Uno de los problemas que más preocupa a los españoles es el desempleo. Llevamos varios años con unas cifras superiores al 20% de la población activa, pero, además, tradicionalmente el desempleo en nuestro país es superior al de otras naciones de nuestro entorno. ¿Por qué sucede esto?
¿Cómo se mide la tasa de desempleo?
Una de las primeras cuestiones a dilucidar es cómo se calcula la cifra. En España se utilizan dos indicadores distintos, por una parte, la Encuesta de Población Activa (EPA), elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y por otra el paro registrado en las oficinas del Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).
La EPA es una encuesta que se realiza a unas 65.000 familias por trimestre (unas 200.000 personas) y considera parados a las personas de 16 o más años que durante la semana de referencia han estado sin trabajo, disponibles para trabajar y buscando activamente empleo.
Por su parte, el SEPE únicamente contempla a las personas inscritas como demandantes de empleo en sus oficinas (por lo tanto, aquellos parados que no estén anotados en estas listas, no están incluidos). Además, excluye a las personas que estén realizando un curso de formación del SEPE, a los que cobran el subsidio agrario y a los que buscan su primer empleo y están estudiando.
Por lo tanto, puede haber personas que están desempleadas y buscando trabajo (figurarían en la EPA), pero que no están inscritos en el SEPE, y viceversa, personas que, estando anotadas en el Servicio Público Estatal, no son desempleados a efectos de la EPA, porque no buscan activamente trabajo (un ejemplo de esto serían los prejubilados: están apuntados, para poder cobrar las prestaciones, pero no buscan activamente un empleo).
Estas diferencias en las metodologías provocan que a julio de 2016 en España hubiera 3,7 millones de parados según el SEPE, mientras que la Encuesta de Población Activa contemplaba en torno a 4,7 millones.
¿Por qué hay diferencias entre países?
Una de las causas por las que los países muestran diferencias podría ser la que acabamos de ver, la forma de cuantificarlas. Mientras algunas naciones rozan actualmente el pleno empleo, a España le cuesta bajar del 20%. No obstante, esta explicación no es suficiente si nos comparamos con otros integrantes de la Unión Europea, ya que el Eurostat armoniza los datos.
La Tasa Natural de Desempleo (en inglés se suele utilizar el término NAIRU, Non-Accelerating Inflation Rate of Unemployment, o Tasa de desempleo no aceleradora de la inflación) es aquella que se corresponde con la producción potencial de una economía. Por una parte, siempre hay “parados circunstanciales”, es decir, personas que cambian de empleo o se van incorporando al mercado de trabajo. Pero, además, existe una relación entre desempleo e inflación, determinada por la curva de Phillips, de manera que si la tasa de paro bajase de ese nivel, la inflación podría dispararse.
Actualmente, la tasa de desempleo española dobla la de la zona Euro (aproximadamente, el 20% contra el 10%), pero, además, parece incapaz de bajar tanto como otros países, puesto que, en la época de más bonanza, solo fue capaz de descender hasta el 8%. ¿Por qué sucede esto?
No existe una única causa para explicar este paro estructural pero, entre otras cuestiones, se pueden citar el elevado peso que ha tenido tradicionalmente el sector de la construcción en la economía (ligado a la preferencia mayoritaria de los españoles por una vivienda en propiedad), el elevado porcentaje de economía sumergida (que, por una parte, hace que muchas personas figuren como desempleadas aunque realmente trabajan y, por otra, reduce la recaudación de Hacienda y, por tanto, la posibilidad de realizar políticas de empleo por parte de la Administración), el menor gasto en I+D+i, el peso de la industria en la economía, la productividad y el insuficiente tamaño de las empresas (estos dos últimos factores tienen que ver con la competitividad): según el Ministerio de Industria, el 95,8% de las empresas españolas son micropymes (de 0 a 9 empleados), frente a un 92,4% en la UE-28.