TRAMPA DE LIQUIDEZ

Trampa de liquidez: tipos al 0% y política monetaria que ya no sirve

En los siguientes párrafos vamos a comprender perfectamente qué es trampa de liquidez, una situación de bloqueo como la que vive el Banco Central Europeo cuyas políticas expansivas ya no tienen tanto efecto.

Desde que empezó la crisis de finales de 2008 el BCE no ha dejado de inyectar liquidez a los bancos para reavivar la economía europea. Basta con observar la evolución de los tipos de interés, que se redujeron un 3% en solo seis meses desde el inicio de la crisis y, que salvo el período entre julio y noviembre de 2011, no han parado de bajar, estancándose en el 0% desde marzo de 2016.

Los tres tipos de interés que toca el BCE cada seis semanas

Para abordar el tema con más propiedad, conviene recordar los tres tipos de interés que ajusta el BCE para llevar a cabo sus políticas en la zona euro cada mes y medio (seis semanas), tras estudiar la situación monetaria y económica:

  • Tipo de interés de operaciones principales de financiación: es el porcentaje que pagan los bancos por los préstamos que les hace el BCE a una semana. Cuando los medios hablan del tipo de interés, o del precio del dinero, se suelen referir a esta referencia. Concretamente, hasta mediados de 2019 se mantiene al 0%.
  • Facilidad marginal de crédito: tipo de interés que pagan los bancos al BCE para obtener financiación a un día (préstamos a un día). A mediados de 2019 era del 0,25%.
  • Facilidad marginal de depósito: cuánto paga el BCE a los bancos por depositar en él un día su dinero. Desde junio de 2014 mejor podría llamarse “dificultad marginal de depósito” puesto que el BCE ya no paga, sino que cobra a los bancos por depositar su dinero, con el objetivo de que el dinero se mueva. A mediados de 2019, un tipo anual del -0,40% .

¿Qué es trampa de liquidez?

Aunque el escenario era muy distinto al actual, cabe recordar que los bajos tipos de interés de la Gran Depresión de 1929 tampoco ayudaron a que remontase la inversión privada, sino todo lo contrario. Keynes bautizó esa situación como trampa de liquidez: las políticas monetarias dejan de servir porque los bancos no prestan dinero, las empresas no invierten y las familias no lo gastan. La trampa de liquidez provoca que los agentes prefieran tener su dinero líquido, ni invertido, ni prestado y así, sin que circule el crédito, sin movimiento, la economía no funciona.

Y aplicándolo a la eurozona, por mucho que el BCE baje los tipos, incluso a niveles negativos, la economía no termina de reactivarse: las reiteradas bajadas de tipos previas ya han perdido su golpe de efecto. Los ajustes tradicionales sobre los tipos de interés del BCE parece que ya no sirven.

En ese punto se entra en un bucle donde la economía se ralentiza y la solución pasa, según Keynes por aumentar el gasto público (políticas fiscales expansivas). Mientras que Krugman apunta directamente a estimular la circulación de dinero, con mayor inflación.

Préstamos condicionados para salir de la trampa de liquidez.

Pero si los bancos pueden pedir prestado al BCE casi gratis (0% o 0,25%), ¿por qué no se reactiva la economía? Pues porque el dinero que los bancos piden prestado al BCE no se transforma en créditos para empresas y familias, o si lo hace, es a cuentagotas, muy por debajo del nivel que demanda la economía.

Los expertos apuntan al carry trade como principal problema: los bancos piden prestado al BCE y, en vez de inyectarlo en la economía mediante créditos, lo invierten en activos, especialmente deuda pública. Después devuelven el préstamo al BCE y se quedan con el diferencial de la inversión.

Para incentivar que los préstamos fluyan hasta la inversión privada y salir de la trampa de liquidez, el BCE utiliza los préstamos condicionados a largo plazo (TLTRO), es decir, favorece a los bancos que incrementen su posición en créditos con tipos de interés todavía más reducidos y penaliza con un tipo superior a los que los reduzcan. En el último TLTRO que ha puesto en marcha el BCE (TLTRO III), los bancos podrán pedir prestado fondos correspondientes al 30% de sus créditos vivos a entidades no financieras.