En marzo de 2015, el Banco Central Europeo dio comienzo a un ambicioso programa de compras, conocido como expansión cuantitativa, o QE por sus siglas en inglés (Quantitative Easing).
El BCE acordó adquirir 60.000 millones de euros mensuales durante 24 meses (hasta marzo de 2017), fundamentalmente de deuda pública, aunque también de deuda privada. Dichas adquisiciones se llevarían a cabo en el mercado secundario, lo cual quiere decir que no se acude directamente a las subastas que realizan periódicamente los Tesoros de cada país, sino a los mercados donde actúan los inversores.
Cuáles son sus efectos
El principal objetivo del Banco Central Europeo con esta medida era mantener una inflación cercana al 2%. Hoy en día, la zona euro está muy lejos de esa cifra, de manera que el BCE tiene la posibilidad de inyectar esta enorme cantidad de dinero en la economía a través de la QE sin correr un gran riesgo de que se desboque la inflación. La expansión cuantitativa es identificada a menudo con la impresión de dinero, ya que, en la práctica, se intenta activar la economía a través del aumento del dinero en circulación.
Al adquirir grandes cantidades de deuda en los mercados secundarios, se reduce la rentabilidad de la misma (España ya ha llegado a colocar deuda a corto plazo a tipos negativos). Esto provoca que los inversores (entre ellos los bancos, que poseen enormes cantidades de deuda pública) deban buscar otro lugar en el que colocar su dinero, que de este modo puede pasar a la economía productiva.
Por otra parte, al aumentar el dinero en circulación se debilita la cotización del euro, con lo cual se favorecen las exportaciones, algo que las empresas con un fuerte perfil exterior están notando ya (hace un año y medio, la cotización de nuestra moneda rondaba 1,40 dólares, mientras que a finales de 2015 llegó a estar en 1,10).
En qué lo notamos los ciudadanos
Esta medida, unida a las que ha adoptado el BCE respecto al tipo de interés y a las facilidades de depósito (lo que cobra a los otros bancos por tener el dinero allí depositado) han provocado una cierta mejora de los créditos, que se están concediendo en mayor medida.
La bajada del euríbor permite a ciudadanos y empresas pagar menos por los préstamos y, por lo tanto, disponer de más dinero para sus gastos e inversiones. Y, por otra parte, esta reactivación de la actividad ayuda a la mejora del consumo y a la creación de empleo.