España es uno de los países en los que más tarde comenzamos a pensar en la jubilación. ¡Si aún me quedan muchos años!, solemos pensar. Sin embargo, están surgiendo muchas voces que, en vista del déficit de la Seguridad Social y del pronunciado descenso de la hucha de las pensiones, aconsejan complementar la pensión pública con algún sistema de ahorro privado.
¿Cuál es la situación actual?
Según el Índice Mundial de Seguridad en Pensiones 2017, en relación a la eficacia de las políticas de jubilación, nuestro país ocupa el puesto 33 de los 43 analizados, lo que refleja que la situación del sistema dista mucho de ser ideal, y, además, es una tendencia que parece que no va a cambiar en los próximos tiempos.
Por su parte, el fondo de reserva español se ha reducido en los últimos años a menos de la mitad, rondando actualmente los 10.000 millones de euros. Al ritmo de bajada actual, se agotará en unos pocos meses, falta saber cuándo habrá una refoprma de pensiones que mejore la financiación del sistema.
Esto significa que no sólo puede haber problemas con las pensiones futuras, sino que, incluso las pensiones actuales pueden empezar a tener algún tipo de ajustes o recortes, si no se toman otras decisiones.
¿Qué ingresos voy a tener cuando me jubile?
Actualmente, la pensión media en España es de 916,6 euros al mes según el Ministerio de Empleo, una cifra que, sin ser muy alta, es más que suficiente para muchos jubilados (muchos trabajadores actuales la firmarían sin dudar).
Si estamos trabajando, al alcanzar la jubilación habitualmente sufrimos un recorte en nuestros ingresos, pasamos a cobrar menos de lo que lo veníamos haciendo. La tasa de sustitución (el porcentaje que supone la jubilación sobre lo que cobrábamos) se sitúa en España en el 82%, lo cual no es una mala cifra si la comparamos con otros países. Para ponerlo en perspectiva, se puede resaltar que la media de los países de la OCDE es del 63% y la media de los países de la Unión Europea es del 59%.
Pero además, puede haber otros cambios, como ya los ha habido en reformas anteriores, de manera que quizás sea necesario trabajar más de quince años para acceder a una pensión contributiva, o que, por ejemplo, se considere toda la vida laboral para el cálculo (a partir de 2022 se considerarán los últimos 25 años cotizados) lo cual reduciría la cantidad a cobrar para muchas personas.
Posiblemente, esta tendencia continuará en el futuro, de manera que las personas que hoy están comenzando su vida laboral apenas pueden confiar en lo que recibirán del Estado cuando se jubilen, quizás un 60% de lo que venían cobrando, quizás un 50%…
Pero entonces, ¿no voy a cobrar pensión?
De acuerdo con la opinión de determinados expertos en la materia, teniendo en cuenta la lógica y la tendencia seguida tanto en nuestro país como en otros de nuestro entorno, parece que va en el sentido de que:
- Habrá pensiones públicas, pero serán reducidas. Es decir, se va a cobrar algo, otra cosa es que sea suficiente.
- Será necesario (o, cuando menos, muy recomendable) complementar las pensiones con algún tipo de plan privado.
¿Es irremediable esta bajada de las pensiones?
Aunque la tendencia es a la baja, también es posible que, al igual que existe en otros lugares, se instauren (por ley, o por costumbre) sistemas que completen la pensión pública, desde la llamada mochila austríaca a aportaciones privadas de las empresas a planes de pensiones para los trabajadores.
Otra posibilidad es que el sistema de pensiones se financie no sólo con las aportaciones de los trabajadores, sino también a través de los impuestos.
Qué hacer para estar tranquilos con la jubilación
No sabemos qué va a suceder de aquí a treinta o treinta y cinco años, así que lo mejor es empezar a hacer algo ya para complementar la pensión de jubilación. Los posibles cambios que haya en la legislación no están en nuestras manos, pero lo que sí que lo está es empezar desde ya a ahorrar y a invertir para nuestro futuro.
Existen multitud de productos que nos pueden servir para ello, desde los propios planes de pensiones hasta otros productos menos conocidos como los Planes de Previsión Asegurados (PPA) o los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS), pasando por los Seguros de Vida.
Cada producto tiene unas características diferentes: una fiscalidad, una rentabilidad, un riesgo, unas comisiones… Analízalo bien, y escoge tu opción (en nuestro blog puedes encontrar algunas pautas para elegir entre dos inversiones), pero, ante todo, ¡empieza ya!