¿Es mejor invertir en una empresa value o growth?

A la hora de invertir en bolsa hay multitud de posibles estrategias. A corto plazo puede pasar casi cualquier cosa en los mercados. Sin embargo debemos tener en cuenta que poseer una acción es lo mismo que ser propietario de una pequeña parte de ese negocio, y por tanto el resultado que obtendremos de mantener una acción a largo plazo irá correlacionado con la evolución de la empresa

Simplificando: si una empresa va bien y gana dinero, nuestra inversión probablemente irá bien. En esta versión simplista de la realidad hay un elemento clave que no hemos tenido en cuenta. Nos referimos evidentemente al precio que pagamos por comprar esa empresa. El negocio de una empresa va a producir unos beneficios. Estos beneficios repercutirán a largo plazo en los accionistas, ya sea porque se distribuyen como dividendos, o porque la empresa los reinvierte en sus propios activos para crecer, etc.

En cualquier caso estos beneficios están ligados a la evolución del negocio de la empresa, y no tienen nada que ver con el precio que pagamos por comprar la empresa (el precio que pagamos por acción).

Por tanto vemos que desde el punto de vista del inversor hay dos aspectos fundamentales:

  • Cuánto creemos que vale una empresa.
  • A qué precio la podemos comprar.

El precio al que lo podemos comprar nos viene dado por el precio de mercado, no hay ninguna incertidumbre al respecto.

Cuánto vale una empresa no es una pregunta fácil, y desde luego no hay una sola respuesta. El análisis fundamental se dedica precisamente a entender la realidad de las empresas para poder determinar su valor. El problema es que para el accionista, casi todo el valor vendrá en el futuro, y el futuro por definición es incierto. ¿Quiere decir esto que no podemos tener opinión al respecto? No, simplemente quiere decir que nos movemos en el terreno de las probabilidades, no de la certidumbre.

¿Qué es una empresa value?

Una de las figuras intelectuales más influyentes en el S.XX en el mundo de las inversiones fue Benjamin Graham. Considerado por muchos como el padre de la inversión en valor, fue de los primeros en escribir claramente sobre ello, además de haber sido en la práctica un gran inversor y haber tenido como discípulos a algunos de los inversores más exitosos de la segunda mitad del S.XX, Warren Buffett entre ellos.

La observación principal de Graham era que había empresas con buenos negocios que a veces se podían comprar por múltiplos más baratos que sus medias históricas. Es decir, que el mercado no era perfectamente eficiente y que a veces estaba dispuesto a pagar mucho por algo, y otras veces poco sin que la realidad de la empresa hubiese cambiado mucho. La conclusión lógica de esta observación era que se podía ganar dinero comprando empresas cuando estaban “baratas”, es decir, que cotizaban por debajo de sus medias históricas.

La metodología de Graham consistía por tanto en comprar acciones cuando estaban baratas y esperar a que el mercado reconociera su valor para vender más caras posteriormente. Repitiendo esta dinámica muchas veces era posible obtener retornos superiores a la media. En la actualidad cuando se habla de una empresa value o una inversión value nos estamos refiriendo a esta idea de comprar un activo por debajo de su valor intrínseco.

La pregunta lógica al escuchar esta estrategia tan aparentemente simple de inversión suele ser: ¿pero hay alguien intentando comprar acciones caras para venderlas baratas?

¿Qué es una empresa growth?

Otro de los personajes clave en la teoría de inversión del S.XX es Philip Fisher. A él asocia el público general en gran medida la terminología de empresas de crecimiento (growth en inglés). La idea fundamental de Fisher era que puesto que el valor de un negocio para el accionista viene determinado por los beneficios futuros, es mucho más importante fijarse en el futuro de la empresa que en su pasado. Es decir, aunque paguemos un precio aparentemente caro hoy, si la empresa crece de forma exponencial, puede resultar una gran inversión. En este sentido se suele decir que los inversores que buscan empresas de crecimiento centran más su atención en aspectos cualitativos de los negocios, frente a aspectos puramente cuantitativos que indiquen infravaloración con respecto a su pasado.

Cuando nos referimos a una empresa growth, o fondo de inversión de empresas growth, nos estamos refiriendo a empresas que tienen expectativas altas de crecimiento. Su precio por múltiplos será más elevado, pero con el tiempo pagar más por estas empresas hoy puede resultar muy lucrativo si su negocio crece exponencialmente.

¿Qué es mejor: Growth o Value?

Vemos pues que la dicotomía entre value y growth es en cierta medida falsa. Ambas estrategias persiguen comprar cosas por menos de lo que valen (su valor intrínseco). La diferencia está en dónde centramos nuestra atención para estimar el valor intrínseco. El enfoque value se centra más en el pasado de la empresa, partiendo de la premisa que aunque la historia nunca se repite de manera exacta, suele rimar. La estrategia growth se centra más en las posibilidades futuras del negocio de la empresa, intentando discernir qué negocios tienen ventajas cualitativas que harán que sus beneficios futuros crezcan más que la media.

Por tanto, y contestando la pregunta anterior de si alguien estaba intentando comprar cosas caras, la respuesta es que no. Simplemente hay variaciones a la hora de estimar el valor intrínseco de las diferentes empresas.

¿Cuánto son compatibles en la misma empresa?

La inversión ideal, y en la que coincidieran ambas perspectivas de inversión, sería aquella empresa que está cotizando barata con respecto a sus múltiplos históricos y de su sector, a la vez que creemos que tiene potencial de crecimiento rentable de su negocio superior a la media. Estas inversiones no son fáciles de encontrar, pero su búsqueda puede ser una actividad altamente rentable.

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