Trueque online, el pasado asoma la cabeza por internet

El sentido del humor es un compañero de viaje necesario cuando las cosas no van bien. Por desgracia, en España, desde hace más de seis años muchas cosas no han estado precisamente bien a nivel económico. Es por ello que se ha bromeado con el regreso de la peseta, o yendo más allá, de la vuelta a “cartillas de racionamiento”.

Pero no se trata de simples juegos de palabras. De hecho, la vuelta al trueque ha sido un recurso para muchas personas, aunque en este caso con la tecnología de por medio, de lo que hablamos es del trueque online.

Cuando en 2008 la crisis económica se acomodó en el hogar de muchos españoles en forma de despidos y deudas, el consumo pasó a un segundo plano. Lo malo es que los gastos hacen oídos sordos a estas cuestiones y siguen necesitando ser alimentados. Así pues, muchas personas creyeron que la vuelta al trueque, esa acción en la que uno intercambia un bien o servicio por otra cosa de igual valor o que cubre una misma necesidad, era una realidad que podía asentarse dentro de la sociedad.

De este modo afloraron un buen puñado de sitios webs. Unos con mejor reputación y seguridad en la tramitación que otros. Los hay que ofrecen una gran diversidad tanto en los objetos como los servicios intercambiados. Vamos a conocer unos cuantos.

Los mejores sitios para el trueque online

Fácil, sencillo y sin dinero. De este modo en ‘Trueque Web’ subes el objeto que desear cambiar, sus características y lo que esperas recibir a cambio. El portal simplemente se dedica a conectar usuarios para que estos lleven la gestión entre ellos.

No obstante, con la masiva incorporación de este tipo de webs hubo que dar un paso más y llegó la especialización. Así, por ejemplo, tenemos los casos de ‘BookMooch’ o ‘Trueque Book’,  donde los libros y el material escolar son los protagonistas.

Para los amantes de la ropa encontramos ‘Stylelovely’, una web para intercambiar todo tipo de prendas con otros usuarios, y que está muy enfocada al público femenino. El funcionamiento es el mismo en todos los casos: pones el producto que quieres cambiar y lo que esperas recibir. Se hace con las mejores fotos y una explicación lo más detallada posible. Luego es cuestión de esperar a que alguien tenga esa necesidad y ver si nos compensa lo que recibimos a cambio.

Por último, presentamos uno de los casos más curiosos: ‘De persona a persona’. En este caso lo que se intercambia es tiempo. Sí, en este caso concreto se trata del servicio o la capacidad que tiene una persona para hacer algo a cambio de que otra persona también le ofrezca una contraprestación.

¿Todo son bondades?

Se trata de una situación comprensible. Yo tengo algo que tú quieres, y tú tienes algo que a mí me gustaría tener.  Si ninguno de los dos tenemos medios económicos para pagarlo, – ¿Por qué no hacer un trueque?. Hasta ahí lo sencillo e incluso romántico. Pero en este engranaje hay varios temas que no se deben olvidar.

Impuestos. Nos gustan los hospitales públicos, las carreteras bien asfaltadas y los parques con columpios. Eso solo se consigue gracias a que las personas pagan impuestos. ¿Qué sucede cuando se hace un trueque? En principio no hay ninguna ilegalidad en ello. Lo que sucede es que no se hace un pago directo de impuestos a través de un producto (IVA) como si fuera nuevo.

Tan solo tributa la página web, pero no es la misma forma que se haría si, como decimos, fuera una compra “normal” donde se incluye ese impuesto sobre el valor.

Valor de las cosas. No todas las cosas valen lo mismo, aunque tengamos necesidad de un producto. Es decir, intercambiar una moto por una bicicleta, aunque no podamos pagar la gasolina, mantenerla (o sea un capricho), nunca será un buen cambio. Será conveniente ver otras webs, o contactar con otras personas. Debemos poner en valor nuestro producto.

Por lo tanto, debemos ser muy cautos, fiarnos bien del portal donde queremos llevar a cabo nuestro trueque y también no pretender engañar a nadie.

Estado. Cuando hablamos del intercambio de objetos, al igual que su valor, debemos ser muy cautos con el estado. En las fotos que aparecen en la web puede estar todo muy “bonito”, pero luego resulte que tenga un uso excesivo.

Así pues, siempre será conveniente fiarse de ciertos usuarios que tengan experiencia. Además, muchas webs otorgan una especie de “karma”, que sería una valoración que otros internautas dan al que quiere cambiar el objeto. Al final la conclusión es la misma: máxima precaución en este tipo de acciones.