El fraude fiscal es un concepto muy amplio, cuyo principio básico es que una persona física o jurídica tributa menos de lo que debiera por su actividad económica.
Tradicionalmente, en los países del sur de Europa existe cierta tradición de aceptación social a evitar al máximo el pago de impuestos. Podemos ver la diferencia por países en un estudio elaborado por VISA en 2013:
Observamos que en los países del centro y norte de Europa el peso en el PIB del fraude fiscal es muy inferior al de los países del sur. Y los “campeones” son los países del este, con sistemas fiscales mucho más jóvenes y, por tanto, con menos experiencia y recursos.
¿Qué tipos de fraude fiscal existen?
Existen muchos tipos diferentes, pero vamos a clasificar 2 grandes categorías.
–Evasión fiscal: Tenemos muchos casos de políticos, deportistas, etc. que evaden a la hacienda española ocultando bienes o rendimientos en otros países, que incluso pueden ser paraísos fiscales. Este es un delito recogido en el código penal. Dentro de la evasión fiscal, podemos diferenciar entre:
- Al por mayor: Se llegan a constituir auténticas organizaciones con la finalidad de “distraer” el dinero y ocultarlo a hacienda. Algunos conocidos instrumentos utilizados son el llamado “fraude de la trucha”, “el sándwich Holandés y el doble café irlandés”, el fraude en aduanas, la constitución de fundaciones para blanquear dinero, etc.
- Fraude del día a día: Aquí encontramos las pequeñas triquiñuelas que todos vemos en el día a día. Por poner sólo algunos de los ejemplos más típicos:
-Trabajadores sin contrato
-Facturaciones sin IVA de autónomos y pymes
-Pymes facturando por menor importe de lo que realmente debieran
-Fraudes de cotizaciones a la Seguridad Social
-Cobro parcial de sueldo en negro
-Elusión fiscal: Normalmente está reservado a los mismos actores que el anterior grupo, que son los que se pueden permitir contratar grandes asesores que les ayuden a pagar los menos impuestos posibles. En este caso, lo que se busca es estrujar la normativa al máximo para reducir la cuota tributaria (SICAVS, Sociedades interpuestas, etc.).
En este caso, la Agencia Tributaria a menudo suele abrir investigaciones que suelen acabar en los tribunales por la disparidad de criterios aplicados. Al final, se trata de caminar al borde del precipicio.
¿Qué implica el fraude fiscal?
Además de cuestiones morales, la consecuencia más terrenal es que el Estado deja de disponer entre 40.000 y 80.000 millones € anuales que podrían permitir una mejora en todos los servicios, además de reducir los tipos impositivos.
Porque al final, los tipos de IRPF en España son de los más elevados de Europa para compensar el enorme fraude fiscal, puesto que el IRPF es la forma más segura que tiene el estado de tener ingresos recurrentes, ya que el margen para el fraude o la ingeniería financiera es muy estrecho.