Una de las experiencias vitales más importantes es tener hijos, algo que supone una enorme alegría para una familia y que muchas veces se busca con ahínco. Pero, antes de tener un hijo habría que tener muy clara una cosa: también supone un gasto significativo. ¿Cuánto cuesta educar a un hijo?
Es habitual que las parejas planeen lo máximo posible el momento de convertirse en padres, sobre todo en función de su situación económica. Porque criar a un niño no es nada barato, y si se quiere hacer con la mejor calidad de vida, hay que afrontar un importante desembolso.
No se trata de un gasto baladí: prepárense para gastar -o mejor dicho, invertir-, miles de euros. Incluso cientos de miles. Según un estudio de la Confederación Española de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios (Ceaccu), desde que nace hasta los 18 años, habría que desembolsar entre 115.500 y 354.300 euros, en función de la educación que se le dé y los diferentes estilos de vida que pueden llevar.
Plan de ahorro (o pre-ahorro) bebé
Cuna, cochecito, ropa, pañales, biberón, bañera… La lista de cosas de las que hay que hacerse acopio antes de que nazca un bebé es interminable. Más incluso en plena era tecnológica, cuando cada día lanzan nuevos aparatos electrónicos dedicados a la infancia.
Aunque los primeros años del bebé no son los más costosos, ya que lo tenemos en casa y su principal ‘ocupación’ es comer, dormir y crecer. Lo más gordo viene cuando empiezan a estudiar. Ahí ya se suman libros y material escolar, además de ropa nueva y numerosas necesidades que van surgiendo.
Aunque en España, por suerte, tenemos un importante sistema de educación pública hasta los 18 años, escolarizar a un hijo no es barato. Sobre todo, porque a los estudios comunes se suelen sumar clases particulares, extraescolares, deportes y demás que requieren más dinero.
Igualmente, hay que dotarles de toda la aparatología tecnológica que los niños demandan ahora. Tablets, portátiles, pizarras electrónicas… Un sinfín de cosas que no son, desde luego, baratas. Y lo peor viene en la época universitaria.
La subida de las tasas de estudios universitarios de hace unos años pronto se hizo notar. Incluso ocasionando que, lamentablemente, muchos jóvenes no pudieran seguir estudiando.
Ante este panorama, es evidente que conviene hacer un plan de ahorro que permita ir cubriendo esas etapas de forma holgada, sin que ello suponga un contratiempo para la familia o, directamente, que no se pueda asumir, hipotecando el futuro de nuestros hijos.
Por ello, conviene pasar a la acción cuanto antes. Porque de una manera organizada y sin grandes esfuerzos, se puede conseguir. Apunta estos consejos:
- Cuenta de ahorro: una vez que la pareja tenga claro que en el futuro quiere tener un hijo, es aconsejable abrir una cuenta en la que mensualmente se vaya depositando dinero de cara a la llegada de un bebé. Sin plazos, sin prisas, pero estableciendo una cuantía que sea constante. De este modo, cuando llegue el niño -aunque sea mucho más adelante-, ya habrá un colchón para sus gastos.
- No tirar el dinero: reutilizar. Antes de que nazca, conviene testear entre familiares y amigos que ya hayan tenido hijos qué cosas se pueden heredar, pues podría suponer un importante ahorro. Si nos prestan la cuna, el carrito o ropa, podremos ahorrar una buena cantidad en algo que, al poco tiempo, ya no se usará. O, de no ser así, una vez usado, guardarlo por si vienen más hijos.
- Ayudas estatales: no debemos pasar por alto las ayudas que el Estado da a los padres. Aunque suponga un tedioso trámite burocrático, pues siempre viene bien esa ayuda económica, por pequeña que sea. En este sentido, conviene informarse muy bien y preguntar en las administraciones -central y autonómica- qué ayudas hay disponibles.
- Autocontrol: cuando tenemos un hijo siempre queremos darle lo mejor, sin importar lo que cueste. Y esto puede ser un error. Porque muchas veces compramos cosas muy costosas que apenas usan, un dinero que se podría guardar para cuando realmente sea necesario -en la época estudiantil-. Por ello, en vez de llenarles de caprichos, a la larga, es más útil enseñarles el valor del dinero.
- Becas: en colegios públicos o privados, los niños siempre pueden beneficiarse de algún tipo de beca de estudio, así que igualmente conviene informarse bien. Sobre todo las familias numerosas, que tienen importantes descuentos en multitud de cosas. No lo dejes pasar por alto.
- Inversiones financieras: no es ninguna locura contratar algún instrumento financiero que nos de rentabilidad para la educación de nuestros hijos. De hecho, en Estados Unidos es muy común, ya que allí la educación es privada y muy costosa. Contratar un fondo de inversión o invertir en bolsa puede ayudar a aumentar esos ahorros y que podamos llegar a la Universidad con mayor holgura.
Hay que tener en cuenta que vendrán otros gastos inesperados que probablemente rompan cualquier plan previo. Por ello, conviene permanecer alerta y procurar no malgastar, para que criar a nuestros hijos sea un placer y no un martirio económico.