Destrucción creativa, otra manera de explicar el capitalismo

Una de las características de los mercados y la economía en general es la recurrencia de períodos de crecimiento seguidos de periodos de recesión o viceversa. La economía es cíclica. Siempre lo ha sido, siempre lo será.

Muchos economistas han dedicado su vida y obra a intentar entender bien este fenómeno con la intención de poder paliar los efectos devastadores de las recesiones. Sin embargo no todos los economistas están de acuerdo en que haya que intentar por todos los medios evitar los periodos de recesión. Un reducido grupo de economistas en el S.XX, procedentes de la escuela Austríaca, argumentaron a favor de lo que se ha venido a conocer como la destrucción creativa.

 

¿Quién fue Joseph Schumpeter?

Nacido en 1883 en la República Checa, pronto emigró a Viena. Allí estudió en la universidad y tras una carrera brillante ejerció de profesor de economía y como ministro de economía de Austria tras la Primera Guerra Mundial. Tras huir a América en los años 30 debido a la persecución nazi, fue nombrado profesor de economía en Harvard, influenciando a toda una generación de economistas. La expresión destrucción creativa fue popularizada por Schumpeter en su libro Capitalism, Socialism and Democracy con la siguiente frase:

“El proceso de mutación industrial … revoluciona incesantemente la estructura económica desde dentro, destruyendo constantemente las estructuras antiguas, creando constantemente nuevas… Este proceso de destrucción creativa es la esencia del capitalismo”

 

¿Qué es la destrucción creativa?

La destrucción creativa es el proceso mediante el cual las empresas que no son capaces de innovar y mantener relevancia tienden a desaparecer, dejando sitio a las empresas innovadoras que mejor se adaptan a las necesidades de los consumidores.

¿Cómo funciona?

Las economías no progresan de manera lineal sino que sufren ciclos. Durante la época expansiva de crecimiento los consumidores tienden a gastar más y recurrir más a dinero prestado, ya que confían en que el futuro continuará siendo tan bueno como el presente. Schumpeter argumentó que esto lleva a las empresas a ser ineficientes e incluso a la creación de empresas que no hubieran existido en condiciones menos favorables.

Igualmente, en la época de recesión los consumidores gastan menos y las empresas ineficientes quiebran. Aunque esto produce muchos problemas en el corto plazo, también obliga a los inversores a destinar su capital de forma más eficiente. Bajo el punto de vista de Schumpeter, aquellos inversores que han realizado malas inversiones aportando dinero a empresas no eficientes deben sufrir las consecuencias de sus malas decisiones para que el sistema funcione de manera correcta.

 

Conclusión

Aunque es muy difícil determinar si la destrucción creativa hace más daño que bien, la evidencia empírica señala que esta dinámica ha estado siempre presente en la economía. Los inversores ignoramos este hecho a nuestra propia cuenta y riesgo. La moraleja para inversores es mirar bien en qué actividades se invierte el dinero e intentar que sea un uso productivo del capital. Para las empresas y otros agentes económicos las lecciones de Schumpeter son de gran importancia. En la actividad económica hay que renovarse o morir.