La gestión de las finanzas personales genera todo tipo de dudas e incertidumbre. Es importante analizar los aspectos fundamentales de cualquier estrategia de ahorro e inversión y clarificar conceptos antes de elegir la más adecuada para conseguir nuestros objetivos financieros. ¿Ahorrar o invertir?
La necesidad de ahorrar
Para invertir dinero es necesario ahorrar dinero y tenerlo disponible. Suena muy elemental, pero el ahorro consiste básicamente en generar más ingresos de lo que gastamos.
- Si conseguimos ganar más dinero del que gastamos, tendremos ahorro disponible.
- Una vez conseguido el ahorro con esfuerzo, nos encontraremos con la siguiente duda: ¿es mejor mantener ahorrado este dinero o invertirlo?
No existe una fácil respuesta y depende de cada situación. Probablemente en la mayoría de casos la respuesta sea una combinación de ambas opciones. En cualquier caso, nos será más fácil encontrar una respuesta satisfactoria si realizamos un plan financiero, que pasa por establecer nuestros objetivos tanto a corto, como a medio y largo plazo.
Definir y priorizar objetivos financieros
Cuando planificamos nuestro futuro financiero es importante concretar qué objetivos son prioritarios. Así, por ejemplo, la perspectiva financiera no será la misma si pensamos tener familia o si no. De todos modos, cualquier circunstancia vital relevante debe ser tenida en cuenta, pues adelantarse a qué gastos vendrán en el futuro y en qué horizontes temporales ayudará a definir la estrategia de inversión.
Las cuestiones fundamentales a la hora de planificar las finanzas son:
- ¿Qué objetivos? O ¿qué cosas queremos lograr?.
- ¿Cuándo las queremos?
- Nuestra capacidad de generar ingresos
Con estos factores ya estaremos en situación de realizar cálculos y ver qué nivel de rentabilidad necesitamos de nuestro capital para cumplir con nuestros objetivos. Nos ayudará a estructurar una estrategia de ahorro e inversión alineada con nuestras necesidades y perfil de riesgo.
Equilibrio entre diferentes horizontes temporales
El ahorro siempre implica el sacrificio de consumo presente a cambio de poder tener más disponibilidad futura. Una inversión adecuada del capital en el presente, previsiblemente permitirá un consumo mayor en el futuro. Este fino equilibrio entre el consumo presente y futuro no es fácil de conseguir.
Un punto de equilibrio para vivir bien hoy y mañana
Los extremos no son deseables. Hay quienes gastan todo lo que ingresan, sin generar ningún ahorro y corren el peligro de no alcanzar sus metas futuras o sufrir situaciones adversas complicadas en caso de emergencia. Por otro lado, las personas que ahorran en exceso durante el presente, corren el riesgo de no disfrutar los momentos actuales.
Cada uno debe encontrar la respuesta adecuada a este difícil equilibrio. Se trata de la combinación exacta para vivir más a gusto el presente y el futuro, una fórmula única que sea óptima para él y sus circunstancias.
El gran enemigo del ahorro: la inflación
El dinero ahorrado es una cifra segura, no varía. Solo si encontramos alguna cuenta remunerada o depósito podemos sacar algunas décimas de rentabilidad. No es suficiente ante el gran enemigo al acecho: la inflación.
En un contexto inflacionario las cosas suben de precio y cada vez cuestan más. O lo que es lo mismo, el dinero pierde poder adquisitivo. Lo que no hace unos años comprábamos por 100€, ahora necesitamos 110€, por ilustrarlo con un ejemplo muy simple.
La alternativa es la inversión. La inversión suele tener características de volatilidad y, por supuesto, riesgo. Quiere decir que el valor de la inversión sube y baja, y que es posible que ganemos dinero, pero también es posible perder. De ahí que entender bien la naturaleza de los distintos tipos de activos de inversión es fundamental para formar una cartera que nos permita alcanzar objetivos.
Qué tipo de inversión elegir
Históricamente la renta variable es el activo más rentable. Más que la renta fija, y mucho más que el dinero que, como hemos visto, pierde su poder adquisitivo con el paso del tiempo por el impacto de la inflación. ¿Por qué entonces no todo el mundo invierte todo en renta variable? Precisamente por la incertidumbre y volatilidad asociada.
Largo plazo
Antes de invertir en cualquier activo, es importante que entendamos su naturaleza y por tanto el tipo de rentabilidad y volatilidad que podemos esperar, así como los horizontes temporales en los que tiene sentido invertir en él. Como hemos comentado, la renta variable es históricamente el activo más rentable, pero esto es cierto si miramos horizontes temporales largos. Dicho de otro modo, si queremos invertir nuestro dinero para la jubilación para la que faltan décadas, probabilísticamente es interesante asignar una parte importante del capital a renta variable.
Corto plazo
Sin embargo si necesitamos invertir un dinero que sabemos que vamos a necesitar en unos meses, probablemente deberíamos mantenernos alejados de la renta variable, ya que cualquier turbulencia puntual en el mercado puede hacer que nuestra cartera valga menos cuando retiremos el capital.
Establecer un proceso de inversión coherente con los objetivos
Uno de los factores que más favorecen el éxito a largo plazo de una estrategia de ahorro e inversión es la implementación de un proceso adecuado y automático. Los humanos somos seres de rutina, y establecer buenos hábitos es uno de los factores clave en el éxito.
Ahorro e inversión sistemáticos
Si pretendemos acumular un buen patrimonio para nuestra jubilación, por ejemplo, una de las recetas que mejores probabilidades de éxito tiene es el ahorro e inversión constantes y sistemáticos. Con el paso del tiempo el efecto del interés compuesto jugará a nuestro favor y, a pesar de las fluctuaciones puntuales del mercado, si mantenemos el rumbo obtendremos buenos resultados.
Sean cuales sean los objetivos financieros, la implementación de un buen plan, seguido de la ejecución adecuada y sistemática hará que conseguir metas sea más fácil.
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