Los gobiernos y los bancos centrales de la mayoría de los países han tenido que actuar sobre la economía en dos ocasiones en los últimos 15 años: tras la crisis financiera de 2008 que dio origen a la Gran Recesión, y ante la pandemia del covid-19 .
Estas intervenciones han supuesto en la práctica una política monetaria ultraexpansiva, con tipos de interés reducidos(incluso por debajo de cero) y programa de compras de activos.
Sin embargo, este tipo de políticas pueden conllevar repuntes de la inflación si no se controlan cuidadosamente. Es por ello que se vuelve a hablar del tapering: la retirada de estímulos monetarios que ha anunciado recientemente la Fed en Estados Unidos .
¿Qué es el tapering?
Tapering significa «cerrar el grifo», una expresión muy gráfica para hablar de la retirada de los estímulos monetarios (Quantitative Easing), y la expresión se hizo famosa en los años posteriores a la crisis financiera, cuando la economía estadounidense había recuperado expansión.
Tapering en Estados Unidos
En octubre de 2014, la Reserva Federal puso fin al programa de compra de bonos que todavía mantenía, señal de que comenzaba a «cerrarse el grifo».
El tipo de interés es, por definición, el precio del dinero; por ello, el final del tapering está relacionado con una subida de los tipos de interés, que a su vez, sirve para contener la escalada de la inflación.
De esta forma, la Fed de Estados Unidos comenzó a subir sus tipos de interés oficiales un año después del tapering, en 2015 (tras 7 años al 0%), que fueron aumentando progresivamente hasta llegar al 2% en 2019. A partir de septiembre de 2019 se realizaron dos bajadas de medio punto para estimular la economía (hasta llegar al 1,50%), y la pandemia llevó otra vez los tipos al 0%, con otra gran ola de estímulos monetarios en marcha, entre ellos, la compra de bonos y titulizaciones hipotecarias por importe de 100.000 millones de dólares mensuales.
¿Se avecina otro tapering?
La economía estadounidense parece estar recuperándose, por lo que los mercados están muy atentos a las señales que pueda emitir Jerome Powell, el presidente de la Reserva Federal.
El debate parece estar trasladándose a la inflación, que en Estados Unidos se sitúa en 2021 en un 5%, y con tendencia al alza, con los precios de la energía y los costes de transporte al alza.
Por ello, las actas de las reuniones de la Fed en septiembre reflejan ya la disminución gradual de la compra de títulos a finales de año, 10.000 millones de dólares menos en bonos del tesoro y 5.000 millones menos en titulizaciones hipotecarias.
¿Cuál es la situación en Europa?
Europa, o más concretamente la Eurozona, ha actuado de manera más lenta en ambas crisis, pero especialmente en la primera, la de 2007-2008. Por ello, la crisis ocasionada por el coronavirus llegó al viejo continente cuando apenas se había salido de la anterior, mientras Estados Unidos llevaba ya varios años creciendo con dinamismo.
De esta manera, la Eurozona parece todavía lejos del tapering. Hay que tener en cuenta otro factor, y es que estas dos crisis han elevado significativamente la deuda pública . En el caso de España ha pasado de estar por debajo del 37% en 2007 al 120% en 2020, y la de Francia del 64% al 115% en el mismo período.
El tapering supone una aplicación más estricta de las políticas monetarias, con lo cual se producirían subidas de los tipos de interés, lo que tendría un coste para las economías europeas, en un momento en el que se trata de apuntalar la recuperación.
Siguiendo con el ejemplo español, las medidas de flexibilización monetaria y el apoyo del BCE en la compra de deuda han permitido que el coste medio de la deuda española haya bajado desde el 4% en que se situaba en 2011 a menos del 2% en 2020. Una subida del 1% en el coste medio de la deuda española, que ronda los 1,4 billones de euros, supondría 14.000 millones de euros en intereses; y lo mismo sucedería a otros países europeos, como Francia, Italia o Grecia, con volúmenes de deuda elevados.
En este sentido, la presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha insistido en que la inflación todavía no es un problema en Europa, y aunque se irán reduciendo paulatinamente los estímulos, «no es tapering, sino un recalibrado de los instrumentos», adecuando la compra de activos en el marco del Programa de Compras de Emergencia contra la Pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés) a la mejora económica, bajando de los 80.000 millones de euros mensuales a una cifra entre 60.000 y 70.000 millones al mes.