Este período de convivencia con la pandemia de COVID-19 implica cambios en los comportamientos cotidianos, como el uso de la mascarilla y el distanciamiento social, mayor utilización de la comunicación a distancia, en detrimento del contacto personal, o un mayor hábito a la hora de lavarse las manos, por ejemplo. Y, de forma paralela, también podría llevarnos a actualizar las estrategias de inversión.
En estos meses se ha podido ver cómo algunos sectores se desplomaban y perdían el favor de los inversores (un claro ejemplo, el vinculado al turismo), mientras que otros mejoraban sus ventas y su rentabilidad, incrementando notablemente su cotización, especialmente los relacionados con el home-driven marketing o en general, productos vinculados con el consumo en el hogar.
En este contexto, además de los antes mencionados, otro sector que lógicamente podría resultar interesante es el de las farmacéuticas. Estamos viendo cómo grandes compañías se han lanzado a la carrera por conseguir la vacuna contra el coronavirus, buscando alcanzar el éxito lo antes posible mediante inversiones multimillonarias.
Además de la vacuna, se han ido probando distintos tratamientos, como antivirales, para aliviar, mitigar la sintomatología o frenar al virus, de manera que, prácticamente a diario, se pueden leer noticias relacionadas con diversos medicamentos ya existentes o en diversas fases de prueba. ¿Es ahora el momento de invertir en farmacéuticas?
Las 12 compañías farmacéuticas más activas contra el coronavirus a nivel mundial
Johnson & Johnson
J & J es una multinacional estadounidense, fundada en 1886, muy conocida por sus productos de cuidado personal e higiene (colonias, champús…), Su amplia división farmacéutica fue potenciada en 2017 con la compra de la suiza Actelion por 30.000 millones de dólares. Al comienzo de la crisis de la COVID-19, anunció que invertiría al menos 1.000 millones de dólares en la búsqueda de la vacuna.
Dependiendo del resultado de los ensayos clínicos, J & J espera iniciar su producción a gran escala a finales de 2020.
Hoffmann-La Roche
La compañía suiza con sede en Basilea, Hoffmann-La Roche (Roche Holding AG), inició sus actividades en 1896, y opera en el sector farmacéutico bajo dos divisiones, farmacia y diagnóstico, siendo el fabricante del famoso Valium, así como de diversos antivirales y antirretrovirales.
Roche consiguió que la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) autorizara de emergencia su prueba de detección de anticuerpos del SARS COV-2, permitiendo acelerar el desarrollo de los tests.
Pfizer
Pfizer es otra empresa estadounidense, fundada por dos emigrantes alemanes también en el siglo XIX. Se centra en el desarrollo y fabricación de vacunas y medicamentos, tanto de marca como genéricos. En 1880 comenzó a fabricar ácido cítrico, con gran éxito, y ya en 1942 fue la primera empresa en producir penicilina a escala industrial.
Pfizer, en unión con la empresa biotecnológica alemana BioNTech, espera obtener la aprobación de uso de emergencia para su vacuna antes de finales de 2020.
Merck & Co
Merck & Co (también conocida como MSD, de Merck Sharp & Dohme) es otra compañía norteamericana, con sede en New Jersey, que nació como una subsidiaria de la alemana Merck KGaA, hasta que en 1917, en plena I Guerra Mundial, fue confiscada y se estableció como compañía independiente. Curiosamente, Merck KGaA también continúa siendo una importante compañía farmacéutica que cotiza en el DAX alemán, y tiene los derechos del nombre Merck en todo el mundo, excepto en Estados Unidos.
Desde el comienzo de la pandemia, Merck ha trabajado en varias líneas de actuación, con la adquisición de la biotecnológica austríaca Themis Bioscience, que está desarrollando una vacuna, la colaboración en el desarrollo de otra con la AIVI (Iniciativa Mundial de Vacunas contra el Sida) y la alianza con la compañía Ridgeback Biotherapeutics para crear un fármaco antiviral.
Novartis AG
La compañía suiza Novartis surgió de la que entonces fue la fusión más grande del mundo, la de Ciba-Geigy y Sandoz, en 1996. En 2005 aumentaría su tamaño al hacerse con el fabricante alemán de productos genéricos Hexal. La compañía tiene varias ramas de negocio, en los que la farmacéutica supone alrededor del 60% de las ventas del grupo, con una fuerte posición en cardiología y oncología.
Novartis vendió su área de vacunas en 2014 a otro gigante del sector, GlaxoSmithKline (GSK). La compañía anunció en julio una iniciativa para ayudar a los países con rentas medias y bajas a acceder a medicamentos asequibles para tratar los síntomas de la COVID-19, además de la búsqueda de compuestos antivirales de acción directa para la familia del coronavirus (como el COVID-19, SARS o MERS).
AstraZeneca
La farmacéutica con sede en Londres comenzó sus operaciones en 1913 como Astra AB en Suecia. Por su parte, Zeneca es una escisión del negocio farmacéutico de una empresa química británica, Imperial Chemical Industries (ICI). En 1999, Astra y Zeneca se fusionaron para dar lugar a una de las principales compañías farmacéuticas a nivel mundial, AstraZeneca.
La compañía londinense, que colabora con la prestigiosa Universidad de Oxford en la búsqueda de la vacuna contra el coronavirus, ha anunciado que su vacuna podría estar lista antes de final de año, y ya ha comenzado a fabricarla, a la espera de que los resultados de la tercera fase clínica sean satisfactorios.
La Comisión Europea ha anunciado un acuerdo con AstraZeneca para comprar al menos 300 millones de dosis de su vacuna, con opción a otros 100 millones más. España está adherida a este programa de compras conjuntas, por lo que le tocarían unos 30 millones de dosis más otros 10 adicionales.
Sanofi
La compañía europea surgió en 2004 como resultado de la fusión de la francesa Sanofi-Synthelabo y la francoalemana Aventis, estando presente en más de 100 países y con cerca de 100.000 empleados en todo el mundo.
La Comisión Europea mantiene conversaciones con la firma francesa para el suministro de 300 millones de dosis de una futura vacuna «segura y efectiva» desarrollada por ésta. Sanofi tiene dos proyectos en marcha y espera, si todo va bien, tener la aprobación de la misma a mediados de 2021, para fabricar hasta 1.000 millones de dosis al año.
GlaxoSmithKline (GSK)
La británica GlaxoSmithKline (GSK) nació en el año 2000 de la fusión entre Glaxo Wellcome y SmithKline Beecham. Sus oficinas centrales están en Brentford, Londres, y emplea a más de 100.000 personas en todo el mundo.
En julio, el gobierno británico anunció un acuerdo con GSK y Sanofi para hacerse con 60 millones de dosis de la futura vacuna contra la COVID-19.
Gilead Sciences
Gilead Sciences es una compañía biotecnológica nacida en 1987, dedicada desde su creación a la fabricación de antivirales para tratar enfermedades como el VIH, la hepatitis B o la gripe.
Entre otros productos, Gilead se ha hecho famosa por comercializar el Remdesivir, uno de los tratamientos más utilizados contra el coronavirus.
Moderna (y Laboratorios Rovi)
Otra empresa que ha sonado mucho es la empresa de biotecnología estadounidense Moderna, con sede en Technology Square, Cambridge, Massachusetts, una zona adyacente al campus del famoso Instituto de tecnología de Massachusetts (MIT).
En julio de 2020, la empresa anunció que su candidata a vacuna había conseguido producir anticuerpos neutralizantes de la COVID-19 en pruebas clínicas de la Fase I, y ha llegado a un acuerdo con la Unión Europea para suministrar entre 80 y 160 millones de dosis.
La farmacéutica española Rovi, que cotiza en el mercado continuo, anunció que colaboraría con Moderna en la fabricación de la vacuna a gran escala en Europa.
Grifols
Aunque si hablamos de compañías españolas, la principal es el fabricante de hemoderivados Grifols, fundada en 1940 y con sede en Barcelona.
Grifols trabaja en un tratamiento del COVID con plasma de pacientes que hayan superado la enfermedad. A finales de julio entregó a las autoridades estadounidenses los primeros lotes de inmunoglobulina hiperinmune para su uso en ensayos clínicos.
Pharma Mar
Pharma Mar es una compañía española surgida desde el grupo Zeltia, que se ha especializado en la investigación para obtener medicamentos de origen marino, consiguiendo aprobar el primer antitumoral de este tipo, el Yondelis.
No solo vacunas y tratamientos
La nueva normalidad tiene diversas implicaciones en el ámbito interpersonal. Junto con los tratamientos contra la enfermedad, para detectarla o para prevenirla, están las diversas medidas que podemos tomar como precaución, además de aspectos como el progresivo envejecimiento de la población.
Por ello, no sólo las productoras de medicamentos y vacunas, sino también las empresas relacionadas con la distribución farmacéutica o con la fabricación de mascarillas, guantes o hidrogeles podrían generar interesantes oportunidades. Sin embargo, este tipo de empresas suelen ser pymes que no cotizan, por lo que desde el punto de vista inversor resulta más difícil aprovechar este tirón.
Otro factor interesante a tener en cuenta es el del progresivo calentamiento global del planeta, que podría traer consigo un incremento de las enfermedades infecciosas. Muchas de ellas se propagan actualmente por los países tropicales, pero la subida de las temperaturas podría hacer que en unas décadas una parte importante de la población de otros países se vea expuesta a este problema.
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