¿Se pueden poner impuestos a la nube?

Una transformación enorme en la forma en que usamos nuestros dispositivos tecnológicos, teléfonos móviles y ordenadores, está teniendo lugar. Cada vez más el uso de la nube y la transferencia de datos en todas las formas y formatos que nos podamos imaginar adquiere importancia.

Este sistema de acceder a datos y almacenamiento de forma remota, así como servicios derivados de ello, hace que cada vez más actividad teóricamente sujeta a impuestos se derive a zonas poco accesibles. Según un estudio del prestigioso KPMG Institute el mercado de computación en la nube ascenderá a más de 240 mil millones de dólares en 2020. Los estados y regiones en el que se localizan estas industrias se encuentran en una situación muy complicada. Tienen que soportar el problema de cómo llenar el vacío económico producido cuando bienes y servicios que antes generaban impuestos, se trasladen al mundo digital gracias a la nube.

Estas regiones castigadas reclaman un impuesto sobre la nube. ¿Pero es algo así posible? Las leyes imperantes reflejan un mundo de productos principalmente físicos, que se podían tocar, medir, cuantificar y localizar. Imponer impuestos sobre bienes y servicios que se transmiten mediante bits que no se pueden ver ni tocar y no conocen fronteras parece en ocasiones tarea imposible.

¿Por qué se necesitan impuestos sobre el cloud computing?

Muchas regiones en Estados Unidos están trabajando para aprobar legislación fiscal que permita gravar las actividades computacionales en la nube. En un momento de presupuestos ajustados de las administraciones se recurre a cualquier medida para aumentar la recaudación fiscal. Muchas de las empresas de cloud computing han sido causantes del declive de ingresos de otros negocios más tradicionales. Muchas de las condiciones económicas que han empujado a las empresas para adoptar sistemas computacionales en la nube como forma de ahorro de costes, son ahora las que empujan a buscar nuevas formas de fiscalidad.

Algunas regiones están centrando su mirada en el segmento conocido como SaaS (Software as a Service. Traducido: software como servicio). Este parece uno de los caminos más directos y fáciles a producir ingresos, pero no es el único. Uno de los peligros a los que se enfrentan las administraciones a la hora de legislar es el problema de las jurisdicciones. Unificar criterios al respecto a nivel estatal es muy complejo. A nivel global parece imposible llegar a un consenso fiscal al respecto, aunque es probable que con el tiempo se vayan alcanzando cierta clase de consensos.

Problemas a la hora de gravar la nube con impuestos

Una de las complejidades desde el punto de vista legal consiste en definir qué es el cloud computing y por tanto delimitar sus usos y características. La computación en la nube se caracteriza por ser una serie de redes informáticas sin fronteras. Por tanto si la localización de la nube no puede ser establecida con exactitud, ¿bajo qué jurisdicción legal se opera?

Un punto crucial en la discusión es si una empresa cuando compra un servicio de servidores está utilizando el espacio físico que ocupan los servidores. Y en caso afirmativo si este uso supondría el alquiler de propiedad personal tangible desde el punto de vista contable. Este tipo de diferencias y cuestiones son las que determinan la fiscalidad de una actividad. En el caso del cloud computing, no es simple establecer fronteras y parámetros claros.

Estados Unidos es el país actualmente más activo en este tipo de legislación y donde parece estar librándose con más intensidad esta batalla. En parte porque el sector tecnológico representa una parte enorme de su actividad económica nacional.

Consecuencias de la batalla legislativa sobre Cloud Computing

No estamos cerca de llegar a un consenso al respecto de la fiscalidad de la nube, y por tanto es previsible que las conversaciones y distintos puntos de vista se sigan produciendo. Las que fueron llamadas “leyes Amazon”, que intentaban solucionar el problema de la localización de los servicios a gravar, fueron recibidas con resistencia y no han terminado imponiéndose en todos los estados. Con toda probabilidad seguiremos viendo disputas legales al respecto.

De momento, la incertidumbre legal tiene consecuencias. Las empresas tienen muy en cuenta la fiscalidad a la hora de establecer sus negocios. Aunque de momento la discusión se está produciendo a nivel local en Estados Unidos, es previsible que en los próximos años se adopten medidas a nivel nacional e incluso internacional.

Los impuestos que se terminen estableciendo tendrán como siempre un impacto en el consumidor. Algunas empresas como Netflix ya han anunciado que añadirán el coste del impuesto a la tasa que cobra mensualmente a sus usuarios.

Conclusión

El cambio de modelo económico que se ha producido con el cloud computing todavía está produciendo efectos que no comprendemos en su totalidad a nivel económico. Una de las batallas que se están librando es la cuestión fiscal. No es fácil imponer impuestos a la nube, pero sin duda veremos aparecer todo tipo de fórmulas en los próximos años ya que cada vez representa una mayor parte de nuestra actividad económica.

 

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