Con el transcurso de la Gran Recesión de la que aún estamos tratando de salir completamente, adquirió cierta fama el capítulo 11 de la Ley de Quiebras estadounidense. Este capítulo permite acogerse a él a las empresas con problemas financieros, para poder reestructurar su deuda y no verse abocadas a la desaparición.
Hay otro capítulo relacionado con este, el 7, que regula la quiebra por liquidación (cuando la empresa ya no puede continuar y se ve obligada a cerrar), mientras que el capítulo 13 se aplica a los particulares.
Cómo funciona el Capítulo 11
En muchos casos, la declaración del Chapter 11 no supone la pérdida de la gestión de la empresa, sino que puede ser administrada por las mismas personas que la dirigían hasta el momento. La idea es que pueda sanearse y renacer de sus cenizas (algo muy típico del espíritu norteamericano). O, en todo caso, implica una suerte de destrucción creativa que permite regenerar el tejido empresarial, separando a las empresas viables de las que no lo son.
El proceso comienza por establecer claramente el detalle de los activos y pasivos de la compañía y presentar un plan de viabilidad, que puede llevar a la empresa a ser troceada para desprenderse de áreas no rentables o que no tengan que ver con el negocio principal de la sociedad.
Una vez que la empresa ha ejecutado este plan de viabilidad, puede ser que logre salir de nuevo a flote y siga funcionando con normalidad, o que finalmente no lo consiga, con lo cual pasaría al capítulo 7 (liquidación de la compañía).
Qué empresas se acogieron a esta normativa
Dos de los tres gigantes norteamericanos del automóvil, General Motors y Chrysler, adoptaron esta medida (el otro, Ford, se salvó por poco).
En el mundo de las compañías aéreas, también ha sido bastante común, entre ellas (casi) todas las más conocidas: US Airways, United Airlines, Northwest, Delta Airlines, Continental… Uno de los casos más famosos fue el de la otrora gran compañía Pan Am, que finalmente no logró superar la situación de crisis, desapareciendo en 1991.
Recientemente, el gigante juguetero Toys ‘R’ Us también ha solicitado acogerse a la protección del Capítulo 11 para poder refinanciar su deuda y reestructurar su negocio.
Cómo funciona en España
En nuestro país, la Ley Concursal tiene un funcionamiento parecido. Con ella, se pretende garantizar la continuidad de las empresas económicamente viables que pasan por dificultades transitorias.
A través de esta ley se puede iniciar el proceso mediante un preconcurso durante el cual el deudor tiene tres meses para negociar con sus acreedores, continuando al mismo tiempo con su actividad. Con el preconcurso se trata de obtener una mejor negociación de las deudas de la empresa antes de llegar a la situación concursal propiamente dicha.
Cuando se llega a la situación de concurso, igualmente se trata de buscar la viabilidad de la compañía, y de la misma manera que en el caso del Chapter 11, se ve cuáles son los activos y pasivos de la empresa, su plan de negocio, sus flujos de tesorería, etcétera, y se trata de establecer un plan de pagos a esos proveedores.
El plan de pago suele consistir en un alargamiento de los plazos de pago, una reducción de la deuda a pagar, o una combinación de ambas medidas.
En España, la Ley Concursal no ha funcionado tan bien como en otros países, principalmente porque en muchos casos se ha esperado demasiado a solicitar esta situación, cuando la empresa ya no era viable.