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No hagas un Frankenstein con tu dinero

No hagas un Frankenstein con tu dinero

Hace justo 201 años se publicó una de las obras cuya popularidad ha dado la vuelta al mundo y pervive en nuestros días. Frankenstein o el moderno Prometeo, es un libro que ha pasado a los anales de la literatura, del cine y del teatro, aunque su título original y su autora, Mary Shelly, no sean tan conocidos.

Viktor Frankestein es un estudiante de medicina que crea un monstruo a partir de cadáveres disecados. Pero su criatura acaba siendo rechazada por el mundo y, por venganza, desata el pánico y el caos. El doctor Frankenstein quería conocer los secretos del mundo, pero fue demasiado ambicioso y se le fue de las manos.

Hoy, recordando el ‘nacimiento de Frankestein’, vamos a trasladar el mensaje al terreno financiero para evitar un fracaso como el del joven estudiante de medicina. Porque ya se sabe que la avaricia rompe el saco, y muchas veces ponemos nuestra economía en peligro por querer tener más y más cosas, es decir, derrochar.

Si no quieres hacer un Frankestein con tu dinero y que tus finanzas se vuelvan un caos, sigue los siguientes consejos para organizar tu economía personal.

Consejos prácticos para no acabar con la cuenta a cero

La situación financiera se nos puede ir fácilmente de las manos sin que nos demos cuenta. Hoy en día más fácilmente incluso, ya que con las tarjetas de crédito, gastar dinero es algo en lo que apenas reparamos. Y no debería ser así, porque la tendencia avanza hacia la desaparición del dinero en efectivo; si no somos cuidadosos al tirar del crédito de la tarjeta, podemos acabar muy endeudados.

Para evitarlo, es fundamental hacerse cada mes un presupuesto con nuestros ingresos y gastos. Saber con qué dinero contamos y en qué lo podemos gastar es imprescindible para vivir desahogados. Y no sirve con hacerse un esquema mental o con consultar la cuenta bancaria cada día. Es mejor tener todo bien anotadito y perfectamente claro.

Además, ahora no tenemos excusas, porque con la evolución tecnológica y con la irrupción de las aplicaciones móviles, tenemos a nuestra disposición herramientas que hacen la tarea por nosotros. De hecho, las apps dedicadas a las finanzas personales se encuentran entre las más descargadas.

 

La tecnología nos puede ayudar mucho a ahorrar, también en otros aspectos. Ahora tenemos todo a golpe de click y solo con nuestro móvil podemos bucear en Internet para buscar las mejores ofertas. Así, cuando necesitemos o queramos comprar algo, reservar un viaje o un restaurante e incluso contratar un crédito, es imprescindible que consultemos en la red todas las ofertas disponibles para elegir la mejor.

Existen numerosas herramientas online para encontrar el mejor precio: son de sobra conocidas las webs que buscan las mejores ofertas en hoteles, restaurantes, aviones, billetes de tren, o los comparadores financieros (para encontrar los mejores productos financieros). Es mejor no ser impulsivos y evitar lanzarse a comprar sin antes consultar con Internet.

Precisamente, la impulsividad es otra gran enemiga. Comprar con los ojos es algo habitual en la sociedad de consumo en la que vivimos. Más ahora que podemos hacerlo cómodamente, desde el sofá de casa. Y deberíamos aprender a controlar esos impulsos consumistas si no queremos acabar mal. Para ello, se puede tirar de ‘trucos’. Por ejemplo, ponerse un tope cada mes en la tarjeta de crédito, como método efectivo para no tirar el dinero en cosas de las que luego nos arrepentimos.

En este punto surge otro consejo para no acabar como Frankenstein. Porque ahora, también gracias a la tecnología, podemos dar una segunda vida a aquello que ya no utilizamos y a aquello que hemos comprado sin necesidad. Las webs de compra y venta de artículos de segunda mano están en pleno auge, con Wallapop como principal exponente: ropa que ya no usamos, los aparatos que se han quedado viejos o simplemente aquellas cosas que solo están acumulando polvo en casa. Evidentemente, no vamos a recuperar el 100% del dinero invertido, pero sí una parte, que viene muy bien para tener unos ingresillos extra, a la vez que hacemos limpieza en casa.

Y también a la inversa, que seamos nosotros los compradores en algunas de estas webs. Nunca viene mal echarles un vistazo, cuando necesitamos algo específico o algún artículo especialmente caro, como un smartphone o un ordenador portátil. En ocasiones se ponen a la venta modelos prácticamente nuevos mucho más baratos que los que están en tienda.

No lo veas como un sacrificio

Ser organizados con el dinero no debería verse como un sacrificio. No tiene nada que ver con volverse huraño, ni con quedarse encerrado en casa. Tan solo se trata de usar la cabeza y emplear la lógica con el dinero que tanto trabajo cuesta ganar.

En tiempos de crisis aprendimos demasiado bien las consecuencias de derrochar y no ahorrar: porque cuando vienen mal dadas, es importante tener un colchón financiero que pueda respaldarnos. Y para ello es imprescindible ser ahorrativos y no tirar el dinero en cosas inútiles que no van a aportarnos nada; como sabiamente dijo Warren Buffett, si tu vida va a ser la misma al comprar una cosa que sin ella, mejor no la compres. Lo que realmente cuenta es tener cosas y vivir momentos que sumen en nuestra vida, no que resten.

Así, convertirnos en buenos ahorradores solo requiere de un poco de esfuerzo, constancia y energía. Pero, sobre todo, mirar a largo plazo. Nadie nos asegura una jubilación pública digna cuando nuestra vida laboral acabe, por lo que no está demás ir pensando en ello y ser previsores. Nuestro futuro está en juego.

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