¿Existe alguna inversión sin riesgo?

Una vez que tenemos un capital ahorrado y estamos dispuestos a invertir, el inversor se enfrenta a muchas dudas. Gran parte de ellas derivan de la incertidumbre producida por el riesgo que conlleva cualquier inversión. Buscar una inversión sin riesgo es un ejercicio inútil ya que cualquier tipo de inversión conlleva algún tipo de riesgo.

Lo mejor que podemos hacer como inversores es comprender los diferentes tipos de riesgo que pueden afectar a nuestra cartera de inversiones, e implementar una estrategia que concuerde con nuestro perfil inversor.

Por supuesto que existe una diferencia importante con respecto al riesgo entre un tipo de inversión y otra. Pero debemos tener claro que el concepto de inversión sin riesgo es equívoco.

Las inversiones son arriesgadas per se

Cuando los inversores hablamos de “riesgo”, normalmente nos referimos a la variabilidad que puede existir en nuestro retorno y rentabilidad. Al invertir en una empresa, comprando sus acciones, no existe ninguna garantía de que volveremos a ver el dinero invertido. Y menos todavía que obtengamos un beneficio. Tal vez tengamos seguro el pago de un dividendo, pero aún así no hay un beneficio asegurado ya que el precio de la cotización podría caer considerablemente. Incluso a cero, en algunos casos extremos de quiebra de la empresa. Esto hace que invertir en acciones sea considerado en general arriesgado, y por tanto implica un riesgo elevado.

Igualmente existen inversiones consideradas de bajo riesgo, como puedan ser la renta fija, las Letras del Tesoro, los depósitos remunerados, etc. En estos casos, el riesgo no consiste tanto en la pérdida del capital inicial, como en el riesgo de que, tras tener en cuenta la inflación, el retorno obtenido haya mantenido nuestro poder adquisitivo. Por tanto el “no riesgo” supuesto a este tipo de inversiones, en la práctica nos puede conducir a la pérdida de poder adquisitivo. Esto es un tipo de riesgo del que los inversores también debemos ser conscientes. Sobre todo a largo plazo, ya que es cuando sus efectos son más visibles y perniciosos.

Una enorme variedad de riesgos

Tanto si decidimos invertir en renta variable, como en renta fija, como en activos inmobiliarios, materias primas, etc. siempre hay una cantidad considerable de riesgos a tener en cuenta. En cualquier momento los gobiernos pueden cambiar las reglas del juego y sus políticas, influyendo en nuestras inversiones. Los gustos de consumidores también son volátiles, y lo que en un periodo puede ser muy rentable, en otro puede no venderse.

Hay toda una gama de riesgos relacionados con el impacto que una divisa puede tener en nuestra cartera de inversiones. Ni siquiera es necesario que tengamos acciones extranjeras para sufrir este tipo de impacto. Muchas de las grandes empresas españolas tienen gran parte de su negocio en el extranjero, y por tanto las divisas impactan sus ingresos y resultados empresariales.

Los tipos de interés son otro de los factores que frecuentemente preocupan, y con razón, a los inversores.

Una herramienta importante: La diversificación

Las inversiones conllevan siempre un riesgo, como hemos visto. Una de las formas más interesantes de controlar el riesgo es mediante la diversificación. Al diversificar nuestra cartera y no concentrar todo nuestro dinero en pocos activos, cuando uno obtiene malos resultados probablemente a otro le vaya bien y se equilibre el resultado conjunto. La diversificación es una herramienta contra la volatilidad de nuestra cartera de inversiones.

Sé consciente de tu nivel de tolerancia al riesgo y la volatilidad

Aunque la diversificación puede ayudar y suavizar una parte considerable de la volatilidad de nuestra cartera, cada vez más hay una correlación fuerte entre los diversos mercados del mundo. La crisis del 2008 sirvió para darse cuenta de que en momentos de miedo, pánico e incertidumbre todos los mercados se ven impactados de forma negativa.

Teniendo en cuenta que la diversificación sólo puede amortiguar parte de la volatilidad de nuestra cartera de inversiones es importante tener en cuenta nuestra tolerancia al riesgo. Invertir en sintonía con ello nos evitará grandes problemas.

Si somos el tipo de persona que no logra conciliar el sueño en periodos de volatilidad de los mercados, tenemos una tolerancia baja al riesgo. Lo mejor que podemos hacer en esa circunstancia es invertir en activos menos volátiles y más seguros. A largo plazo probablemente obtendremos una rentabilidad ligeramente menor, pero seremos capaces de mantenernos firmes a nuestra estrategia de inversión.

Conclusión

No existe una inversión sin riesgo. Al invertir nuestro dinero siempre nos exponemos a algún tipo de riesgo, aunque sólo sea la potencial pérdida de poder adquisitivo con el paso del tiempo. Debemos ser escépticos si nos presentan la oportunidad de “invertir sin riesgo”, y hacer un esfuerzo por comprender mejor las implicaciones de nuestras decisiones de inversión.

 

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