Los consumidores necesitan destinar un mayor porcentaje de su renta a la cesta de la compra y parece que la tendencia no va a remitir a corto plazo. La tendencia es imparable desde hace meses y algunos artículos han experimentado subidas de precios que parecerían impensables no hace mucho, cuando la inflación se mantenía en niveles por debajo del 2%.
¿Qué es la inflación?
La inflación se define como una subida continuada y generalizada de los precios durante un período de tiempo. En sí misma no es mala cuando se mantiene en torno a su nivel objetivo, que en el caso del Banco Central Europeo se sitúa en un 2% anual. De esta forma, se entiende que una subida moderada de precios es sinónimo de una economía dinámica. Mientras que si sus niveles elevados son persistentes, puede ser notablemente perjudicial, más aún si se produce simultáneamente un estancamiento del crecimiento y una elevada tasa de inflación: estanflación.
La inflación ocasiona que el poder adquisitivo se reduzca, o dicho de otra manera, compramos menos bienes y servicios con el mismo dinero. Si se mantiene en el tiempo, ocasiona reducciones en la capacidad de consumo y en la inversión, que pueden llevar a la recesión..
¿Por qué todo está subiendo en el mundo?
La inflación es un fenómeno que está afectando a prácticamente a todo el mundo, . con varias causas, algunas se retroalimentan entre sí:
- Inyecciones monetarias: la lucha de los bancos centrales por evitar el desplome de la economía ante la bajada de actividad causada por la pandemia.
- Crisis de desabastecimiento: los efectos de la pandemia se han dejado sentir en diferentes ámbitos. En el sector productivo y en el logístico han tenido un fuerte impacto a escala mundial, máxime, teniendo en cuenta que una buena parte de los productos fabricados por parte de China, país origen de la pandemia y que ha mantenido una restrictiva política de cero covid.
- Crisis energética: la recuperación tras el impacto inicial del coronavirus ha ocasionado una demanda más alta de energía, en un momento además en el que muchos países, con la Unión Europea a la vanguardia, tratan de cambiar el modelo energético hacia otro con más peso de energías renovables; como consecuencia, se han disparado los precios de la electricidad, el gas y el petróleo, con sus correspondientes derivadas sobre el precio de otros productos, al aumentar los costes de producción y transporte.
- Guerra de Ucrania. Por último, la guerra de Ucrania ha supuesto otra vuelta de tuerca al proceso inflacionario, acelerando su subida. Las restricciones en la llegada de las materias primas desde Rusia, los problemas para la distribución de alimentos básicos desde Ucrania —el granero del mundo, por su elevada producción agrícola— y desde la propia Rusia, más la perspectiva de que esto se pueda mantener en el tiempo, vaticina otras cosechas perdidas y, como resultado de esta crisis, un significativo incremento del precio de las energías y los alimentos.
Impacto de la inflación en la canasta básica
El impacto de la inflación no es el mismo en todos los productos, por diversos motivos. Además, la subida de la cesta básica de la compra afecta más a las familias cuanto menor sea su nivel de ingresos: dedican la mayor parte de sus recursos a ese tipo de necesidades y menos a otros aspectos como viajes, ocio, etcétera.
El IPC (Índice de Precios al Consumo) es una medida de la inflación, publicada en España por el Instituto Nacional de Estadística. Para el cálculo del IPC se toman unos productos determinados representativos de la cesta de la compra de los consumidores, que componen una «cesta de la compra promedio», por lo que se suele tomar habitualmente como referencia de la evolución de la inflación.
Dentro de los datos publicados por el INE está el IPC interanual (que es el que suele salir en las noticias, y que corresponde al de los últimos 12 meses), y por otro lado tenemos el IPC subyacente, en el que no se tienen en cuenta los productos energéticos y los alimentos no elaborados, por tener ambos grupos precios más volátiles y con una mayor variabilidad.
En los últimos tiempos, se ha visto cómo el diferencial entre el IPC «completo» y el IPC subyacente se ha incrementado mucho, lo cual significa que el incremento de precios en productos energéticos y alimentos no elaborados está siendo proporcionalmente mayor.
¿Qué alimentos básicos son los que más han subido de precio?
El encarecimiento de la cesta de la compra lo notamos todos al ir al supermercado, donde 9 de cada 10 productos están más caros que hace un año, con incrementos como:
- El aceite de girasol (cuyos principales países productores son Ucrania y Rusia) ha subido un 117%.
- La margarina, un 75%.
- Los macarrones, un 55%.
- La harina de trigo, alrededor del 50%.
- El aceite de oliva, un 49%.
- Los huevos, un 45%.
Por su parte, productos de temporada como por ejemplo, el melón y la sandía, también han sufrido notables alzas de precios, costando en 2022 un 139% más y un 50% más, respectivamente, que hace un año. Subidas, todas ellas, que suponen un desafío para muchos consumidores, que se ven obligados más que nunca a comparar y a hacer cábalas para cuadrar sus cuentas.
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