Cambiar de coche es una de las decisiones financieras más importantes para cualquier familia sólo superada por la inversión en la vivienda. Pero, a diferencia de esta, es algo que hacemos generalmente más veces, especialmente si utilizamos el coche muy a menudo por ocio y fundamentalmente por trabajo.
La decisión no debe ser tan sencilla como elegir entre los coches que más nos gusten y escoger la mejor oferta en precio. Los costes de comprar y utilizar un coche van mucho más allá. Comprar un vehículo es también mantenerlo en funcionamiento durante toda la vida del mismo, no es sólo gasolina, hay que añadir impuestos, seguros y mantenimiento mecánico, condicionantes que tenemos que tener muy en cuenta a la de hora de analizar qué es más barato, contratar renting o comprar un coche.
Renting vs comprar un coche
La respuesta a esta pregunta está basada en conocer cuándo nuestro coche acaba su vida útil, cuándo llega al límite de funcionamiento y con ello, se multiplican las reparaciones y gastos de mantenimiento.
El problema está en que determinar exactamente cuándo tu coche es “viejo” no es tan fácil como decir que cuando cumpla un determinado número de años. Sí es cierto que, por regla general, cuando un coche cumple 9 años o suma unos 150.000 kilómetros el coste del mantenimiento se dispara, y cuando alcanza los 200.000 kilómetros ha llegado al límite de su vida útil.
Aunque dependa del modelo de coche, tipo de combustible, aparcamiento o lugar predominante de conducción (trayecto urbano o no), sí podemos afirmar que como regla general a partir de los 70.000 kilómetros o los 7 años de antigüedad comienzan los problemas y los sobrecostes.
Aquí es cuando debemos sacar la calculadora y ver qué me interesa más, renting o comprar el vehículo en propiedad. El renting nos ofrece toda una serie de servicios asociados muy útiles cuando se hace un uso intensivo del vehículo, como son el cambio ruedas, mecánica y seguro; pero el coste de la cuota en la que se incluyen estos servicios asociados, ya de por sí poco económica, se dispara fácilmente.
Los contratos de renting tienen por regla general una duración de 4 o 5 años (es raro encontrarlos por encima de este plazo), por lo que, aplicando la regla de 70.000 kilómetros en 7 años, si vamos a realizar 10.000 kilómetros o más con el coche al año, el renting será siempre una opción muy rentable. Dependiendo del vehículo y de su precio, es financieramente adecuado cuando supera alrededor de los 8.500 kilómetros al año.
Ten en cuenta además que en los contratos de renting se estipula un kilometraje anual de uso, y se paga por kilómetro en exceso y devuelve los kilómetros no consumidos, pero a un precio menor. Por ello, es importante ajustar al máximo posible lo reflejado en el contrato con el kilometraje que hagas en realidad.
Si, por el contrario, el uso del vehículo es bastante más limitado, de menos de 8.500 kilómetros al año, podemos alargar la vida del vehículo más allá de los años del contrato y con ello, es más rentable la compra del vehículo o la financiación a través de leasing, con la que acabamos adquiriendo el coche. También hay que aclarara que este caso dependería del vehículo del que hablaramos.
Desde luego, si financiamos la compra tenemos que pagar intereses, pero nos beneficiamos actualmente de tipos de interés bajos. Por último, no hay que olvidar que con un vehículo de propiedad con pocos kilómetros podemos recuperar parte de lo gastado con su venta.
Por último, desde el punto de vista fiscal, las cuotas de renting son 100% deducibles como gastos en el Impuesto sobre la Renta para el autónomo en estimación directa (siempre que se emplee el 100% para su actividad profesional) o el Impuesto de Sociedades para la empresa, lo que, unido a valorar el uso intensivo, lleva a que sea una opción muy rentable para flotas y vehículos comerciales y de empresa.
En definitiva, la clave para saber qué forma de tener un coche es la más rentable está en los kilómetros y el uso que hagamos del vehículo.