Cada vez es más sabido que no es nada fácil batir al mercado. La inversión pasiva ha ganado muchos adeptos a lo largo de los últimos años, y cada vez más recursos se gestionan de forma pasiva. Gran parte del éxito de esta forma de gestionar el dinero viene avalado por el hecho de que las series históricas muestran que a largo plazo el mercado de renta variable tiende a ser alcista. Por tanto, invertir en índices globales parece ser una buena solución para no tener que hacer el trabajo de discernir entre empresas con potencial y empresas destinadas al fracaso.
Además, si la mayoría de gestores profesionales no son capaces de generar rentabilidades por encima de la media, una vez descontadas las comisiones de gestión, ¿qué nos hace pensar que nosotros vamos a ser capaces de hacerlo mejor que ellos?
Muchas de estas ideas son las que están detrás del éxito de invertir en todas las empresas del mercado, diversificando al máximo, y siguiendo una estrategia pasiva. Sin embargo, el gran riesgo de la gestión pasiva sigue estando ahí: el riesgo mercado.
El riesgo mercado
El riesgo mercado es el riesgo sistémico de que todo el mercado baje. Al fin y al cabo, si invertimos en un índice es verdad que eliminamos el riesgo individual de empresas concretas, ya que cada una sólo supone una parte minúscula del conjunto de nuestra cartera, pero seguimos estando expuestos al riesgo de que todo el mercado caiga, arrastrando con él el valor de nuestra cartera de inversión.
Diversificar entre clases de activos
Una de las herramientas que podemos utilizar para suavizar parte de la volatilidad que puede generar la renta variable en nuestra cartera es invertir proporcionalmente en otras clases de activo que no están positivamente correlacionados con la renta variable. La forma más frecuentemente utilizada es la de invertir parte de nuestra cartera en renta fija. Históricamente la renta fija ha sido menos volátil que la renta variable. Por ello, cuando la renta variable sube o baja con fuerza podemos rebalancear nuestra cartera y el conjunto de nuestra cartera sufrirá menos altibajos.
Al igual que con la renta fija, podemos utilizar otras clases de activos como materias primas, oro, activos inmobiliarios, fondos cotizados (ETF), etc. para formar una cartera más robusta. Los inversores institucionales y profesionales utilizan también estrategias más complejas para intentar descorrelacionar sus resultados de la evolución del mercado en general. Y una de las más frecuentes utilizadas por los hedge funds es la estrategia de pares.
Inversión alternativa para no depender del mercado: estrategia de pares
Es una forma de intentar descorrelacionar nuestros resultados con respecto al mercado en general. Si en lugar de renunciar a seleccionar unas empresas frente a otras, hacemos precisamente esto, nuestros resultados pasarán a no depender del mercado en general:
Imaginemos que tenemos la firme convicción de que dentro del mismo sector una empresa no sólo es mejor que otra, sino que además está infravalorada. Podríamos invertir en una a la alza comprando acciones, e invertir en la otra a la baja (lo que se denomina ponerse corto). De esta forma nuestra rentabilidad vendría determinada por la diferencia entre el precio de los dos activos.
Veamos un ejemplo:
Supongamos que Twitter cotiza a 22$ por acción y Facebook cotiza a 22$ por acción.
De nuestra tesis inversora deducimos que Twitter es mejor empresa y está infravalorada con respecto a Facebook.
Compraríamos 100 acciones de Twitter a la vez que vendemos en corto 100 acciones de Facebook. Las acciones de Facebook las podemos vender a pesar de no tenerlas, ya que el broker nos lo permite con la obligación de comprarlas en el futuro. Es un procedimiento que permite lucrarse de las bajadas en el valor en las acciones, pero es necesario cumplir con los requisitos de margen necesarios mientras mantenemos la posición.
Nuestra hipótesis de inversión se cumple y tras unos meses las acciones de Twitter cotizan a 25$ mientras que las de Facebook han bajado a 20$. En ese momento venderemos las acciones de Twitter y compraremos las de Facebook. Nuestro beneficio será de 500$ (sin tener en cuenta las comisiones): 300$ de plusvalías al haber subido Twitter y 200$ de Facebook al poder comprar a 20$ las 100 acciones que habíamos vendido a 22$.
Este ejemplo no ha tenido en cuenta ninguna variación del mercado excepcional, pero es que precisamente uno de los grandes atractivos de este tipo de estrategias como hemos comentado anteriormente es su descorrelación con el mercado. Podíamos haber seguido ganando dinero incluso si el mercado en general hubiera bajado. En otro escenario, si tras haber iniciado la posición hubiésemos entrado en recesión, con una caída general de las bolsas mundiales, nuestra estrategia hubiera seguido siendo ganadora siempre y cuando la diferencia entre las dos empresas sea a nuestro favor.
Ahora veamos el ejemplo anterior en un escenario catastrofista:
Hemos comprado las acciones de Twitter a 22$ y vendido las de Facebook a 22$.
Entonces se produce pánico en las bolsas y la cotización de la mayoría de empresas se desploma entre un 30 y un 40%. En un escenario como este Twitter podría pasar a cotizar un 30% más abajo, sobre los 15,4$ la acción.
Si efectivamente Facebook estaba más cara comparativamente, es plausible que su precio descienda todavía más. Si Facebook sufre caídas de 40%, pasaría a cotizar a 13,2$. En este caso nuestra estrategia seguiría siendo rentable ya que ganaríamos 220$, es decir, la diferencia entre las dos cotizaciones por el número de acciones (2,2$ x 100 acciones):
venderíamos las acciones de Twitter por 15,4$ perdiendo 660$, pero compraríamos las acciones de Facebook a 13,2$ ganando 880$, con lo que obtendríamos una ganancia final de 220$. Y eso en un mercado que ha caído más de un 30%.
En este caso se ha puesto de ejemplo la operativa con dos compañías tecnológicas americanas, pero se puede hacer con cualquier otro par. Históricamente, muchos inversores han realizado este ejercicio con pares tipo Iberdrola-Naturgy o BBVA-Santander. En este último caso, nos importa poco la política de tipos del BCE (que afectará a ambas en la misma dirección), de manera que a lo que ‘apostamos’ es a que una lo va a hacer mejor que la otra.
Este tipo de estrategias no están exentas de riesgo y son apropiadas sólo para inversores con experiencia y criterio, porque requieren un análisis más profundo de los activos utilizados. No obstante, si se usan bien pueden ser una forma de eliminar parte del riesgo de caídas generales en los mercados.
Para inversores que opten por delegar su inversión en un gestor experimentado, siempre existe la opción de invertir en fondos de inversión alternativos que tienen como objetivo precisamente desvincularse de la evolución del mercado. La inversión en este tipo de fondos cobra adeptos en momentos como el actual en el que existe una gran incertidumbre sobre la dirección que tomarán los mercados de renta variable.
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