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P2P, también en finanzas

Las siglas P2P ya llevan varios años escuchándose y leyendo en multitud de lugares, ya que han modificado muchos parámetros de la economía mundial. Porque estas siglas han eliminado la intermediación en muchos sectores y ámbitos, ya que su significado literal es ‘Peer to peer’, de persona a persona.

Esto implica que muchas actividades y operaciones se están haciendo directamente entre pares. Es decir, que según las necesidades de unos y otros se ponen de acuerdo sin tener que mediar nadie, lo que ahorra tiempo y, lo más importante, costes. Esto lo han potenciado plataformas para compartir coche o para buscar alojamiento, ya que facilitan el contacto entre quienes demandan un servicio y lo ofertan.

Por lo tanto, no es de extrañar que el P2P llegara tarde o temprano a las finanzas, donde se dan muchas transacciones importantes que requieren de intermediación. De este modo, las operaciones financieras están entrando en una nueva dimensión que potencia los intercambios financieros entre iguales, sin nada de por medio.

¿Qué son las finanzas P2P?

Como su propio nombre dice, P2P en finanzas facilita que las personas que buscan un préstamo lo encuentren en otras personas que, a su vez, buscan una inversión. Por lo tanto, se trataría de un préstamo con los intereses que ambas partes fijen, por lo que supone una alternativa a la tradicional financiación bancaria.

Así, encontramos diversas formas en las que el P2P interviene en el universo financiero. Porque no solo se trata de préstamos entre particulares; también se pueden hacer a empresas o proyectos. Es el caso del tan nombrado ‘crowdfunding’, que no es más que el préstamo colectivo que varios particulares hacen a otro, normalmente para poner en marcha un negocio o proyecto, que puede ser creativo, artístico o cultural. Se puede hacer como donación, sin esperar nada a cambio, o como inversión, en el que los prestamistas entran a formar parte del capital de la empresa, algo similar a los business angels, los inversores en empresas emergentes.

Otra derivada de esta nueva forma de prestar dinero es el crowdlending, en la que básicamente un particular actúa del mismo modo que una entidad bancaria. De modo que se establece un calendario mensual de pagos desde el primer momento más unos intereses fijados de antemano. Este tipo de inversión se suele realizar en proyectos con una solidez ya demostrada que garantice al prestamista que va a cobrar lo que se le debe, mientras que el crowdfunding es más una inversión a largo plazo en empresas emergentes o de capital semilla.

Al igual que ha sucedido en otros ámbitos, han nacido diferentes plataformas digitales para dar lugar al encuentro entre una parte y la otra, ya que de otro modo sería mucho más difícil. Además, se han especializado en un tipo de mecenazgo o patrocinio -como se conoce a este crowdfunding-, por lo que dependiendo el fin del préstamo se recurre a unas y otras. Las más conocidas en España son Crowdcube, Lignum Capital, Mynbest, Arboribus o Lendix.

En el caso de los préstamos personales, encontramos, sobre todo, microcréditos que conllevan importes más bajos, incluso para un plazo muy corto de tiempo. Igualmente, también hay plataformas para encontrar un prestamista acorde a las necesidades de cada uno, como Zank, Atrapacredito, Moneymas o Colectual.

 

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