claves presidenciales 2020 de Estados Unidos

Las claves de las presidenciales 2020 de Estados Unidos

Con sus virtudes y defectos, Estados Unidos sigue siendo la primera potencia mundial en diversos ámbitos, tanto el económico con una economía que supone casi una cuarta parte del PIB mundial y líder en importaciones, como en el militar, como líder de la OTAN. E incluso en innovación, ya que varias de sus multinacionales tecnológicas se sitúan en los primeros puestos del ranking. En el siguiente artículo hablamos sobre las claves de las presidenciales 2020 de Estados Unidos.

El martes 3 de noviembre de 2020 se celebran elecciones en el país norteamericano, y no son unas elecciones cualquiera, se trata de la primera votación presidencial en una de las grandes economías desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, un hecho que marcará no solo las elecciones en sí mismas, sino también las políticas seguidas posteriormente. Veamos las claves de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y sus posibles consecuencias.

Cómo van las encuestas

Las encuestas son claramente favorables a los demócratas. El ticket Joe Biden y Kamala Harris supera claramente al de los republicanos Donald Trump y Mike Pence, con diferencias que algunos expertos en demoscopia consideran difíciles de remontar, entre 6 y 11 puntos.

Sin embargo, no es descartable alguna sorpresa, por el propio factor presidencial, ya que desde 1900, solo 4 presidentes no fueron reelegidos y por el curioso sistema electoral del país norteamericano, así como otras cuestiones que veremos a continuación.

El sistema electoral estadounidense

presidenciales 2020 Estados Unidos

La elección del presidente en Estados Unidos es indirecta. Cuando un ciudadano estadounidense vota por su candidato, realmente está votando a un grupo de compromisarios (también llamados electores, que conforman el Colegio Electoral), y luego éstos eligen al presidente. El reparto del total de 538 compromisarios del país es proporcional a la población de cada estado. La particularidad reside en que en la gran mayoría (excepto en los casos de Nebraska y Maine), el candidato que consigue la mayoría de votos se queda con todos los compromisarios asignados a ese Estado.

Votante (voto popular) → compromisarios (voto electoral)→ candidato

De esta manera, por ejemplo, George Bush consiguió una ajustada —y polémica— victoria sobre Al Gore, cuando por una diferencia de unos 1.000 votos (que tras sucesivos recuentos, se quedaron en alrededor de 500), se llevó los 29 compromisarios de Florida.

Aunque es todavía más claro el ejemplo de las elecciones de 2016: aunque Hillary Clinton obtuvo 2,8 millones de votos más en el cómputo total del país, Trump consiguió la victoria. Fue la quinta vez en toda la historia de las elecciones de EE.UU. en la que el candidato con menos votos se alzaba con la victoria.

La batalla se dirime en realidad en pocos Estados. Hay algunos tradicionalmente republicanos y otros habitualmente demócratas: simplificando, las costas suelen ser demócratas y el centro del país, republicano. Aunque es importante reconocer los llamados swing states (estados pendulares), que a veces caen de un lado y a veces del otro y los battleground states (estados disputados) porque pueden ser, como en otras ocasiones, los que finalmente inclinen la balanza.

Habitualmente, ganar en Ohio es una buena predicción para la victoria global (desde 1960 ha sido así, y desde 1900 únicamente no ha coincidido en dos ocasiones), y swing states como Florida y Pennsylvania son muy importantes, al suponer una gran cantidad de compromisarios.

La COVID-19 marca la agenda

Incluso la puesta en escena de los candidatos en la campaña electoral ha estado marcada por la pandemia. Por un lado, la habitual negativa a ponerse la mascarilla del actual presidente, el republicano Donald Trump; y por el otro, el uso escrupuloso de la misma por parte del aspirante demócrata, Joe Biden. El primero incluso llegó a burlarse del segundo en un debate por utilizarla, diciendo que era muy grande.

También a la hora de realizar los mítines ha habido grandes diferencias. Los de Trump, multitudinarios y sin apenas mascarillas; y los de Biden, guardando distancias de seguridad, con pocos asistentes y todos con la protección. En el fondo de este debate formal están las cifras que alcanza la pandemia, donde Estados Unidos es el primer país del mundo en número de casos detectados. Con estos datos, muchos estadounidenses dudan de la gestión realizada por Trump contra la pandemia.

Sin embargo, su apoyo entre los jubilados ha descendido, según las encuestas, y es que los más preocupados por su salud en esta pandemia son las personas mayores. Ocurre, por ejemplo, en zonas de Florida donde viven jubilados con alto poder adquisitivo —en las que Trump barrió a Hillary Clinton hace cuatro años—.

Voto por correo

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El voto por correo puede ser decisivo en estas elecciones marcadas por la pandemia. En una entrevista en la cadena Fox, Trump llegaba a afirmar que el voto por correo podría ocasionar un fraude electoral, temiendo que pudiera ser una de las causas de su derrota. 

Hay que aclarar que el voto por correo en Estados Unidos no está controlado federalmente, sino que cada estado tiene sus leyes en cuanto a cuándo, cómo y dónde pueden ejercerlo los electores. Además, muchos estados han flexibilizado estas condiciones a causa de la COVID-19. 

La edad de los candidatos

Trump ha hecho referencia en ocasiones a la edad de Joe Biden. Si bien es cierto que el demócrata es mayor, la diferencia no es muy grande, ya que Trump tiene 74 años y Biden 77 y cumplirá los 78 en noviembre, por lo que no debería tener excesiva importancia.

La vicepresidencia

La figura del vicepresidente es sustancial, y cuenta con su propio debate. Aunque lo más importante es el presidente, el segundo de a bordo también cuenta.

El republicano Mike Pence nació en 1959 y ha sido el vicepresidente durante estos últimos cuatro años. Exgobernador del estado de Indiana, ha actuado muchas veces como «presidente en la sombra», participando activamente en diversos asuntos de gobierno y viajando mucho por el país. De familia católica, posteriormente se hizo evangelista, comunidad en la que tiene un fuerte tirón.

Por su parte, la candidata a vicepresidenta por parte del Partido Demócrata, Kamala Harris es senadora por California y fue fiscal de distrito en San Francisco y fiscal general de California. Nacida en 1964, sería la primera persona de ascendencia india en llegar a un cargo de tal relevancia (nacida en California, es hija de padre jamaicano y madre india).

Con su candidatura, Biden recrea de alguna manera la de Obama, aglutinando un ticket electoral multirracial y plurigeneracional, que le puede traer votos de diversos sectores de la población.

Qué puede pasar tras las elecciones

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La elección de uno u otro candidato tiene importantes consecuencias para el devenir de la economía y la política a nivel mundial cuando se trata de la primera potencia, como es Estados Unidos.

El mandato de Donald Trump ha tenido diversas convulsiones, como la guerra comercial con China, con la Unión Europea, y con los otros países de América del Norte, Canadá y México, o algunos rifirrafes con Corea del Norte.

No obstante, hasta la irrupción del coronavirus, la economía de Estados Unidos marchaba bien, con una tasa de desempleo por debajo del 4% (es decir, en situación técnica de pleno empleo) y el Dow Jones rozando los 30.000 puntos (cuatro años antes, a finales de octubre de 2016, estaba por debajo de 18.000).

No obstante, también hay que recordar que, en buena parte, Trump heredó la situación y la inercia que le dejó su antecesor, Obama, que consiguió revertir la crisis financiera, reduciendo el desempleo de cifras que rondaban el 10% (muy altas para Estados Unidos) hasta dejarlo en el 4,6% al final de su mandato; además, en esos años, el Dow Jones pasó de rondar los 7000 puntos en febrero de 2009 hasta los 18.000 de noviembre de 2016.

Algunos analistas temen que un segundo mandato de Trump pueda incidir en las mismas consignas que el primero, con guerras comerciales e inestabilidad, aunque por otro lado, tal y como acabamos de ver, las cifras de Trump no han sido malas.

En cualquier caso, hay también un hecho a destacar, y es que habitualmente la renta variable estadounidense sube en los años de elecciones presidenciales, especialmente a finales del período, con independencia de cuál sea el partido ganador.

La política de ambos no se diferencia tanto en algunos de los grandes asuntos, y por otro lado, la elección del presidente cierra las incertidumbres y los mercados suelen agradecerlo.