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Rentabilidad-riesgo-liquidez: ¿cómo distribuir las inversiones?

distribuir las inversiones

A la hora de invertir dinero y distribuir las inversiones para obtener un rendimiento, hay que alcanzar un equilibrio entre la rentabilidad que se espera alcanzar y el riesgo que se está dispuesto a asumir, así como tener en cuenta el grado de liquidez de las inversiones.

Que es el Asset Allocation

El Asset Allocation o asignación de activos es la estrategia que sigue un inversor para equilibrar riesgo y rentabilidad en función de su perfil de riesgo, expectativas de rentabilidad y horizonte temporal. Porque no hay una estrategia única y válida para cualquier inversor, sino que depende de las circunstancias y objetivos de cada uno.

Invertir supone no disponer del dinero durante cierto tiempo —por esto se espera obtener una remuneración— e implica cierto riesgo; por ello, es necesario tener en cuenta en qué plazo vamos a necesitar disponer del capital invertido a la hora de decidir en que tipo de activo lo podemos invertir. Por ejemplo, si vamos a invertir un capital que vamos a necesitar dentro de un año, no es aconsejable invertirlo en activos de riesgo como la bolsa que pueden sufrir fluctuaciones importantes en plazos cortos

Por lo tanto, son varios aspectos en los que deberá fijarse el inversor para alcanzar un adecuado equilibrio, evitando la inversión emocional para obtener mejores resultados. Los mercados son cíclicos, la volatilidad puede estar presente en mayor o menor medida y, en muchos casos, se producen sobrerreacciones a situaciones puntuales. En este aspecto, contar con un buen asesoramiento puede ser clave para discernir cuál es la situación.

El binomio riesgo-rentabilidad

La búsqueda de una adecuada rentabilidad para su dinero va asociada indisolublemente al riesgo de la misma. Si obtiene un rendimiento de su inversión es porque lleva implícito un riesgo. Además, hay una correlación entre ambos parámetros, por lo que, normalmente, la búsqueda de un mayor rendimiento implicará un mayor riesgo.

Habitualmente se realiza una diferenciación entre el grado de riesgo asumido por tipos de activo. Desde este punto de vista, por ejemplo, la renta fija tendría un riesgo menor que la renta variable. Además, para cada tipo de activo existen diferentes grados de riesgo, dependiendo del producto, por ejemplo:

No tiene el mismo riesgo invertir en bonos alemanes, considerados habitualmente como un «activo seguro» o en bonos españoles, cuya prima de riesgo rondaba a finales de 2021 los 75 puntos básicos, pero llegó a superar los 600 puntos básicos de diferencia en 2012.

Si invierte en acciones, una posibilidad es adquirir acciones defensivas, menos influidas por las variaciones económicas, lo que implica una menor variabilidad, u optar por acciones de crecimiento, más ligadas al ciclo económico, con posibilidad de subir más, pero también de tener caídas más profundas en entornos de mercado adversos.

Varias cestas de inversión

Para reducir el riesgo, un consejo habitual en el mundo de la inversión es la diversificación para «no poner todos los huevos en la misma cesta». Una cartera de inversión bien diversificada implica menor probabilidad sufrir pérdidas, ya que lo que podamos perder por un lado lo podemos ganar por otro. Porque, en palabras de Warren Buffett, la primera regla de un inversor es «no perder nunca dinero», y la segunda, «no olvidar nunca la regla número 1».

Para diversificar adecuadamente se debería invertir en diferentes tipos de activos y en diversos mercados y zonas geográficas, lo que permite aprovechar el momentum en cada caso y balancear las inversiones según convenga.

La cartera permanente de Harry Browne

Un ejemplo práctico puede ser la estrategia de la cartera permanente de Harry Browne, que divide las inversiones en cuatro tipos de activo: acciones, bonos, oro y liquidez. En principio, se equilibraría la cartera con un 25% para cada uno de esos cuatro grupos y se mantiene la inversión a largo plazo.

A lo largo del tiempo, el valor de cada partida va variando en función de la evolución de cada tipo de activo, ya que se comportan de forma diferente en función del momento del ciclo económico en el que nos encontremos, el nivel de inflación, etcétera, lo que permite ir balanceando la cartera en función de estas variaciones.

Cuál es el grado de liquidez de las inversiones

Además de todo lo anterior, hay que tener en cuenta la liquidez de la inversión. Cuanto mayor es la liquidez, menores son el riesgo y la rentabilidad, mientras que si el activo es más difícil de convertir en dinero se puede obtener un mayor rendimiento en compensación.

Por ejemplo, si invierte en bonos a 10 años, en condiciones normales obtendrá un rendimiento más elevado que si lo hace en letras a 1 año. Pero si por el camino necesita ese dinero (para convertirlo en líquido, por ejemplo, a los 3 años), es posible que tenga que asumir una pérdida en la venta.

En el caso de adquirir acciones, no es lo mismo hacerlo de una compañía que cotiza en bolsa que otra que no lo hace. Incluso dentro de las que cotizan, unas disfrutan de una alta liquidez (como, por ejemplo, los llamados Blue Chips), mientras que otras tienen un número de transacciones muy limitado.

También es posible que el activo en cuestión no forme parte de un mercado regulado de compraventa, como puede ser una bolsa de valores. Por ejemplo, si adquiere una vivienda o una obra de arte como inversión, es posible que, dependiendo de las circunstancias del mercado, resulte complicado encontrar un comprador, que tarde más de lo esperado o que se vea obligado a realizar la operación a un precio inferior.

Por último, reiteramos que a la hora de invertir es imprescindible tener en cuenta este triángulo rentabilidad-riesgo-liquidez, diversificando adecuadamente y adoptando una estrategia que permita sacarle partido a su dinero al mismo tiempo que se adapte a su perfil de riesgo y a las posibles necesidades futuras de liquidez.

Estos datos solo tienen una finalidad informativa y no deben interpretarse como una recomendación de compra o venta. La información facilitada proviene de fuentes públicas.

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Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión. 

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