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La importancia de tener un seguro

la importancia de tener un seguro

Uno de los mayores eventos de la década de los noventa fue la Expo’92. A dos meses de la inauguración uno de los pabellones más icónicos de la muestra, el Pabellón de los Descubrimientos, quedó devastado por un incendio. 18 millones de euros en pérdidas, una catástrofe económica que pudo ser compensada -solo en parte- con la indemnización de la empresa aseguradora.

El Pabellón de los Descubrimientos se proyectó como uno de los edificios más valiosos por su arquitectura y por el potencial de su exposición. De hecho, se planteó que tras la Expo se convirtiese en el Museo de las Ciencias de Sevilla. Un incendio fortuito en una soldadura acabó con todo. Tras varios años de pleitos, Agesa, la sociedad de gestión de los activos de la exposición, solo logró recuperar 8,1 millones, el coste de la reconstrucción del pabellón para otros usos tras la Expo y otros 600.000 euros por daños y perjuicios derivados del accidente. Muy lejos de la cifra real de pérdidas.

La importancia de tener un seguro

Ocurre con mega proyectos como la construcción de un parque de edificios para una exposición internacional, pero también con la vivienda, el coche, el trabajo, y cualquier otro ámbito: planificar resulta insuficiente sin un seguro que nos respalde ante una situación adversa. O mejor dicho, en la planificación de todo proyecto, sea del calibre que sea, es necesario contar con un seguro que asegure nuestro capital.

Empecemos por lo más básico: ¿qué es un seguro? Pues es un contrato que cubre al titular o a sus beneficiarios de un posible riesgo. Con este contrato se transfiere ese riesgo a la entidad aseguradora, que asume la cuantía económica necesaria para compensar los efectos de un posible suceso.

La compañía de seguros acepta asumir ese riesgo por pura probabilidad. Porque con las cuotas de todos los asegurados la compañía es capaz de cubrir las situaciones del pequeño porcentaje de asegurados que hacen uso del seguro y les queda margen para funcionar y sacar beneficio. Así visto, es una forma de juntar dinero para cubrir los incidentes de los demás asegurados, y también los nuestros, si ocurriesen. O en otras palabras, mutualizar el riesgo.

Seguro de hogar.

No tiene lógica ahorrar para la entrada de tu casa, estar entrampado con el banco media vida y que luego un desafortunado contratiempo acabe con todo el capital de tu hogar.

Que no te suceda como con el incendio del Pabellón de la Expo. Para que tu hogar quede totalmente respaldado económicamente en caso de accidentes, busca una póliza que cubra bien el valor del contenido y el continente. Recuerda que los elementos estructurales de la vivienda y las posteriores reformas son el continente; el contenido hace referencia a los bienes de los habitantes de la vivienda.

Seguro de vida.

Los seguros de vida aseguran que los herederos reciban una cantidad previamente fijada en caso de fallecimiento o, en caso de invalidez que cubra la falta de ingresos del asegurado tras el accidente. El importe de la prima del seguro se fija en función del nivel de riesgo que afronta el asegurado y de la indemnización que se desee percibir si ocurriese un trágico desenlace. Se dividen en seguros de vida riesgo y seguros de vida ahorro.

Los de vida riesgo pueden ser temporales y de vida entera. Los primeros se firman durante un período de tiempo (como sucede con los que se firman vinculados a una hipoteca), los segundos se firman para que el beneficiario acceda a la indemnización tras el fallecimiento del titular.

Los seguros de vida ahorro, también llamados seguros en caso de vida, son diferentes. Su objetivo es que el propio titular sea el beneficiario de la póliza en caso de que viva pasado cierto tiempo. De hecho, se asemeja a un producto de ahorro bancario de bajo riesgo (y baja rentabilidad). Hay varias modalidades: PIAS, PPA, SIALP y Unit Linked. Ante la decadencia del sistema público de pensiones, este tipo de seguros se plantean como un complemento al plan de pensiones.

 

Seguro de decesos.

Planificar el final de la vida también es habitual en España. Según la OCU, la mitad de los españoles tienen un seguro de defunción o seguro de decesos. Porque, aunque existe la alternativa de ahorrar para cubrir los costes del sepelio, se prefiere dejar el trámite a un tercero que legarlo a un ser querido.

Seguros vinculados con la hipoteca.

La entidad bancaria quiere asegurarse de que va a cobrar la totalidad del préstamo y que, mientras éste no se haya devuelto, el bien hipotecado queda respaldado por un seguro. Así, junto con el préstamo hipotecario se suele contratar un seguro de hogar, un seguro de vida temporal (mientras dure la hipoteca) y un seguro de amortización de préstamo, con el que, si el titular del préstamo fallece, la aseguradora se encarga de pagar la totalidad o una parte de las cuotas pendientes.

Seguro de salud.

Aunque los españoles podemos presumir de una sanidad pública muy buena, al compararla con otros países europeos la nota no es tan alta debido principalmente a los elevados tiempos de espera, las coberturas y los derechos e información que ofrece al paciente.

Como en todos los seguros, hay variedad de pólizas, con diferentes coberturas y diferentes precios. ¿Y necesitamos pagar un seguro de salud privado si tenemos excepcionales profesionales en buenos centros médicos públicos? La respuesta es completamente personal, depende de cuánto valoremos la tranquilidad de disponer de especialidades médicas sin tanta espera y sin acudir a consultas privadas.

Seguro de viaje y asistencia en viaje.

Cuando salimos de viaje podemos contratar dos tipos de seguro. En un seguro de viaje cualquier incidencia la gestiona el asegurado, una vez en casa, se solicita el reembolso a la compañía. El seguro de asistencia en viaje es más cómodo pues ofrece asistencia telefónica permanente, gestiona y cubre directamente los incidentes durante el viaje: salud, accidentes, robos, etc.

Y podríamos seguir enumerando muchos otros tipos de seguros de sobra conocidos, como el de coche, el de moto, de mascotas, de espectáculos, de vuelos, etc.

Elegir el mejor seguro no es elegir el seguro más caro

Firmar un seguro no debe ser considerado como un mero gasto. Es más acertado pensar que estamos comprando tranquilidad y que las primas son acordes al riesgo asegurado: mayor valor a asegurar o más probable es el riesgo, entonces mayor será la prima.

Ahora que hemos visto las bondades de contratar un seguro para vivir más relajados resulta importante decidir bien cuál elegir. Nada de dejarse llevar por la compañía que más se anuncia en los medios, nada de picar en la que aparece más alto en los resultados de los comparadores online, nada de seguir con la de toda la vida porque hasta ahora nos ha ido bien. Mejor que eso, abrimos un Excel y con dos campos de celdas diferentes:

Tras varias llamadas y consultas, considerando que las promociones del primer año solo duran eso, un año, y planteando la opción de llevar otros seguros a la misma compañía para obtener descuentos, tomaremos la decisión más acertada: contratar la póliza con mayor cobertura al precio más ajustado.

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