Seguro que has oído hablar de ellas. En España se las conoce como empresas de capital riesgo, y suelen ser empresas no cotizadas, cuyo fin es invertir en proyectos empresariales, para obtener un beneficio superior al que obtendrían si lo hicieran en la típica empresa que ya cotiza.
Se encuentran dentro de la clasificación de inversiones alternativas, dónde también encontramos las materias primas, los hedge fund y la inversión en activos inmobiliarios.
Qué son las empresas de private equity
Las empresas de private equity son empresas no cotizadas financiadas por grandes inversores como fundaciones, inversores institucionales o simplemente gente con mucho dinero, cuyo objetivo es generar una alta rentabilidad para sus dueños mediante la inversión de su capital.
Para ello, se benefician de una estructura más flexible que una empresa cotizada. Deben dar mucha menos información pública, y pueden invertir en proyectos que requieren de un tiempo de maduración mucho más largo, ya que los intereses de los gestores responden única y exclusivamente a los intereses de los dueños.
En qué invierten
Como sucede también con los hedge fund, las empresas de private equity siguen estrategias que pueden ser muy diferentes en función de los objetivos de sus dueños o del perfil de sus gestores. Entre las más destacadas encontramos:
- Leverage buyout: En esta operación los private equity aportan fondos a inversores o a los propios empleados. Suelen ser empresas maduras y rentables, que necesitan apalancarse para crecer.
- Venture Capital: Empresas en fases iniciales, que requieren de inversión para poder financiar los siguientes pasos de su crecimiento. En general, suponen menos inversión que las anteriores, pero la rentabilidad también es inferior al diluirse la propiedad.
- Distressed: Empresas en problemas, que no encuentran financiación en las vías habituales y recurren a estos inversores a cambio de jugosas rentabilidades.
- Situaciones especiales: Operaciones con una casuística particular, que requieren del apoyo de inversores experimentados y con disponibilidad de recursos financieros.
Por qué no formar un fondo de inversión
La explicación la podemos encontrar en Berkshire Hathaway, holding inversor de Warren Buffett. Anteriormente tuvo un fondo, pero llegó a la conclusión de que necesitaba una estructura mucho más estable. En los fondos los partícipes pueden entrar y salir con su dinero en cualquier momento, poniendo a los gestores en problemas.
Por ejemplo, en una situación de estrés de mercado, los pequeños inversores venden, y los gestores se ven obligados a vender activos en el peor momento para atender las salidas de capital.