¡Ahorra de forma progresiva! Pensar en la jubilación cuando se tiene 20 o 30 años es algo poco usual, al menos en nuestro país. Con nuestra cultura mediterránea nos preocupamos en vivir el día a día y no pensar en más allá. Aunque disfrutemos el momento como nadie, no preocuparse lo suficiente por el futuro también tiene un lado negativo.
¿Por qué? Porque evita que tomemos decisiones y conciencia respecto al ahorro y la planificación financiera. La crisis de 2008 y la del COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de ahorrar para sobrellevar las malas rachas y asegurarnos un nivel de vida digno. Aunque poco a poco vamos cambiando esa mentalidad.
Puede que las generaciones más jóvenes ahora empiecen a dar importancia al ahorro, porque han visto muy de cerca las consecuencias de no hacerlo. Bajo ese punto de vista, deberían ser menos derrochadoras y preocuparse más por el futuro, de ahí, por ejemplo, su mayor preocupación por el medioambiente y su esfuerzo contra el cambio climático.
Pero como bien sabemos, una cosa es la teoría y otra la práctica. Ahorrar no es algo sencillo, y menos en la cultura consumista en la que vivimos, aunque la pandemia nos ha hecho más cautos y más concienciados sobre los estragos del consumo desmesurado. De todas maneras, lograr llegar a fin de mes con soltura y que, además, quede dinero, no es fácil. Por ello, vamos a hablar del ahorro progresivo y cómo avanzar paso a paso hacia esa jubilación confortable, sin que suponga un gran esfuerzo. ¡Ahorra de forma progresiva!
Aumenta tu ahorro según creces
Como ya hemos señalado, a los 20 años es complicado pensar en el ahorro. Aunque las generaciones más jóvenes estén un poco más concienciadas, sigue suponiendo todo un reto guardar para el futuro en esa época tan temprana de la vida. Sobre todo, en las circunstancias actuales.
A los 20 años, en nuestro país, conseguir un empleo con unos ingresos suficientes para cubrir gastos y ahorrar es muy difícil. Hemos encadenado dos crisis económicas prácticamente seguidas —la de 2008 y la que ha sobrevenido del COVID-19— y el empleo juvenil es el que más lo ha notado.
La última EPA (Encuesta de Población Activa) indica que tenemos la tasa de desempleo para menores de 25 años más alta de Europa, casi un 40%, lo que evidentemente no facilita el ahorro para los jóvenes. No obstante, los afortunados que cuenten con un trabajo que les permita obtener ingresos suficientes podrían —y deberían— empezar a hacer una planificación del ahorro. Sobre todo si viven con sus padres, pues los principales gastos siempre son en vivienda, y éstos, por ahora, los tienen cubiertos.
A los 20
Para comenzar este ahorro programado de forma progresiva y por décadas, sería interesante ahorrar entre un 2% y un 5% del salario a los 20 años. Incluso llegar a un 10% si se cuenta con un buen sueldo y unas circunstancias favorables. Pues es en esta época, sin hijos ni grandes responsabilidades, buen momento para guardar más para el futuro.
A los 30
¿Qué pasa cuando llegan los 30? Que esas responsabilidades aumentan. La mayoría ya piensa en independizarse, y hacerlo conlleva un importante desembolso. Bien sea en un alquiler o en una hipoteca, significa destinar cerca de un 30% de la nómina a la vivienda. Con lo cual, las opciones de ahorrar se podrían ver mermadas. Aunque también, por lógica, a esa edad se cuenta con más ingresos que a los 20, por lo que es importante intentar mantener ese 5% de ahorro de la nómina. Y si se puede llegar al 10%, mucho mejor.
A los 40
En la década de los 40 la mayoría tiene hijos, con la implicación que conlleva desde un punto de vista financiero. Por lo que aquí la planificación es esencial. Sobre todo porque la jubilación ya no es algo etéreo, sino que se ve próximo, aunque aún lejano. Es el momento, sin más demora, para pensar en un plan de pensiones. Sobre todo, porque adquirir ese compromiso implica que se ahorre más fácilmente, y con las ventajas y flexibilidad que han adoptado estos planes en los últimos años. Es en esta década cuando más esfuerzo se debería hacer, ya que en la próxima la edad laboral ya va en plano descendente.
A los 50
¿Qué hacer a los 50? Pues si se mantiene la planificación de la década anterior, no habría que verse apurado para lograr esa buena jubilación que todos queremos y que podrían no garantizar más las pensiones públicas. Pero si además ya los hijos son mayores, capaces de cubrir sus propios gastos, se podría aprovechar para guardar más, aunque si se ha llevado una línea ascendente en el tiempo similar a la que hemos diseñado aquí, no hará falta ir con prisas.
Y a los 60
Ya a los 60, cuando la edad laboral apunta a su final, es momento de recoger el fruto del ahorro. Incluso de seguir siendo consciente de él, pues también se debe tomar conciencia de que siempre puede haber imprevistos en la vida que requieran un gran desembolso.
Con una buena planificación ahorrar no es tan complicado. Tan solo se trata de ir tomando mayor conciencia de ello a medida que pasa el tiempo. Porque llegará un momento en que no podamos trabajar y nos quedemos sin nómina. Pero si se va guardando poco a poco, cual hormiguita, se llegará a la jubilación con todas las garantías y cero preocupaciones.