Para invertir en materias primas agrícolas hay que entender cuáles son los factores que afectan y afectarán a los cultivos más importantes de la alimentación humana. Aquí dejamos datos sobre la producción actual de los cuatro principales cultivos (trigo, maíz, arroz y soja).
De todas las materias primas, las agrícolas han sido, y son, las más esenciales para la subsistencia humana. Aunque la dieta mundial está cambiando, los mismos granos de trigo, maíz y arroz que sostuvieron la humanidad hace dos mil años son los que la mantienen ahora.
Los recientes avances tecnológicos y las investigaciones en semillas han permitido que los granjeros aumenten la rentabilidad de los cultivos y así, la oferta de materias primas agrícolas nunca ha sido tan abundante como ahora.
Según los datos de Statista, para una población de 6.000 millones de personas, el mundo produce hoy:
- 1.100 millones de toneladas métricas de maíz.
- 730 millones de toneladas de trigo.
- 500 millones de toneladas de arroz.
- 350 millones de toneladas de soja.
Pero con el actual ritmo de crecimiento de la población, la escasez de recursos naturales y la promesa de un cambio climático. ¿Es sostenible la oferta de alimentos? ¿Qué factores afectan hoy la oferta futura de las materias primas agrícolas? ¿Cuál es el cultivo más frágil ante el cambio climático? Aquí te contamos las claves para invertir en materias primas agrícolas.
El impacto positivo de la tecnología
En 2016 la multinacional química y farmacéutica alemana Bayer compró la firma de semillas y pesticidas estadounidense Monsanto por 66.000 millones de dólares, la mayor operación de la historia en el sector agrícola. Su objetivo era lograr innovaciones que ayudaran a los granjeros a responder a una creciente demanda mundial.
Las previsiones apuntan a que seremos 10.000 millones de personas dentro de 30 años, lo que precisaría de un aumento del 50% en la cantidad de cultivos y del 70% en la cantidad de carne necesarios para alimentarnos, ante el aumento de la clase media en China e India.
En los últimos diez años ha habido grandes avances en la producción gracias a la mejora de los pesticidas y en el desarrollo de semillas, pero también en la detección precoz de cambios meteorológicos o la optimización de combustible.
Algunas firmas como John Deere, CNH Industrial y AGCO trabajan ya en la robotización de las máquinas agrícolas para iniciar la era de los cultivos automatizados. Mientras, en los laboratorios se investiga para mejorar la rentabilidad, mejorando el proceso natural de la fotosíntesis.
Cosechas récord con precios muy bajos
Como resultado de todos estos avances, la rentabilidad de los cultivos ha aumentado de forma exponencial. Desde el año 2000, la rentabilidad del maíz ha subido un 35%; la del trigo, un 25%, y la de la soja, un 23%. Esto supone que por hectárea se sacan ahora 5,8 toneladas de maíz, según el Departamento de Agricultura de EE.UU. (USDA).
Este impulso de la producción ha sido también enorme en los precios, llevándolos a sus mínimos históricos. En 2012, el maíz, el grano más producido del mundo, costaba 330 dólares por tonelada y hoy ha caído a menos de la mitad (160 dólares). Durante este mismo periodo, el trigo -que es el cultivo que ocupa más superficie en el planeta- bajó desde los 350 a los 200 dólares.
La guerra comercial y los precios agrícolas
China y EE.UU. son dos grandes jugadores en el mercado agrícola, por lo que sus conflictos comerciales tienen un impacto terrible en los precios. China, el mayor importador de soja del mundo necesita esta semilla para alimentar el ganado que exporta (aves y cerdos), mientras que EE.UU. es el mayor productor de soja.
Recordemos que la guerra comercial empezó en 2018 cuando China compró solo 9.300 toneladas de productos agrícolas a EE.UU. frente a los 14.000 millones de 2017. El departamento de agricultura compensó a sus granjeros con 28.000 millones, pero el futuro se presenta oscuro.
¿Qué pasa con el trading mediante algoritmos?
Entre los factores menos señalados que afectan los precios agrícolas están los cambios estructurales que han marcado la manera en que se compran y venden cultivos. El aumento del trading mediante algoritmos ha cambiado los modelos, reduciendo la importancia de las fuerzas fundamentales de la demanda y la oferta.
Los cuatro jugadores actuales del mercado de futuros son:
- Los productores: agricultores, productores de semillas y productores de alimentos.
- Los representantes de las instituciones financieras, que gestionan las posiciones de sus clientes.
- Los inversores a largo plazo del tipo hedge funds.
- Los inversores especulativos.
Tantos inversores hacen que la inversión se vuelva muy sensible a incidentes como la guerra comercial, por lo que los precios entran en una espiral bajista lejos de la realidad productiva (fundamentales). Y así, el peligro es que -con precios a la baja- los productores no vean la viabilidad financiera de su actividad, y se retiren. Según la USDA, los granjeros estadounidenses solo perciben 14,8 centavos de dólar por cada dólar que los consumidores gastan en alimentos.
Cambio climático y seguridad alimentaria
El beneficio de los agricultores podría mejorar en breve por dos grandes razones: se espera que las mejoras tecnológicas que han impulsado la rentabilidad de los cultivos se ralenticen. Sin embargo, será el cambio climático el principal factor para el futuro de la seguridad de la oferta alimentaria mundial.
Principalmente, por la escasez de agua, pero también por sucesos meteorológicos extremos como sequías, inundaciones o huracanes que provoquen una reducción de la producción.
Los expertos señalan que el calentamiento global está provocando un cambio geográfico en los principales centros de producción hacia el extremo norte y el extremo sur. Esto beneficiará a países como Rusia, Escandinavia y Canadá en el norte o Australia, Nueva Zelanda, Chile, Argentina o Sudáfrica en el sur, pero allí las cosechas son más vulnerables a sequías e inundaciones.
Según algunos expertos, los inversores no han valorado todavía el impacto del cambio climático en las materias primas agrícolas, sobre todo en lo que respecta a la escasez de agua. Por ello aconsejan a los inversores que mantengan posiciones largas en las materias primas agrícolas, sobre todo en el trigo, que es el cultivo más vulnerable a la escasez de agua, como cobertura contra los peores impactos del cambio climático.
Aunque se puede invertir en empresas cotizadas del sector agrícola como las que hemos destacado, existen gestoras y fondos de inversión especializados en las materias primas agrícolas y fondos cotizados (ETF) para invertir directamente en cultivos como el trigo, el arroz, la soja o el maíz.
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