de los bancos, aquellas a las que no logran dar salida. En estos casos, las condiciones para otorgar una hipoteca pueden ser más ventajosas -por la urgencia de las entidades de quitarse de encima ese stock– y el precio notablemente inferior. Por lo tanto, es interesante preguntar por ellas cuando nos acercamos a nuestro banco a solicitar un crédito hipotecario.