IMPACTO 5G

El impacto del 5G en las telecos y en tus inversiones

Los usuarios esperamos que la nueva tecnología 5G traiga unas conexiones más rápidas y más seguras. Y los accionistas de las principales operadoras de telecomunicaciones, que impulse sus beneficios. Sin embargo, tanto unos como otros estamos viendo cierta reticencia entre las telecos a la hora de impulsar la quinta generación de redes móviles.

El coste de implantar el 5G es muy elevado y crea dudas entre las operadoras sobre el tiempo que tardarán en amortizarlos. Las ventajas de la nueva tecnología son que permitiría a las compañías desembarcar en nuevos mercados, recuperar capacidad para establecer los precios (pricing power en inglés) y ofrecer servicios nuevos que podrían animar a los inversores globales y contentar a los accionistas.

El mayor impulso para la industria en la década

Los expertos creen que, aunque la 5G tardará más en alcanzar la madurez, será el mayor impulso que reciba la industria de la telefonía sin hilos durante la próxima década. De esta tecnología se espera que revolucione las telecomunicaciones móviles globales. Debería abrir nuevos mercados y aplicaciones, impulsar grandes cambios en la estructura del mercado, y crear un nuevo modelo de precios.

En los mercados más avanzados desde un punto de vista tecnológico, China, Corea, Japón y Estados Unidos, estos aspectos serán previsiblemente el motor de las acciones la próxima década, algo que todavía no está recogido en los precios de las telecos cotizadas.

Un ejemplo de todo esto son las estimaciones de Morgan Stanley, según las cuales la nueva red 5G podría generar ingresos anuales de unos 156.000 millones de dólares, el 40% de los ingresos actuales, con solo siete aplicaciones nuevas.  

¿Cuánto costará construir la red 5G?

Las estimaciones sobre el coste para las operadoras de construir la quinta generación de redes móviles son muy elevadas, y rondan los 872.000 millones de dólares hasta 2030, siendo el nuevo espectro de frecuencias necesario una de las partidas más cuantiosas. Esta cifra supondría unas 1,7 veces el coste que tuvo la implantación de la cuarta generación.

Otro punto importante del paso del 4G al 5G es el papel que va a tomar China, el mayor mercado de telecomunicaciones del mundo. Pekín será un líder en el nuevo ciclo, al poner en marcha la quinta generación al mismo tiempo que los líderes tradicionales: Japón, Corea del Sur y EE.UU. Sin embargo, los expertos estiman que la 5G en China tendrá un coste de capital (capex) de unos 421.000 millones de dólares en diez años.

En otras regiones el coste podría ser menor. Las cuatro grandes operadoras estadounidenses podrían gastar alrededor de 26.000 millones en la compra de espectro en los próximos tres años, más un capex total de unos 265.000 millones. Las estimaciones para Japón son de 129.000 millones y de 58.000 millones para Corea del Sur.

Costes elevados, beneficios… ¿también elevados?

No hay duda de que los costes de poner en marcha el 5G son elevados. La duda es si el nuevo ancho de banda, la velocidad y la capacidad de la quinta generación móvil realmente permitirán nuevas aplicaciones y una mejor experiencia para el usuario.

Las previsiones de negocio para las principales aplicaciones del 5G indican que los ingresos anuales para el año 2030 podrían alcanzar los 156.000 millones de dólares. Estos serían sus siete principales usos y sus respectivos beneficios:

  • 64.000 millones para la automatización de las fábricas.
  • 32.000 millones en servicios de salud remotos.
  • 20.000 millones en vigilancia en las ciudades inteligentes.
  • 18.000 millones en banda ancha sin hilos.
  • 9.000 millones en juegos en la nube.
  • 7.000 millones en vehículos autónomos.
  • 4.000 millones en drones.
IMPACTO 5G

Un aspecto relevante es que cada país dará una utilidad distinta a la nueva tecnología en sus fases iniciales. Así, en EE.UU. la banda ancha sin hilos será la primera utilización, mientras que en Asia los operadores podrían centrarse en el Internet de las Cosas (IoT) en el sector empresarial. Esta situación se explica porque las operadoras asiáticas tienen una cuota de mercado muy importante en el sector empresas, por lo que están muy bien posicionadas para dar respuesta a la previsible demanda corporativa.

Otra aplicación crítica del 5G en el IoT son los coches sin conductor, que precisan una cobertura constante. Solo los datos para los vehículos autónomos podrían incrementar el tráfico actual en 40 veces, proporcionando a las telecos un empujón comparable al que recibieron del iPhone en 2007.

El 5G cambiará el mercado

La construcción de la red 5G podría disparar la consolidación de la industria o permitir la entrada de nuevos competidores. Los costes procedentes del espectro y del capex se magnificarán con la quinta generación y llevarán a las operadoras pequeñas a fusionarse o a desaparecer del mercado.

Por otro lado, el 5G podría facilitar la entrada de nuevas empresas gracias a los nuevos mercados como las aplicaciones industriales del IoT. Las operadoras tradicionales podrían dejar en manos de nuevas firmas el desarrollo de los nuevos mercados para centrarse en los más obvios y rentables.

La vuelta de la capacidad de poner precios

Por último, la 5G podría permitir que las operadoras vuelvan a ser capaces de establecer los precios, pues generaría un mayor retorno de las inversiones. También, porque como hemos dicho antes, están llamados a desaparecer algunos competidores actuales.

La cuarta revolución industrial precisará de las mejoradas funcionalidades del 5G. Y, si bien, las oportunidades a corto plazo serán limitadas, las oportunidades de mejorar los ingresos llegarán con las tecnologías que permitan, entre otras aplicaciones, los juegos basados en la nube, los vehículos autónomos y la cirugía en remoto.

La clave para entender el futuro es valorar que las oportunidades de negocio para la quinta generación móvil son exponencialmente mayores que las de las generaciones de redes previas. Sin embargo, los costes del espectro ya supusieron un problema en Europa con el 4G cuando los países subastaron las licencias, y los costes de construir la nueva red no son menores.

Quizás, desde un punto de vista del inversor, la idea sería apostar por las telecos en los cuatro mercados más desarrollados y centrarse en las operadoras que tengan capacidad de acceder a un mercado más industrial, frente a aquellas que se vuelquen en el mercado minorista.

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