¿Por qué nos vamos a jubilar más tarde?

El debate acerca de la edad de jubilación ya viene de lejos. Este límite se estableció en España en los 65 años, y durante mucho tiempo ha permanecido así. Sin embargo, la gran recesión que asoló la economía mundial obligó a los gobiernos a tomar muchas medidas económicas, y entre ellas, el retraso de la edad de jubilación. En España comenzó a aumentar desde 2013 un mes por año (dos meses, a partir de 2018), hasta alcanzar los 67 años, en 2027.

Aunque, en realidad, hablar de un retraso en la edad de jubilación no es exacto. En 2027, ¿será obligatorio jubilarse a los 67 años? No necesariamente.

Antes, para poder cobrar el 100% de la pensión, jubilándose a los 65 años, se pedían 35 años cotizados. Ahora, con el retraso de la edad de jubilación, se va aumentado también el tiempo de cotización, de manera que será posible jubilarse a los 65, pero se exigirá haber cotizado más años.

En concreto, en 2027 serán necesarios 38 años y seis meses. En el cuadro que se muestra a continuación, se detalla cómo van aumentando la edad de jubilación y los años cotizados necesarios para conseguir el 100%:

Edad de jubilación Cotización para jubilarse a los 65
Año jubilación Edad
2012 65 años 35 años
2013 65 y 1 mes 35 años y 3 meses
2014 65 y 2 meses 35 años y 6 meses
2015 65 y 3 meses 35 años y 9 meses
2016 65 y 4 meses 36 años
2017 65 y 5 meses 36 años y 3 meses
2018 65 y 6 meses 36 años y 6 meses
2019 65 y 8 meses 36 años y 9 meses
2020 65 y 10 meses 37 años
2021 66 años 37 años y 3 meses
2022 66 y 2 meses 37 años y 6 meses
2023 66 y 4 meses 37 años y 9 meses
2024 66 y 6 meses 38 años
2025 66 y 8 meses 38 años y 3 meses
2026 66 y 10 meses 38 años y 3 meses
2027 67 años 38 años y 6 meses
Desde 2027 67 años 38 años y 6 meses

 

Historia de los sistemas de pensiones

El sistema de pensiones, tal y como los conocemos, fue iniciado en Alemania por el canciller Otto Von Bismarck, a finales del siglo XIX. Inicialmente, Alemania escogió como edad de jubilación los 70 años, que era la esperanza de vida cuando se lograban superar los 40 años (la esperanza media de vida no llegaba a los 50).

Posteriormente, otros países como Estados Unidos, Francia o Nueva Zelanda, comenzaron a crear sus sistemas de pensiones, con edades de jubilación entre 65 y 70 años.

En España, la primera ley que estableció un sistema público de pensiones, allá por 1919 (pronto se cumplirán los 100 años) fijaba la edad de retiro a los 65 años, y la pensión en una peseta diaria.

Posteriormente, la bonanza económica y la incorporación de millones de trabajadores al mercado laboral, permitió rebajar la edad de jubilación en muchos países, situándose, en general, alrededor de los 65 años.

Ratio cotizantes/pensionistas en mínimos en España

Hay que tener en cuenta que, en la época en la que se iniciaron los sistemas de pensiones en España, la esperanza media de vida era inferior a 50 años. Hoy en día supera los 83.

Este desfase implica que antes había pocas personas que alcanzaban la edad de jubilación, mientras que ahora hay muchas que la alcanzan, y que las pensiones se están pagando durante una media de 18 años, cifra que bajará a 16-17 años en 2027.

Son muchos más años de los que se habían calculado inicialmente, cuando nacieron los sistemas de pensiones, pero, además, hay que considerar otros factores que han cambiado:

El número de cotizantes ha aumentado, pasando de apenas 10 millones en 1980 a rondar los 19 millones en la actualidad. Pero más ha aumentado el número de pensiones, de modo que la proporción entre cotizantes y pensionistas se sitúa en su nivel más bajo en 20 años, con apenas 2 cotizantes por cada pensionista, cifra que se considera el mínimo para que el sistema sea sostenible. Y lo que es más preocupante, podría seguir su tendencia descendente en los próximos años, cuando llegue la jubilación del enorme número de personas nacidas en el baby boom de los años sesenta y setenta del siglo pasado.

Además, las pensiones medias han aumentado, de manera que el gasto medio en pensiones ya se sitúa entre 9.000 y 10.000 millones de euros al mes.

La combinación de estos tres factores (aumento de la esperanza de vida, incremento del número de pensionistas y pensiones medias más altas) ha ocasionado que, mientras el número de pensionistas ha subido un 15% en los últimos diez años, el montante global del gasto en pensiones se ha disparado un 57%.

Posibles soluciones

Como es fácil de entender, esta situación no es sostenible en el futuro. Actualmente, se ha producido un debate muy cortoplacista acerca de si las pensiones deben subir al ritmo del IPC o no. Pero, en realidad, el debate debería ser sobre la sostenibilidad del sistema, que corre el riesgo de no aguantar si la tendencia continúa y no se realizan actuaciones de calado.

Entre las posibles soluciones, que en muchos casos son complementarias, se encuentran:

Retrasar más la edad de jubilación. Como indicamos anteriormente, la pensión se cobrará una media de 16-17 años, lo que supone más de 15.000 euros al año. Esto implica que un jubilado medio cobraría alrededor de 250.000 euros, cuando lo que ha cotizado es inferior.

Aproximadamente, según los cálculos de José Antonio Herce, director asociado de Analistas Financieros Internacionales (Afi) y presidente del Foro de Expertos Independientes del Instituto BBVA de Pensiones, lo que se cotiza da para unos 12 años de pensiones. Por lo tanto, la solución en este sentido sería retrasar la edad de jubilación aproximadamente hasta los 70-71 años.

Financiar el desfase con otro tipo de impuestos. En lugar de basar todo en las cotizaciones a la Seguridad Social, se pueden establecer impuestos cuya finalidad sea el pago de parte de las pensiones. Esta puede ser una solución parcial y temporal, pero los impuestos solo se pueden aumentar hasta un cierto límite.

Sistemas de pensiones mixtos: Hay dos sistemas, reparto y capitalización. El sistema de reparto es el que se utiliza en España: las pensiones actuales se cobran con lo que cotizan los trabajadores ahora, y estos, cuando se jubilen, cobrarán con lo que coticen los trabajadores en ese momento. El funcionamiento del sistema de capitalización es, en cambio, como el de los planes de pensiones privados: la persona realiza aportaciones para reunir un capital para sí mismo en el futuro.

En países como Suecia, uno de los que se suele poner como ejemplo en el ámbito de las pensiones, el sistema es una mezcla de reparto y capitalización. El sistema comenzó a reformarse en 1990 (hasta ahí, era de reparto, como en España), y en 2010 comenzó a aplicarse plenamente a los nuevos jubilados. Las contribuciones a la capitalización son realizadas por el propio trabajador y por la empresa.

De esta forma, se consigue que el sistema sea más sostenible, sin que el importe percibido por los pensionistas tenga que reducirse demasiado. Hay que tener en cuenta que, en Suecia, los ingresos por la pensión pública apenas suponen el 50% del último salario percibido, cuando este porcentaje roza el 80% en España.

La potenciación de los planes de pensiones privados. Similar a la solución anterior, se trata de complementar la pensión pública con algún añadido. España es uno de los países con un menor volumen de inversión en planes de pensiones, tan solo un 6% del PIB (con una cifra media que ronda los 10.000 euros invertidos), muy por debajo del 38% que tiene la media de los países de la OCDE.