Cuando compramos una acción estamos comprando parte de un negocio. Y no todos los negocios son iguales. Cada negocio, cada empresa y cada sector tiene sus peculiaridades, ciclos y características. No deberíamos tener las mismas expectativas al comprar una acción de Telefónica, que una acción del Banco Santander. El éxito inversor requiere un enfoque adecuado a la realidad de cada negocio. Hay negocios en crecimiento, negocios maduros, negocios cíclicos, negocios en crisis… Todos pueden ser buenas o malas inversiones, dependiendo del precio que paguemos por ellos, nuestras expectativas y la estrategia seguida.
La supremacía de las empresas tecnológicas
Si miramos las grandes empresas cotizadas, vemos que cada vez hay más empresas tecnológicas en las primeras posiciones. Donde antes reinaban empresas clásicas, como General Motors, o General Electric, ahora destacan otras como Google, Apple o Facebook. Hasta el punto que, en los últimos años, hemos incorporado a nuestro vocabulario un término para representar el auge de este sector: las empresas FAANG.
FAANG es un acrónimo de las cinco empresas más populares del sector tecnológico del mercado estadounidense: Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google. La capitalización conjunta de estas empresas se mide en billones de dólares. Algunos analistas argumentan que vivimos una verdadera burbuja del sector tecnológico, pero la realidad es que estas empresas generan beneficios abundantes y forman parte de nuestros hábitos de consumo en el día a día. Esta es una gran diferencia con la llamada burbuja punto.com de finales de los años noventa del siglo pasado, donde las valoraciones de las empresas tecnológicas estaban ancladas en promesas y expectativas de beneficios, y no basadas en beneficios reales.
¿Hasta dónde llegará la expansión económica de las empresas tecnológicas?
Tal es la predominancia de las empresas tecnológicas en los últimos años, que muchos auguran su dominio total sobre la economía del futuro. Sin embargo, ¿realmente tiene sentido para estas empresas abarcar tanto? La realidad es que desde el punto de vista de una empresa, cuando el negocio ya es muy rentable, no siempre interesa dedicar recursos y energía a perseguir otras actividades menos lucrativas.
Toda empresa utiliza los recursos que obtiene, tanto de financiación externa, como los beneficios retenidos, para invertir y ampliar su cifra de negocios. El objetivo de la mayoría de empresas es crecer y ampliar su volumen de ventas. Sin embargo hay actividades que tienen márgenes mejores que otros. Una de las características de las empresas de nuevas tecnologías es que son muy eficientes en el uso de su capital. No necesitan construir grandes fábricas, ni disponer de multitud de activos inmobiliarios. Tampoco necesitan de grandes maquinarias. Son capaces de generar buenos retornos sin necesidad de realizar multitud de inversiones en activos físicos. Todas estas características hacen que sus márgenes de beneficios sean más elevados que las de otros negocios.
El profesor de finanzas de Nueva York, Aswath Damodaran, nos ofrece datos interesantes sobre los estados financieros de las empresas cotizadas norteamericanas vistas en conjunto. Veamos algunas cifras concretas correspondientes a márgenes operativos que han obtenido diversos sectores en 2019 y que nos pueden servir como referencia:
Sectores que presentan márgenes operativos bajos:
- Empresas automovilísticas: 2%.
- Empresas de materiales de construcción: 5%.
- Empresas retail: 2%.
Sectores que presentan márgenes operativos altos:
- Servicios de información: 28%.
- Semiconductores: 32%.
- Software: 18%.
Se observa que los márgenes de algunas de las empresas tecnológicas son mucho más elevados que los de otras industrias clásicas. Así que, desde este punto de vista, no tendría ningún atractivo para las empresas tecnológicas entrar a realizar la competencia a empresas en otros negocios de menor retorno sobre el capital invertido.
Por tanto, siempre y cuando sean capaces de aumentar su volumen de negocio sin deteriorar sus márgenes, lo más interesante para las tecnológicas sería seguir invirtiendo y continuar con las actividades que ahora realiza: son más lucrativas y además, en ellas acumulan mayor experiencia.
¿Qué estrategia es mejor para que una empresa logre amplios beneficios?
No hay una respuesta fácil. Evidentemente, todas las empresas desean tener los márgenes de beneficios más elevados posibles. Sin embargo, en el mundo capitalista el éxito atrae a la competencia. Cuando un negocio es muy rentable, no suele tardar mucho tiempo en aparecer la competencia y los márgenes se erosionan hasta el punto del coste de capital. Las empresas que son realmente capaces de mantener durante mucho tiempo márgenes extraordinariamente altos poseen ventajas competitivas, y son la excepción.
Hay ocasiones en que es adecuado que una empresa persiga actividades con márgenes bajos. A cambio tendrá menos competencia y, si hace su labor de manera eficiente, será capaz de obtener retornos dignos para sus dueños y accionistas.
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