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Calentamiento global y vacunas, una relación evidente en el sector farmacéutico

Uno de los aspectos que pasa desapercibido cuando se trata el tema del calentamiento global es el desarrollo de las enfermedades infecciosas. Sin embargo, en la medida en que aumenta el número de personas expuestas a ellas, la industria biofarmacéutica tiene que prepararse para un nuevo reto.  

Inundaciones, sequías, huracanes, incendios… Los efectos del cambio climático se perciben cada vez con más claridad en todo el mundo. Estos desastres naturales, atribuidos parcialmente al aumento de la temperatura global, han tenido efecto en la salud pública, reubicando millones de personas e imponiendo daños económicos severos: más de 650.000 millones de dólares a nivel global en los últimos tres años, según Morgan Stanley Research, lo que supone el 0,28% del PIB mundial.

Efectos médicos del cambio climático

Según los expertos, incluso si los países pusieran freno a la subida de las temperaturas, más de 450 millones de personas todavía estarían expuestas a las enfermedades tropicales en 2080, lo que coloca a las compañías farmacéuticas en primera línea para combatir las amenazas.

Unas temperaturas más cálidas crean entornos más amables para que la transmisión de las enfermedades tropicales se acelere. Como resultado, cerca de mil millones de personas, más del 10% de la población actual mundial, podría verse expuesta a la amenaza del dengue, la fiebre amarilla, el virus Chikungunya o el virus del Zika en los próximos 60 años.

Casi todas estas personas están ahora en lugares donde estas enfermedades no se dan, sobre todo en Europa Occidental. Como ejemplo de lo que está pasando, conviene recordar que en España ya reside el peligroso mosquito tigre desde hace unos años.  

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Algunas estimaciones numéricas

Las cuentas están claras: se estima que el mercado actual para vacunas contra estas enfermedades es de unos 500.000 millones de dólares, asumiendo un precio de 225 dólares por vacuna en EE.UU. y Europa Occidental y de 75 dólares en la Europa Oriental y el resto del mundo. Según las previsiones de Morgan Stanley Research, en los próximos 60 años podría haber 120.000 vacunaciones adicionales necesarias en todo el mundo por culpa del cambio climático, algunas de las cuales tendrán que proceder de programas de vacunaciones públicos.

El reto de desarrollar y gestionar estas vacunas es complicado y, hasta las empresas mejor posicionadas para hacerlo afrontarán costes elevados en tiempo y dinero. Sin embargo, las farmacéuticas con estas líneas de negocio ya desarrolladas y que han alcanzado acuerdos con los gobiernos en el pasado para luchar contra las enfermedades tropicales, podrán liderar el camino en la lucha que se avecina.

Valorando el impacto del cambio climático

Aunque los países están luchando contra los gases de efecto invernadero, las emisiones de CO2 están en el nivel más alto de la historia. Según el Panel del Cambio Climático en el peor escenario, el mundo está en camino de sufrir un aumento medio de las temperaturas de más de 4,5 grados este siglo.

Y con el aumento de las temperaturas, se alarga el periodo de transmisión y el ámbito geográfico de las enfermedades vectoriales (las transmitidas por organismos vivos). En particular, las transmitidas por los mosquitos Aedes aegypti (mosquito del dengue o mosquito de la fiebre amarilla) y Aedes albopictus (mosquito tigre).

Hasta la fecha, los países de latitudes más elevadas y más renta per cápita han podido defenderse de la exposición a las enfermedades que propagan estos mosquitos. Pero si los peores números se hacen realidad, para 2050 habrá cerca de 725 millones de personas expuestas. Y para 2080 esa cifra podría subir hasta los 900 millones.

Retos que afronta el desarrollo de las vacunas

En el mejor escenario posible, más de 450 millones de personas estarán expuestas a las enfermedades tropicales en 2080. Y las vacunas no aparecen de un día para otro. Su desarrollo es caro y lleva tiempo. Concretamente, los expertos señalan que el desarrollo exitoso de una nueva vacuna lleva más de veinte años. En base a la tecnología actual, lleva unos cinco años conseguir aumentar la capacidad de fabricación, y uno o dos años solo para fabricar una dosis.  

Si bien las nuevas tecnologías de vacunación podrían acelerar potencialmente el proceso, la fase clínica de desarrollo sigue siendo lenta.  Los gobiernos también tendrán un papel que jugar, destinando parte del presupuesto para programas de vacunaciones y priorizando el proceso regulatorio que acelere la llegada de las vacunas al mercado.

¿Quiénes tienen la capacidad de desarrollar estas vacunas?

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Para valorar la capacidad del sector biofarmacéutico a la hora de dar respuesta a estas enfermedades, en EE.UU. se estudiaron las firmas implicadas en los brotes de ébola en 2014 y de zika en 2015. Y el hecho es que, aunque hay pocas farmacéuticas desarrollando vacunas de forma activa contra enfermedades tropicales, un pequeño número de ellas ya posee esa capacidad, y algunas incluso tienen programas activos en desarrollo.

Precisamente las firmas que ya tienen programas activos son las mejor posicionadas, pues son empresas que se han asociado previamente con el BARDA (Biomedical Advanced Research and Development Authority) o la DARPA (Defense Advance Research Projects Agency) dos agencias estadounidenses que tienen un papel en el desarrollo de contramedidas para contener las enfermedades infecciosas.

Por ejemplo, durante el brote de zika que golpeó Estados Unidos, BARDA proporcionó financiación a un selecto grupo de empresas, las más capaces de desarrollar una vacuna con rapidez.

Gran potencial de crecimiento

La firma estadounidense Morgan Stanley estima que el coste de las vacunas para tratar el dengue, el virus chikungunya, el zika y la fiebre amarilla podría ser sustancial. Los costes de tratar estas enfermedades rondan los 500.000 millones de dólares, pero en la firma estiman que se precisarán entre 50.000 y 125.000 millones más para cubrir el aumento de la población expuesta. Según sus estimaciones, hay potencial para que esta cifra suba hasta los 200.000 millones en base a los precios de las vacunas más complicadas.  

Como conclusión, al elevarse las temperaturas en todo el mundo, aumenta también el número de personas expuestas a las enfermedades tropicales y, por tanto, el coste de vacunarlas. A corto plazo, la primera línea de defensa en regiones como Europa Occidental se centra en erradicar los vectores (mosquitos) que portan la enfermedad a través del uso de insecticidas químicos o biológicos.

Sin embargo, incluso en el mejor escenario, las farmacéuticas tendrán que jugar un papel muy importante para mitigar las enfermedades tropicales mientras la humanidad se enfrenta a la subida de las temperaturas.

Las grandes farmacéuticas que hoy te ofrecen las vacunas para tus viajes a los países tropicales son las que más se beneficiarán de las consecuencias del aumento de las temperaturas y sus consecuencias en la extensión de las enfermedades de este tipo. Prácticamente todas cotizan en bolsa, pero también puedes invertir en ellas a través de fondos de inversión, como el Pictet Health o el Fidelity Global Health Care, o fondos cotizados (ETF), como el Xtrackers MSCI World Health Care o el iShares S&P 500 Health Care Sector, especializados en empresas del sector de la salud o farmacéuticas.

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