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Retos de la Alemania sin Merkel

alemania sin Merkel

Después de 16 años en lo más alto del poder, no solo en Alemania, sino también en el ámbito europeo y a nivel mundial, Angela Merkel se ha marchado a su estilo, sin grandes aspavientos. Comienza una nueva era con diversos retos, en la que el país seguirá ocupando un importante papel como locomotora de Europa, en un momento en el que se están definiendo las políticas que pueden marcar el devenir del continente en las próximas décadas.

Aunque aún es pronto para valorar el legado de la canciller, es innegable que esta larga estadía como líder ha dejado una fuerte impronta, no sólo en su país sino también en la Unión Europea. Merkel se ha destacado por su política sosegada y posibilista, su realismo y su capacidad de pacto, que le ha permitido gobernar en coalición con partidos de distintos signos, desde su «hermana», la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU), hasta el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD).

Olaf Scholz

En las elecciones celebradas en septiembre de 2021 se alzó con la victoria el Partido Socialdemócrata, dirigido por Olaf Scholz. El nuevo canciller, nacido en 1958, cuenta con una larga carrera política y ha participado desde el PSD en diversos gobiernos de coalición presididos por Merkel; en 2007 como ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, y en el cuarto gobierno de Merkel, desde 2018, como ministro de Finanzas y vicecanciller de Alemania.

¿Cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la Alemania post Merkel?

Mantener el liderazgo de la Unión Europea

Alemania es la primera economía europea y la cuarta a nivel mundial (por detrás de Estados Unidos, China y Japón), con un PIB que supera los 3,3 billones de euros, aproximadamente la cuarta parte del de la Unión Europea (13,4 billones).

La alianza entre Alemania y Francia (la siguiente potencia económica de la Unión, tras la marcha del Reino Unido) ha liderado de facto la política comunitaria, por lo que uno de los principales retos a los que se enfrenta el canciller Scholz es el de mantener este papel preponderante de su país.

Aunque habrá que ver cómo se desarrolla a lo largo del tiempo, el primer gesto de Scholz parece ir en la línea de mantener esta relación especial con sus vecinos, ya que en su primera salida al exterior como canciller, el 10 de diciembre, visitó Francia. Posteriormente se desplazó hasta Bruselas, para tratar diversos aspectos con funcionarios comunitarios y de la OTAN, y su tercer destino fue la capital polaca, Varsovia, para reforzar los lazos con otro de sus vecinos.

Un aspecto destacado por algunos analistas es que Scholz ha empleado el inglés en la rueda de prensa realizada en Bruselas, algo que se ha interpretado como la expresión de expandir la Unión Europea más allá de sus límites reforzando, por ejemplo, los lazos con Estados Unidos.

La recuperación de la economía

El hecho de que Olaf Scholz ya fuese anteriormente ministro de finanzas y vicecanciller alemán juega a favor de cierta continuidad en las políticas desarrolladas por Merkel; el nuevo canciller ya es bien conocido en la UE y ha participado activamente en el diseño de las políticas de choque y de recuperación de la Unión ante el  impacto de la pandemia del covid-19.

País exportador

La recuperación de la pujanza de la economía germana es un aspecto de importancia capital para el resto de socios de la Unión, pero también al contrario, ya que Alemania es un país en el que el sector exportador tiene un gran peso, por lo que la implementación práctica de los multimillonarios fondos europeos de recuperación tienen una gran importancia en el devenir de los próximos años.

El Fondo de Recuperación Next Generation, aprobado en mayo de 2021, intenta construir una UE más digitalizada y adaptada a los cambios futuros, con especial hincapié en la sostenibilidad (proyectos medioambientales, energías renovables, eficiencia energética…), digitalización (infraestructuras, ciberseguridad, etcétera), cohesión e igualdad.

Cuellos de botella

Otro apartado con el que tendrá que lidiar Alemania es con la crisis de desabastecimiento de muchas materias primas. Esta situación está provocada en parte por la pandemia, que ha causado problemas en la logística y en las propias fábricas productoras de muchos de esos elementos, la mayoría de ellas situadas en el sudeste asiático (como muestra la escasez de microchips), pero es una tendencia que puede afianzarse a medida que se implementen los cambios en la política económica china, dando más preponderancia a su consumo interno.

La crisis energética

En una época en la que el cambio climático preocupa más que nunca, estamos viviendo también tensiones en el mercado de la energía. Muchos países, con la Unión Europea a la cabeza, planean llegar a las emisiones cero en unas décadas, pero es un camino con dificultades, ya que la dependencia de los combustibles fósiles todavía es elevada.

Electricidad y descarbonización

A pesar de que la electrificación del parque móvil ha ido avanzando en los últimos años, aún queda un largo camino por recorrer; en este sentido, otro aspecto a tener en cuenta será el de la implementación de redes eléctricas de mayor capacidad y qué sistemas se utilizarán para generar esa energía, entre los que destaca el hidrógeno verde.

El debate abierto por la ministra de Defensa austríaca, Klaudia Tanner, sobre la posibilidad de un gran apagón en Europa en los próximos años va en esa línea, y la subida del precio de la electricidad acontecida en 2021 representa un importante toque de atención sobre este elemento fundamental en nuestras vidas.

Gas y Nord Stream

Alemania también se enfrenta a otra  complicada situación energética con relación al gas. El gasoducto del Mar Báltico, conocido como Nord Stream 2 está generando   no sólo por la controversia política y medioambiental en los países que atraviesa o a los que bordea, como Ucrania, Estonia, Suecia o Polonia, sino también por las implicaciones geopolíticas  que pueda tener Rusia sobre la Unión Europea.

Recientemente, y tras cinco años de obras, se ha culminado la construcción de Nord Stream 2, un gigantesco proyecto que atraviesa el Mar Báltico, con el que se podrían duplicar las exportaciones de gas desde Rusia a Alemania (pendiente de aprobación por parte de la UE), en un escenario en la que los precios del gas también están alcanzando récords históricos, lo que según algunos analistas, podría ser utilizado por Moscú como una baza para influir en la política comunitaria, por lo que el nuevo canciller Scholz tendrá que hilar muy fino.

Vuelta a la estabilidad

Al mismo tiempo que lidia con todos estos aspectos, tanto a corto y medio plazo como con la vista puesta en el largo plazo, Alemania y la Unión Europea tienen que ir volviendo al estado previo a la pandemia, lo que incluye el cumplimiento del Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC), las normas fiscales de la UE, con el objetivo de que los países miembro tengan unas finanzas saneadas.

El cumplimiento del pacto quedó en suspenso por aplicación de la Cláusula de Escape General, a causa del impacto del covid-19, pero la previsión es que vuelvan a aplicarse a partir de 2023, aunque podría variar en función de la evolución de la pandemia.

La vuelta al PEC no significa necesariamente que se regrese exactamente al mismo punto de partida. Algunos países reclaman que haya un poco más de flexibilidad para permitir adaptarse a los vaivenes que pueda atravesar la economía, mientras que otros prefieren mantener una postura más estricta. De la posición que adopte Alemania como líder de la economía europea dependerá que la balanza se incline más hacia uno u otro lado.

Qué esperar de Alemania y Europa sin Merkel

Angela Merkel ha liderado su país y la UE durante 16 años, una etapa en la que se ha alcanzado una mayor  prosperidad y de desarrollo de derechos sociales. La UE ha hecho frente común al covid y ha diseñado ya cuál puede ser su futuro en las próximas dos décadas, pero también ha habido o está habiendo problemas que no se han resuelto todavía de manera satisfactoria, como el Brexit o las tensiones con los gobiernos polaco y húngaro.

A pesar de ser de partidos distintos, es de esperar que la política del canciller Scholz no difiera, a grandes rasgos, de la practicada por su antecesora, máxime cuando ya ha sido el vicecanciller y ministro de finanzas. Precisamente por esta última faceta, está acostumbrado a pensar en grandes cifras, por lo que es posible que la vertiente económica sea la que centre sus esfuerzos, especialmente en una etapa como la que ha vivido en los últimos años.

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