Del mismo modo que borrar nuestra huella en el medioambiente no es fácil, ni rápido, piensa que crear una cartera verde también va a llevarte un tiempo y te va a exigir buenas dosis de paciencia.
Sin embargo, como compartimos tu interés en hacer de este un mundo un poco mejor, aquí te aportamos algunas claves para que puedas dar ya tus primeros pasos y empieces lo antes posible a construir tu cartera verde. Recuerda, no obstante, que las empresas no están absolutamente comprometidas con el medioambiente, por eso debes intentar elegir las que realmente tienen ese compromiso y huir de las que sólo se venden como ‘verdes’.
Por último, ten en cuenta que hay empresas que están en proceso de mejorar en los aspectos medioambientales de su día a día, pero que todavía no pueden ofrecerte resultados concretos. De ti depende si confías en sus esfuerzos o si prefieres esperar y ver.
Construir una cartera verde ¿Cuál es el objetivo?
El primer paso es decidir cuál va a ser el objetivo de tus inversiones. Podría ser simplemente eliminar de la misma las empresas con actividades poco ecológicas o dejar de invertir en firmas que estén relacionadas con combustibles fósiles.
Pero tal vez prefieras invertir en empresas con prácticas medioambientales positivas, o en aquellas que buscan mitigar los efectos del cambio climático. O todo al mismo tiempo. Por eso es necesario que aclares tus ideas antes de empezar a elegir las empresas.
¿Quieres una cartera más verde o una totalmente ecológica?
Algunos inversores se decantan por ir transformando poco a poco su cartera en un conjunto de inversiones más ecológicas. Otros no quieren esperar y se establecen el objetivo de cambiarla por entero en el menor tiempo posible. Esto redunda en la idea que comentábamos antes sobre la necesidad de tener tiempo y paciencia para ir adaptando tu cartera.
Deshacer posiciones en tus inversiones actuales sin que te ocasione pérdidas puede llevarte semanas o meses. Y tomar participaciones en activos más ecológicos en el precio adecuado, también. Si partes de cero, todo es más fácil, pero si la cartera ya está formada, entonces valora bien tus decisiones y aprovecha el cambio para equilibrar los activos en su totalidad.
Por ejemplo, puedes empezar sustituyendo un fondo de inversión en deuda tradicional por otro fondo libre de combustibles fósiles o un fondo de ‘bonos verdes’, que invierta en emisiones de empresas que realizan proyectos respetuosos con el medio ambiente.
¿Cómo implementar esos cambios?
Volvemos al factor tiempo. Tu cartera puede ser verde, pero no por eso es ajena a la fiscalidad o a la estrategia de tu plan de inversión, lo que supone unos plazos y una diversificación geográfica o de activos determinada.
La planificación de tu nueva cartera pasa por ajustarse a los plazos de tu estrategia, por lo que habría que implementarlos poco a poco, según dónde tengas las inversiones (traspasar fondos es fácil, pero las acciones y la renta fija no tanto).
En el caso de la deuda, puede ser mejor esperar a vencimiento y comprar otro tipo de emisiones más verdes, pero en el caso de las acciones te toca decidir si vendes todo ya o lo haces poco a poco, y si vas adquiriendo nuevas empresas progresivamente o de forma agresiva.
¿Cómo elegir bien las nuevas inversiones?
Aunque la elección siempre es tuya, podrías utilizar la ayuda de un tercero ¿Cuál? Existen empresas que valoran la sostenibilidad de las firmas cotizadas y las incluyen en índices bursátiles según su nivel de compromiso o su actividad profesional.
Son muchos, pero aquí te dejamos algunos índices donde encontrar esas empresas que te gustaría tener en tu cartera verde: Dow Jones Sustainability (DJSI), FTSE4Good, Sustainalytics, Vigeo, OEKOM, MSCI, GS Sustain, etc.
Por otro lado, las mejores plataformas financieras, como la de Self Bank, ofrecen un abanico de posibilidades para invertir en fondos de inversión que siempre incluye muchos de los instrumentos denominados RSI, o socialmente responsables, donde poder invertir parte de nuestra cartera verde con total seguridad.
La diversificación importa
De un tiempo a esta parte, construir una cartera verde o la inversión socialmente responsable se ha hecho un hueco importante, no ya en las carteras, sino en la oferta de las grandes plataformas. Los términos RSI o ESG (gobierno corporativo) ya son parte de la estrategia de muchas gestoras.
Así, con los fondos de inversión apropiados, podremos tener una cartera verde correctamente diversificada, lo que nos permitirá alcanzar los dos objetivos propuestos: la rentabilidad y la inversión medioambientalmente responsable.
Por otra parte, si prefieres invertir directamente en empresas, para no reducir la diversificación, busca las compañías que cubran estos índices. Te pueden aportar ideas que a lo mejor no contemplas, pues hay firmas de telecomunicaciones, por ejemplo, que también son verdes y no necesitas llenar tu cartera sólo de eléctricas renovables.
Crear una cartera verde no es tarea sencilla, pero hará que te sientas mejor y no tiene por qué ser menos rentable. Necesitarás tiempo y paciencia, pero no olvides que una cartera más ecológica -por pequeña que sea- tendrá un impacto positivo en el mundo.
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