Los consumidores globales han decidido dar un paso hacia el verde en todas las industrias, lo que ha alcanzado también a las empresas químicas. Entre otras modalidades, fabrican champús, detergentes, pinturas, embalajes y otros productos de consumo. Cabría plantearse la forma en que utilizamos las petroquímicas, volviendo al pasado y a la utilización de otras alternativas procedentes de orígenes bío y materias primas renovables.
El cambio hacia químicos bío
Este sesgo de los consumidores hacia el bienestar y el cambio climático está resultando en una mayor aceptación a pagar una ‘prima verde’ en formulaciones con implicaciones más saludables. Los consumidores globales demandan más transparencia en los ingredientes, las fórmulas, las cadenas de oferta y las prácticas empresariales de las empresas que elaboran los productos que compran. Como resultado, este cambio hacia unos químicos más amigables con el medio ambiente podría llegar antes de lo que los inversores creían.
“El panorama bioquímico es amplio, diverso y creciente”, afirma Navina Rajan, analista del equipo de químicas globales de Morgan Stanley. “Ahora vemos un cambio hacia los químicos basados en lo bío, frente a la percepción del impacto que tienen los petroquímicos en el bienestar y en el medioambiente, entre las empresas, consumidores y gobiernos.”
Oportunidades en nuevos químicos bío
El cambio podría presentar oportunidades significativas para los inversores. Por ejemplo, un área de esta biosfera —los surfactantes o tensoactivos, presentes en muchos productos utilizados para el cuidado personal y el hogar, tales como el champú y el detergente— podrían dispararse, desde cerca del 26% del total del mercado de los surfactantes actual, hasta cerca de un 39% para 2030, lo que supondría un mercado de unos 16.500 millones de dólares.
Los surfactantes, del inglés surfactants (surface active agent) o tensioactivos son componentes químicos que ayudan a disolver sustancias insolubles en agua como pueden ser las grasas.
Además, los expertos consideran que productos de otras muchas industrias tales como la agricultura o la alimentación podrían ver un creciente uso de surfactantes bío a través de un tirón por parte de los consumidores finales, los objetivos de sostenibilidad y una mayor funcionalidad, ofreciendo a la industria un camino más atractivo y de mayor crecimiento que con las versiones petroquímicas actuales.
Una vuelta al pasado para reescribir el futuro
Para los nuevos químicos bío la situación actual supone una cierta vuelta al pasado. Estos bioquímicos se producían de aceites de plantas, azúcares o animales y dominaron el mercado antes de 1950. Para 1970, sin embargo, los petroquímicos derivados del gas natural o del petróleo se habían quedado con la mayor parte del pastel de los químicos industriales. En los últimos años, la combinación de las creciente preocupaciones medioambientales, avances en investigación y desarrollo y las reducciones de costes han devuelto el atractivo a los químicos bío.
“Frente a los petroquímicos, que se producen de solo dos productos, los materiales bío utilizan una variedad enorme de orígenes tales como el aceite de coco, el salvado de arroz y las semillas de guaran (goma guar)”, afirma Rajan.
Según el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, las materias primas agrícolas bío están sustituyendo unos 300 millones de galones de petróleo al año, solo en EE.UU.—o el equivalente de sacar 200.000 coches de la carretera cada año en términos de emisiones de CO2. Por extensión, si esta biosfera de químicos creciera a un ritmo del 5% anual supondría eliminar 3,2 millones de coches de las carreteras en los EE.UU., según las estimaciones de Morgan Stanley, algo parecido a lo que podría pasar con la implantación del hidrógeno verde.
Agentes del cambio
Rajan indica que esta biosfera de químicos incluye ocho áreas, entre las que se encuentran los biocombustibles, las biofibras y los biolubricantes —con otra área, los bioplásticos, captando mucha de la atención del mercado actualmente—. Sin embargo, los inversores podrían no darse cuenta de que los surfactantes, utilizados principalmente en los detergentes y productos de cuidado personal para separar o mezclar aceites y agua, podrían ofrecer un potencial de crecimiento significativo.
“Entre todos estos productos bío, los biosurfactantes se han situado como nuestro sector preferido, tanto porque su tasa de penetración como su tasa de crecimiento están por encima de la media y creciendo, y porque los consumidores finales están pidiendo cambios y están dispuestos pagar por esos cambios en los productos. Estas son las dinámicas que encontramos más atractivas que en el sector de los bioplásticos”, señala Rajan.
Apostar por lo bío
Desde un punto de vista regional, Europa lidera el cambio hacia los ingredientes bío desde una perspectiva de producción, consumo y política. La región tiene 224 biorefinerías y muchas más iniciativas públicas basadas en lo bío que EE.UU. o Asia.
Esto sitúa a algunas empresas europeas especialmente bien posicionadas para sacar partido de esta tendencia, especialmente las de mayores capacidades de fabricación comercial y las que han liderado el camino en la tecnología precisa para hacer nuevos productos como los biosurfactantes.
Sin embargo, en Morgan Stanley advierten de que los elevados costes de producción y la escalabilidad todavía son un problema para las empresas que quieren entrar en el sector de los productos verdes. También será necesario un apoyo regulatorio para reducir el impacto de estos productos en los consumidores. Y existe el riesgo de que la ralentización global afecte a la voluntad de los consumidores de pagar más por productos de origen bío.
Otro aspecto que levanta dudas es el beneficio medioambiental. Por ejemplo, algunos expertos advierten de que el cultivo y recogida de aceite de palma puede tener un impacto medioambiental negativo. Otro debate es si los productos bío aumentan la competencia para una tierra que podría utilizarse para cultivos de alimentación, aunque no parece que sea una tendencia. El tamaño global del terreno utilizado será pequeño en comparación con el dedicado a la producción agrícola y muchos productos bío utilizan biomasa como materia prima.
Mientras se intensifican los esfuerzos para reducir las emisiones y el cambio climático, los químicos bío podrían ser parte de la solución global para reducir el uso de combustibles fósiles, recortar la utilización de plásticos de un solo uso y continuar con la exploración de opciones en los bienes de consumo sostenibles.
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