Redondeo sueco de los precios

El dinero en efectivo tiene un coste. La elaboración de las monedas y billetes, con todas las medidas de seguridad que incluyen, así como su vigilancia y transporte, suponen unos costes que algunos estudios cifran alrededor del 0,5% del PIB. Por ello, algunos países abogan por la desaparición del dinero en efectivo.

El caso de las monedas pequeñas, como las de 1 y 2 céntimos de euro, es especialmente claro, ya que el coste de fabricación supera al de su valor facial, y muchas personas descartan su utilización en la vida diaria. Según los cálculos de la Comisión Europea, la fabricación de todas las monedas de 1 y 2 céntimos en circulación ha costado aproximadamente el doble de lo que valen.

Esto ha llevado a la Comisión a hacer consultas a los Estados, Bancos, empresas y asociaciones de consumidores, para estudiar su eliminación (situación que ya se ha producido en algunos países, como Finlandia, Bélgica y Holanda). Algunas asociaciones de consumidores temen que su desaparición provocaría inflación, ya que los precios se redondearían siempre al alza. Para evitar esto, existe un sistema denominado redondeo sueco.

En qué consiste el redondeo sueco de los precios

Los importes se redondean a 5 céntimos, al alza o a la baja, dependiendo de lo cerca que estén del cinco y del cero. Es decir, Si termina en 1, 2, 6 y 7, el redondeo es a la baja; si el precio acaba en 3, 4, 8 y 9 se redondea al alza. Por ejemplo, si el importe es de 9,42, se redondeará a 9,40, y si fuese de 7,28, se redondeará a 7,30.

El redondeo se realiza siempre sobre el importe final, es decir, los precios individuales de cada producto no están redondeados, y además, sólo se aplica si se paga en efectivo (si se paga con tarjeta, transferencia, Paypal, etcétera, los céntimos se mantienen).

De esta manera se evita que todos los redondeos sean al alza y que se produzcan de manera generalizada (tal y como ocurrió, por ejemplo, con la transición de la peseta al euro), ya que lo único que se redondea es el importe global de la compra. Así, según la Comisión Europea, en los países que ya se ha implantado no ha ocasionado un aumento significativo de los precios.