Si compilamos las recomendaciones para 2023 de las principales casas de análisis internacionales vemos que todos esperan y recomiendan sobreponderar a la renta fija después de las subidas de los tipos de interés y teniendo en cuenta que el escenario macroeconómico implica riesgos elevados para la renta variable.
Y si nos centramos en el principal activo de los mercados, el bono estadounidense a diez años, uno de sus atractivos proviene de su estatus de activo tradicionalmente seguro, también para el caso de una posible recesión económica. Como podría ser el caso de 2023, hay muchos inversores interesados en la renta fija.
Ese es entonces el principal atractivo de la deuda, la seguridad que aporta a una cartera (poca volatilidad y rentabilidad garantizada) frente al de la bolsa (elevada volatilidad y rentabilidad no garantizada). Porque, con recesión, la economía no crece, las empresas ganan menos y suben menos en bolsa. En consecuencia, la rentabilidad que ofrece actualmente la renta fija, unida a su seguridad, hace que sea más atractiva en términos relativos que la renta variable.
¿Qué es la renta fija?
Entendemos como activos de renta fija las emisiones de deuda de las entidades públicas y empresas de todo el mundo, desde el conocido Treasury o bono estadounidense a diez años, hasta la emisión de cédulas de una empresa de mediana capitalización europea.
Por tanto, la renta fija es un préstamo que los inversores hacen a un estamento público o a una empresa durante un tiempo determinado y por el que cobran una rentabilidad bruta pactada.
¿Qué es la renta variable?
La renta variable es la compra de participaciones del capital de una empresa mediante acciones, lo que nos convierte en dueños de esa empresa. No siempre hay dividendos, por lo que muchas veces la rentabilidad solo se obtiene por la posible revalorización de esas acciones en la bolsa. Sus precios son muy volátiles (suben y bajan constantemente) y no garantizan la rentabilidad al final de un periodo.
Renta fija y renta variable, diferencias
La renta fija es un préstamo a una empresa y garantiza una rentabilidad (cupón) y la devolución del capital prestado.
La renta variable es la compra de una parte de la empresa y ni garantiza una rentabilidad por pagos periódicos (dividendos) ni la devolución del capital invertido, porque la empresa puede valer menos. Eso sí, la intención de invertir en renta variable es que el capital valga más pasado un tiempo.
Pros y contras de ambas
Para una cartera de inversión bien equilibrada, conviene tener una parte de deuda (renta fija) y una parte de bolsa (renta variable). La deuda puede llegar al 40%, para un inversor medio, y sería la parte defensiva de la cartera (bajo riesgo, pero baja rentabilidad). La de bolsa sería la parte arriesgada de la cartera (elevado riesgo, pero elevada rentabilidad) y supondría el 60% restante de esta cartera utilizada como ejemplo.
La idea de una cartera 60%-40% es la de equilibrar el potencial de mayor rentabilidad de la renta variable con la rentabilidad garantizada pero más moderada de la renta fija. Esos porcentajes se pueden variar en función del perfil de riesgo del cliente. Por ejemplo, un inversor joven puede tener un porcentaje superior en bolsa porque tiene tiempo para recuperar posibles fases bajistas del mercado.
Importancia en el rally fin de año 2022
El rally de fin de año es un patrón habitual en el que las bolsas tienden a subir las últimas semanas del año para maquillar un poco sus cifras. En 2022 empezó en el mes de octubre, pero se fue deteniendo por las últimas subidas de tipos de diciembre, los comentarios de los responsables de los bancos centrales y el resurgir de la pandemia en China.
¿Qué se espera para la renta fija 2023?
La renta fija depende mucho de los tipos de interés oficiales en las principales economías del mundo. Dado que la mayoría de los países occidentales están subiendo sus tipos, la rentabilidad de la deuda está al alza y se espera que proporcione más rentabilidad de la que ha estado ofreciendo los últimos años en que los tipos estaban muy bajos.
Así, las bolsas no subirán mucho si los tipos de interés se mantienen altos o siguen subiendo, pero sí lo hará previsiblemente la renta fija; por lo que será muy probable obtener más rentabilidad por menos riesgo invertidos en la renta fija. De hecho, en 2022 se llegó a hablar de un rally de Navidad, pero en la renta fija, algo poco habitual.
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