Una de las mayores ventajas de la transformación digital vivida en los últimos años es la posibilidad de realizar multitud de trámites a través de un certificado digital. El certificado digital viene a funcionar como un DNI en la red, ya que permite que nos identifiquemos, al igual que hacemos físicamente cuando alguna entidad o autoridad nos solicita este documento.
Qué tramites permite realizar
Hoy en día, con el certificado digital se pueden realizar multitud de trámites, que hace unos años no quedaba más remedio que realizar en persona. Entre otros:
- Presentaciones y pagos de impuestos.
- Obtención de informes en la Seguridad Social. Por ejemplo, la vida laboral.
- Diversas gestiones en el Servicio de Empleo, incluyendo lo que antes se conocía como “sellar la tarjeta del paro”.
- Gestiones ante ayuntamientos y diputaciones, como por ejemplo, consultas del censo y del padrón municipal, pagos de impuestos y tasas, etcétera.
- Consultas y pago de multas en la DGT.
- Consultas y trámites de subvenciones.
- Solicitud de una cita médica, consulta del historial médico, etcétera.
Todos estos trámites pueden resultar de interés para los ciudadanos de a pie, pero se convierten en obligatorios, en muchos casos, para autónomos y empresas, que se ven obligados a realizar muchos de ellos por medios electrónicos.
Por cierto, que incluso el certificado digital se puede renovar una vez a través de Internet, con el propio certificado. La segunda vez, ya hay que ir presencialmente a hacerla, para no perpetuar la renovación a lo largo de los años sin ninguna comprobación.
Ahorro de tiempo y de dinero, para el ciudadano y para la Administración
El certificado digital te permite ahorrar mucho tiempo y dinero. ¿Aún no lo tienes? ¡Pues ya estás tardando!
En primer lugar, ahorrarás mucho tiempo a la hora de realizar los trámites anteriormente comentados. En vez de tener que desplazarse a alguno de esos organismos, hacer cola mientras nos atienden, etcétera, podemos realizar la gestión desde nuestro hogar, cuando queramos y a la hora que podamos, o nos venga bien, sin depender del horario de apertura de cada sitio. Lo que significa una total disponibilidad de la Administración, 24 horas al día y 365 días al año.
Esto, por sí mismo ya supone un ahorro de dinero, puesto que ahorramos los gastos de transporte y otros que se puedan generar. Además, nos ahorramos el coste de oportunidad, ya que el tiempo que antes dedicaríamos a esos trámites lo podemos emplear en otros menesteres.
Por otra parte, también supone un gran ahorro para la Administración, que no tiene que disponer de más funcionarios para realizar esos trámites pues directamente los hacen los propios usuarios, ni espacio para atenderlos, ni espacio para archivar papel (ya que está todo en formato digital), ni papel y tinta para imprimir, además de las implicaciones ecológicas que tiene en este sentido.
La actual Ley de Procedimiento Administrativo Común, 39/2015, habla de precisamente de que “una Administración sin papel basada en un funcionamiento íntegramente electrónico no sólo sirve mejor a los principios de eficacia y eficiencia, al ahorrar costes a ciudadanos y empresas, sino que también refuerza las garantías de los interesados”.
Por su parte, el Plan de Transformación Digital de la Administración General del Estado también establecía las directrices para alinearse con una de las estrategias de la Unión Europea, la del Mercado Único Digital, que sirve para promover la posición de liderazgo de Europa en el ámbito de la economía digital.
Según un estudio realizado por la Fundación Centro Nacional de Tecnologías de la Accesibilidad, el ahorro ocasionado por la implantación de la Administración digital sería superior a 12.000 millones de euros anuales, el equivalente a un 1% del PIB.
Qué otras alternativas hay
Además del certificado digital, que en España es emitido por la FNMT, en nuestro país disponemos de otras dos interesantes opciones con las que podemos realizar muchos trámites.
Una de ellas es la Cl@ve Pin, que nos permite acceder también a diversos servicios de la Administración Pública, y que se puede obtener sin tener que acudir a una oficina de registro.
La otra, el DNI electrónico, del cual hay dos versiones. La primera, el DNI-e, nació en 2006, e incorporaba un chip que permitía, mediante un lector de tarjetas, hacer uso de nuestra identidad electrónica.
La segunda versión es el llamado DNI 3.0, nacido en 2015. Además de mejorar la seguridad, incluye un chip dual que ofrece conexión mediante hardware, pero también de forma inalámbrica, mediante tecnología NFC.
Para poder usar esta funcionalidad NFC, es necesario disponer de un smartphone con esta tecnología, y una app para el servicio al que nos queramos conectar.
De esta manera, ya no sería necesario disponer de ningún certificado, la conexión simplemente se realiza acercando el DNI 3.0 al dispositivo, a una distancia inferior a un centímetro.