Ahorrando en familia: los métodos de ahorro más divertidos

Los que revisamos la economía doméstica regularmente sabemos la importancia del ahorro. Hemos aprendido cómo salir de situaciones desfavorables y creemos a ciencia cierta que el ahorro es la mejor fórmula para avanzar durante el año de forma desahogada. Para no ser los únicos ahorradores en casa, vamos a incentivar a toda la familia con los métodos de ahorro más divertidos.

A estas alturas sobra decir que el ahorro en sí mismo es aburrido. Guardar dinero hoy para usarlo mañana no es una conducta sencilla, especialmente para los más jóvenes, que en ocasiones no son capaces de apreciar cuánto cuesta conseguir el dinero disponible en casa. Para que todos aporten al ahorro doméstico, para transmitir conciencia ahorradora, para que el ahorro sea un objetivo común y un logro para toda la familia, a continuación en el blog de Self Bank, proponemos las siguientes técnicas:

Bote común

En todos los métodos propuestos se vuelve imprescindible un lugar físico donde guardar los ahorros. Aunque la cuenta en el banco es la forma más cómoda si hay varios miembros con ingresos, en otros hogares el gracioso cerdito de barro, un libro hucha secreto, o una segurísima caja de caudales serán mucho más atractivos para los más pequeños.

El objetivo del año

Unas vacaciones en la playa, unos días en un parque temático, un viaje en autocaravana o un buen equipo de cine en casa. Son ideas que gustan a toda la familia, ¿pero quién las paga? Aprovechando la ilusión generada a medio o largo plazo, si todos aportamos en la medida de nuestras posibilidades a un fondo común, cuando llegue el momento no supondrá tanto esfuerzo económico y toda la familia sentirá que ha logrado el objetivo en su conjunto.

El reto del ahorro

A modo de juego, desafiándonos toda la familia con pequeños retos en un corto período de tiempo, contribuiremos indirectamente sobre el ahorro familiar. Algunos ejemplos:

–          Seguir recetas de Internet para aprovechar los ingredientes que hay en la despensa sin pasar por el supermercado.

–          Una tarde de sábado en familia por X euros.

–          Un domingo pasándolo bien sin gastar más que un día de diario.

–          Ver quién junta más en su hucha de aquí a verano.

–          O retos especiales de ahorro, como el de los treinta días, o el 50-30-20, pero llevados en familia.

Mal hábito, más ahorro

Otro método curioso de ahorro en familia es tratar de corregir malas actitudes y ahorrar a la vez. Cada uno, por cuenta propia, o por recomendación de los demás, deberá mejorar alguna norma de conducta o comportamiento en casa. Algo así como “decir un taco te obliga a echar un euro a la hucha” o “utilizar el móvil durante las comidas”, o cualquier otra actitud que se pueda mejorar.

Vender antes de comprar

En fechas señaladas como Navidad o rebajas la fiebre de las compras se instala en casa. Entonces, discernir entre lo deseado y lo necesario parece difícil pero, ¿y si probamos con la regla de vender antes de comprar? Hoy día comprar y vender cualquier objeto es extremadamente fácil con aplicaciones como Wallapop, Vibbo o Plaza. Si somos capaces de transformar objetos en efectivo y ese efectivo invertirlo en compras necesarias, indirectamente, estamos ahorrando.

Competición ahorradora

La competitividad motiva a todos, no hay duda. Sin agobiar a nadie, si cada uno mide su capacidad de ahorro en una hucha independiente, o si somos capaces de registrar cuánto ahorra cada uno de forma proporcional a su nivel de ingresos, es muy probable que en la fecha que hayamos establecido el bote común acumule una buena cantidad de euros.

El impuesto al hobby

Si fuera el gobierno quien creara este impuesto nos llevaríamos las manos a la cabeza. Pero si somos nosotros mismos quien lo instauramos en el seno familiar, nos ayudará a ahorrar, a la vez que disfrutamos de nuestro tiempo libre practicando ese hobby que tanto nos gusta. Es decir, cuando gastemos X euros en nuestra afición, tendremos que aportar un porcentaje al bote común.

La hucha en el lugar más oportuno

Una hucha es la forma más tradicional de ahorro, pero no solo por su capacidad de almacenar euros en su interior, sino por transformarse en un icono, en un símbolo del ahorro. En este sentido, ubicarla en un lugar clave en casa es fundamental. En la cocina, en el escritorio, en la entrada, al lado de donde ponemos la cartera, donde las llaves, etc. El lugar más oportuno  es aquel que nos recuerda que nos hemos marcado el propósito de ahorrar y que se puede empezar o retomar con algo tan simple como echar un euro en la hucha.

Hucha transparente

Siguiendo con el método anterior, para incentivar su uso, sería conveniente poder ver su interior sin necesidad de contar cuánto hay ahorrado, y así, de forma aproximada, calcular si hay poco o mucho. A medida que llenamos una hucha o un bote de cristal vamos viendo realizarse nuestro objetivo. De igual manera que cuando cobramos los intereses de nuestro depósito, o alcanzamos una cierta cantidad de ahorro en la cuenta bancaria.

Reto de los 50 céntimos

Sin dejar de lado la hucha común, otra opción de ahorro sinérgico consiste en fijar la regla de que toda moneda de cincuenta céntimos (o cualquier otro importe) que caiga en nuestras manos debe ir al bote familiar. Crear el juego de recibir una moneda de poco valor pero que va engordando el cerdito es divertido y, a la larga, útil para ahorrar.

Presupuestar, y ahorrar lo que sobra

Quizá no sea operativo realizar este método a diario, pero sí para un día de vacaciones, para un sábado o para un fin de semana completo. Consiste en calcular cuánto vamos a gastar en familia durante un período de tiempo y cuando éste transcurra comprobar cuánto ha sobrado y directamente añadirlo al bote común. Si utilizamos varias formas de pago puede ser más complicado, pero si registramos los gastos con la misma tarjeta o usando solo efectivo, el excedente a ahorrar se verá clarísimo.

Como sería imposible que una única persona estuviese al frente del timón del ahorro familiar, seguir técnicas intuitivas y fáciles, o incluso juegos, puede ayudar a conseguir el objetivo de ahorro en las economías domésticas. Porque un juego o un reto de ahorro en casa, es una ayuda para nuestras finanzas.