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Rebalancear: la herramienta principal

Rebalancear

Rebalancear es el procedimiento con el que reestructuramos la ponderación de activos en una cartera de inversión de acuerdo a unos parámetros preestablecidos. Rebalancear supone comprar o vender unos determinados activos para llegar a la ponderación adecuada teniendo en cuenta nuestras preferencias de riesgo y volatilidad.

Veamos un ejemplo: en nuestra estrategia hemos decidido que queremos tener con nuestra cartera de inversión una exposición a renta variable de 50% y una exposición a renta fija de otro 50%. Cuando en un periodo determinado, pongamos un año, la renta variable se ha revalorizado hasta llegar a ser el 70% de nuestra cartera, tendremos que vender parte de la renta variable y comprar renta fija para que la ponderación de nuestra cartera se mantenga de 50/50 y se ajuste nuevamente a nuestro perfil de riesgo.

¿Cómo funciona el rebalanceo?

La función principal de rebalancear una cartera de inversión es mantener las características de riesgo y volatilidad deseadas. Si estamos excesivamente expuestos a una clase de activos, podemos estar incurriendo en excesivo riesgo. De la misma forma, mantener una ponderación adecuada nos permite mantener la exposición de la cartera a los sectores o clase de activos que queremos y comprendemos mejor.

Aunque el término rebalancear podría tener connotaciones de igualdad en la distribución, la realidad es que el proceso de rebalancear se utiliza para llegar a la distribución deseada. Y ésta no tiene por qué ser equilibrada, sino sólo ajustarse al perfil de riesgo que queremos para nuestra cartera.

Habrá perfiles más dinámicos, que pueden tolerar bien más volatilidad, donde una alta ponderación en renta variable tenga sentido. Otros casos más conservadores pueden optar por una ponderación más alta de activos menos volátiles, como la renta fija.

Diferentes criterios para rebalancear

Hay múltiples criterios que podemos utilizar para realizar el rebalanceo. El más frecuente suele ser un determinado plazo temporal, por ejemplo, realizar un rebalanceo trimestral de la cartera. En este caso cada tres meses se realizan las compras y ventas necesarias para devolver la cartera a la ponderación de activos deseada.

Otro criterio muy frecuentemente utilizado es rebalancear en función de la evolución de las clases de activos. Es decir, si hemos optado por una ponderación de 50/50, cuando llegamos a 60/40 realizamos el rebalanceo para devolver la cartera a 50/50.

En todos los casos es importante encontrar un punto medio entre tener una ponderación de activos adecuada a nuestro perfil de riesgo, y no operar demasiado, para no incurrir en excesivas comisiones y gastos fiscales. El mejor procedimiento suele ser estipular unas normas de antemano de ponderación, lo suficientemente claras y pragmáticas para luego poderlas implementar en nuestro día a día.

La operativa con productos cotizados está dirigida a inversores que deben tener experiencia y conocimientos financieros suficientes para invertir en ellos. La inversión en estos productos requiere una vigilancia constante de la posición ya que comportan un alto riesgo y se puede perder el 100% del capital invertido.

Antes de efectuar cualquier contratación, es recomendable informarse legal, regulatoria y fiscalmente sobre las consecuencias de una inversión.

Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.

Rentabilidades pasadas no garantizan rentabilidades futuras.

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