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Empresas unicornio, en busca de la nueva Apple

Uno de los sueños de cualquier inversor es comprar acciones de una empresa que se revalorice enormemente. No estamos hablando de rentabilidades normales, del 4%, 5% o incluso 10% o 15% en un año, sino de cifras mucho mayores, como duplicar o triplicar la inversión.

Posiblemente, la mejor manera de conseguir rentabilidades tan elevadas es invertir en estadios iniciales, cuando la compañía todavía no ha despuntado, o no lo ha hecho de manera amplia. Por esa razón, muchos inversores buscan las denominadas empresas unicornio, compañías que auguran grandes crecimientos, por el tipo de negocio en el que se mueven y por el planteamiento empresarial que presentan.

Por supuesto, no es fácil encontrarlas y no es oro todo lo que reluce. Y de la misma manera que se puede ganar grandes cantidades, también es posible que se termine perdiendo todo el dinero invertido. Te contamos qué son las compañías unicornio, cómo se puede llegar a invertir en una de ellas y algunas precauciones que conviene tomar.

Invertir en una buena idea

Un buen ejemplo de este tipo de inversiones lo representa Apple: invertir en Apple hubiera sido muy rentable cuando presentó el primer iPhone, ya que lo invertido en 2013 lo habríamos multiplicado por tres.

Pero el quid de la cuestión no reside ahí porque, al fin y al cabo, Apple ya era una compañía consolidada en esa época. La cuestión era invertir antes, cuando aún no era tan poderosa:

Además de Jobs y Wozniak, al principio hubo un tercer inversor, Ron Wayne. Este vendió su 10% de la compañía por 800 dólares. Su participación valdría hoy en día más de 80.000 millones. Wayne no quiso arriesgarse porque no vio claro el negocio, pero ahora está claro que se equivocó. Entonces, ¿hay alguna manera de identificar a estos posibles caballos ganadores?

¿Qué es una compañía unicornio?

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El término de unicornio se aplica a las empresas que consiguen un valor superior a 1.000 millones de dólares en su etapa inicial (un billón, en términos anglosajones). Esta gran cifra, tan mitológica como el animal, en un período de tiempo relativamente corto, sólo es alcanzada por empresas que tienen un negocio potencial muy grande, empresas con grandes expectativas.

Esta valoración inicial no tiene por qué corresponderse, por lo tanto, con cifras de beneficios o ni siquiera de ingresos muy elevados. De hecho, muchas de ellas lo que presentan son grandes pérdidas. Sin embargo, esas expectativas de grandes crecimientos atraen a ciertos inversores que buscan una rentabilidad elevada, muy por encima de la normal en el mercado.

El término unicornio, en referencia a este tipo de empresas, comenzó a utilizarse en 2013, cuando la analista Aileen Lee lo popularizó. A partir de ahí, toda  start-up sueña en convertirse en unicornio.

Hay que tener presente que en esas fases iniciales, las empresas unicornio todavía no cotizan en Bolsa, sino que se mueven en círculos de inversión privados. Por ejemplo, empresas como Facebook, Twitter fueron unicornios antes de salir a cotizar. Más recientemente han dejado de serlo Xiaomi, Dropbox, Snapchat o Spotify ya que han dado el salto a bolsa.

Hoy en día hay identificados alrededor de 200 unicornios, como Uber, Airbnb o la española Cabify -la competencia de Uber-, cuya valoración estimada también supera la cifra mítica de los 1.000 millones de dólares.

En qué sectores hay empresas unicornio

La gran mayoría de estas empresas están relacionadas con la tecnología de una u otra manera. Las hay relacionadas con el comercio electrónico, con redes sociales, con servicios de Internet, Big Data, ciberseguridad, hardware, economía colaborativa, aplicaciones móviles, Fintech, etc. Y con otros sectores en boga, como el del cuidado de la salud o la energía, por ejemplo.

Algunos otros, como la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas, los coches autónomos, el blockchain y las criptomonedas o la impresión en 3D podrían ser los próximos viveros de unicornios.

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Cómo invertir en empresas unicornio

No es un asunto sencillo, pues al encontrarse en fases iniciales de financiación, ésta suele obtenerse en círculos privados, mediante fondos de capital riesgo. Por tanto, accediendo a alguno de estos fondos sería el único modo de entrar, cuestión que puede ser complicada. O esperar un poco, cuando salgan a cotizar en Bolsa. Por poner un ejemplo, quien invirtiese en la salida de Facebook a Bolsa habría multiplicado actualmente por cuatro su inversión (o por seis, considerando la cotización máxima alcanzada por la compañía).

En España, algunas compañías, cuando aún son pequeñas o no han alcanzado todo su potencial, comienzan en el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), donde sí se puede invertir fácilmente, antes de saltar al Mercado Continuo.

¿Es oro todo lo que reluce?

No hay que olvidar que estas compañías normalmente pertenecen a sectores muy dinámicos, de los cuales se prevén grandes crecimientos, por lo que las valoraciones de las compañías serán exigentes, elevadas. Y que suceda así, como decíamos anteriormente, aunque las empresas en cuestión no tengan grandes facturaciones o ni siquiera tengan beneficios.

Citaremos algunos ejemplos de compañías cuya valoración crecía como la espuma (incluso ya cotizando en Bolsa) para después volatilizarse, cuando cambió su modelo de negocio o su entorno, o bien al comprobarse que los números de la compañía no eran los que parecían.

En España es muy conocido el caso de Terra, el portal de Internet nacido a finales del siglo pasado. Los accionistas minoritarios entraron con títulos a 13 euros; un mes después, su cotización se había multiplicado por más de tres, y tres meses después, llegó a cotizar a 157 euros. El estallido de la burbuja puntocom y unos planes de negocio demasiado optimistas, que no se correspondían ni de lejos con la realidad, dieron al traste con el espejismo. La empresa sólo facturaba unos cientos de millones y acumulaba pérdidas anuales de varios miles de millones. A pesar del apoyo financiero de Telefónica, el portal terminó cerrándose en 2017.

Otro caso paradigmático de empresa unicornio es el protagonizado por Gowex. La compañía, nacida en 1999, ofrecía servicios Wifi gratuitos para las ciudades. Comenzó su cotización en el MAB en 2010, a 3,5 euros por acción. En los años posteriores incluso recibió premios como compañía innovadora, tales como el premio Start-Ex y el Premio Nacional de Innovación. En 2013, la empresa declaraba más de 180 millones de euros de ingresos, y alcanzó una valoración de unos 1.400 millones. Sin embargo, la firma de análisis Gotham City Research destapó una serie de incongruencias en los resultados de la compañía, y todo se vino abajo.

En definitiva, las empresas con expectativas elevadas de crecimiento pueden llegar a ser una gran inversión, pero tienen un componente de riesgo considerable. Por ello, en el caso de invertir en ellas, es recomendable no invertir grandes cantidades, ni un porcentaje significativo de nuestra cartera.

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