Pedir prestado resulta inevitable en ciertos momentos de la vida del ahorrador. En cambio, hay gastos extraordinarios y grandes desembolsos que pueden ser previstos y anticipados con un plan de ahorro adecuado, un plan que nos permita financiar compras de forma más eficiente y evitar dedicar buenos euros al pago de intereses.
Equilibrio financiero en casa.
A corto plazo, en los hogares debería existir un equilibrio entre el nivel de ingresos y el de gastos. Cada mes los ingresos familiares superan con mayor o menor holgura los gastos a afrontar. Esa es la base de toda economía familiar: ser capaces de cubrir los costes de todos los miembros del núcleo doméstico con los ingresos.
Sin embargo, si miramos adelante, dentro de unos meses, o el año próximo, cabe esperar gastos más importantes: gastos que podemos predecir con antelación y otros que podrían acontecer inesperadamente. Si dejamos transcurrir el tiempo ignorando esos grandes desembolsos futuros es muy probable que ese equilibrio financiero se rompa.
Por ilustrar esos gastos extraordinarios podríamos mencionar:
- Un máster.
- Estudios en el extranjero de un hijo.
- Coche nuevo.
- Reforma del hogar.
- Sustituir electrodomésticos.
- Vacaciones.
- Contratiempos (enfermedades, accidentes, etc.).
Para situaciones extraordinarias: ¿crédito?
Es muy cierto que las tarjetas de crédito son útiles en circunstancias puntuales, en meses del año en los que esporádicamente necesitamos adelantar ciertas compras y aplazar su pago. Pero recurrir al crédito de forma habitual, como si fuese un extra más de ingresos mensuales podría considerarse el fracaso de la planificación económica familiar.
Los amigos y familiares también pueden ofrecer una ayuda económica ocasional para superar un bache financiero, o incluso un préstamo personal, estudiando bien las diferentes alternativas y eligiendo la que cubre la necesidad de liquidez con menor tipo de interés.
Por otra parte, cuando la economía española empieza a levantar cabeza, los –mal llamados– créditos fáciles, o minicréditos, aparecen por todas partes ofreciendo pequeños préstamos de forma casi inmediata y sin pedir garantías. Esa facilidad para ser concedidos conlleva un TAE altísimo que llega a multiplicar el préstamo y que con toda seguridad mermará nuestros recursos los siguientes meses.
No negaremos que las anteriores formas de financiarse podrían ser perfectamente válidas cuando no ha sido posible prever un gasto importante, no obstante, hay que remarcar que gasto extraordinario es precisamente eso: extraordinario. Y no cualquier situación que nos lleve a superar los gastos habituales de cada mes y que podría haber sido perfectamente prevista:
- Eventos especiales, como comuniones, bodas o bautizos.
- Períodos especiales de compra como Navidad o rebajas.
- Regalos de cumpleaños, día de la madre, San Valentín, etc.
- Declaración del IRPF a ingresar, por ejemplo, si nos han retenido de menos o hemos tenido ganancias patrimoniales…
- Etc.
Para gastos extraordinarios: ahorro en vez de crédito.
En el blog de Self Bank reiteramos que ahorrar es una conducta positiva puesto que sirve para tener los ingresos y gastos ordenados y permitirnos lograr metas futuras sin pasar dificultades económicas. El ahorro no se plantea como una actividad de un mes, sino como una forma de entender las finanzas a lo largo de toda la vida.
¿Alguna vez te has planteado cuánto cuesta no ahorrar?
No es un cálculo exacto, pues influyen multitud de factores, pero limitándonos al hecho de que no ahorrar implica pedir prestado para gastos extraordinarios, podríamos concluir que costará el equivalente a todo lo pagado en intereses de esos préstamos que podríamos haber evitado. A lo largo de la vida de un ahorrador, entre sus grandes desembolsos está la compra de varios coches, reformar su vivienda en alguna ocasión o pagar los estudios de sus hijos; si lo logra sin pedir préstamos, entonces se habrá ahorrado varios miles de euros en intereses, que podría haber dedicado a cualquier otro fin.
Plan de ahorro en vez de pedir prestado.
- Partimos de la situación en que no tienes coche o si tienes uno ya has terminado de pagarlo. Y en cualquiera de los dos casos puedes esperar sin comprar uno nuevo inmediatamente (todavía no te hace falta, o te sirve el antiguo).
- Imagina ahora que sí necesitas un coche urgentemente (aunque no sea así), ¿cuál te comprarías? ¿Cuánto cuesta? Para seguir con el ejemplo, tu respuesta ha sido 20.000 euros.
- Calcula cuándo aproximadamente vas a necesitar el coche. Supongamos que dentro de cuatro años (48 meses).
- En este punto resulta esencial pensar cuánto pagarías por una “letra del coche” sin intereses. Ese sería tu objetivo de ahorro mensual: 20.000€/48meses = 417€/mes. Si fuese una cifra demasiado elevada:
- Retrasa el horizonte temporal y compra el coche más tarde.
- Elige un coche más económico.
- Elige un ahorro mensual más realista, aun así dentro de 4 años el préstamo será muy asequible: si en vez de 417€ ahorrases 300€ cada mes, dentro de 48 meses tendrías 14.400 euros (sin contar los posibles rendimientos de tu dinero) y solamente necesitarías un préstamo de 5.600 euros.
- O elige un rango de ahorro variable cada mes (por ejemplo, de 300 a 400 euros).
- Si ya disponías de un coche, presumiblemente podrás venderlo para complementar así la compra del nuevo.
- Puede ser de gran ayuda realizar movimientos de una cuenta a otra para así reflejar el ahorro mensual.
- Si eliges una cuenta remunerada, o algún otro producto de inversión con vencimiento inferior a cuatro años, todo lo que vayas guardando para el coche, además te irá dando intereses.
Como ves, con este plan de ahorro le hemos dado la vuelta a la idea de pagar intereses en la compra de un coche y, en vez de eso, veremos crecer nuestros ahorros mientras cumplimos el objetivo de tener un coche nuevo dentro de unos años.
Comprar una vivienda, un gasto extraordinario.
Muchos factores influyen en la decisión de compra de una vivienda, ya sea para independizarse, para vivir con la familia, como segunda vivienda o como inversión. El momento adecuado para hacerlo depende de circunstancias personales y del mercado inmobiliario, pero lo más normal es que ocurra antes de disponer de los recursos económicos para pagarla al 100%.
En cualquier caso, como siempre sucede con el ahorro, planificar vuelve a ser la clave. Si bien es muy complicado, sino imposible, pagar de una vez un inmueble, crear un plan de ahorro para que la entrada sea lo más abultada posible, mejorará, sin duda, las condiciones del préstamo hipotecario. Como dato informativo, según el Banco de España, en 2017 apenas se dieron préstamos superiores al 80% del valor de tasación o precio de compraventa (solo el 14% de los concedidos), y como referencia, lo más habitual fue financiar el 65% del valor