El 1 de octubre de 2020, la bolsa de Tokio —el tercer mayor operador del mundo tras Wall Street y Nasdaq— sufrió un problema informático que le obligó a suspender sus actividades. Unos minutos antes de la apertura, anunciaba a través de un comunicado dicha suspensión, motivada por “un problema relacionado con la información de mercado”.
El de Tokio no es un caso aislado. El principal parqué mundial, la Bolsa de Nueva York, también ha tenido alguna vez problemas, como el sucedido el 8 de julio de 2015, cuando estuvo detenida durante tres horas y cuarenta minutos por un problema técnico. También el segundo operador, el Nasdaq, suspendió la cotización durante tres horas en 2013.
Hoy en día, las bolsas están informatizadas, lo cual ofrece grandes ventajas, pero también algunos inconvenientes. ¿Qué sucede cuándo se suspenden las actividades? ¿Qué otros problemas puede haber? ¿Cuáles son las consecuencias?
Qué tipos de fallos informáticos puede haber
En el caso de la Bolsa de Tokio, su sistema de negociación fue totalmente informatizado en 1999, y ésta ha sido la primera vez que ha tenido que estar parada toda una jornada. Aunque puede llamar la atención cuando se habla de operadores con esos volúmenes de negocio, en esos 21 años los problemas han sido muy pocos.
En 2005 se tuvo que detener 4 horas por una actualización que provocó un error; y en 2012 tuvo que congelar la cotización de algunas empresas por un fallo en el sistema de respaldo.
Respecto al problema ocurrido en 2020, se achaca a un fallo de hardware, por el cual los sistemas de respaldo (copia de seguridad) no funcionaron correctamente.
En definitiva, se trataría de problemas informáticos que es muy raro que sucedan, dado que este tipo de sistemas cuentan con numerosos mecanismos de seguridad, redundancias (en caso de fallo de un equipo, entraría otro en funcionamiento con la misma información), copias de seguridad y cientos de servidores dedicados a atender la operativa.
Aparte del hardware (que falle un equipo informático) y el software (que haya algún problema de actualización, con una copia de seguridad, etcétera), la informatización de las operaciones también ha traído consigo en alguna ocasión desplomes que han propiciado cierto pánico en el parqué, a causa de las operaciones de alta frecuencia.
El trading bursátil de alta frecuencia, HFT por sus siglas en inglés, se basa en el uso de súper ordenadores que realizan cientos o miles de operaciones en fracciones de segundo. Para ganar tiempo al máximo —las ganancias dependen de fracciones de segundo infinitesimales—, estos ordenadores se ubican físicamente lo más cerca posible de los sistemas informáticos de las bolsas.
El uso masivo de este tipo de operaciones realizadas por ordenadores en base a un algoritmo puede ocasionar caídas como el famoso flash crash del 6 de mayo de 2010, cuando el índice Dow Jones se desplomó 600 puntos en unos minutos (casi un 6% de su valor entonces), aunque unos minutos después se recuperó.
Ese día, el mercado ya había iniciado en negativo, por las preocupaciones por la crisis de deuda griega, y a las 14.42 ya había perdido más de 300 puntos. En los cinco minutos siguientes, hasta las 14.47 cayó 600 más (acercándose a los 1.000 puntos de caída total), aunque veinte minutos más tarde había recuperado la mayor parte.
El informe realizado por la SEC, la comisión de bolsa y valores estadounidense, llegó a la conclusión de que una gran transacción realizada por un operador HFT provocó un cambio brusco en el precio de las acciones. Esto motivó que se dispararan una gran cantidad de contratos de futuros que, a su vez, pusieron en marcha otras órdenes de alta frecuencia, y así sucesivamente.
También ha sido muy famoso el flash crash de la libra esterlina, ocurrido el 7 de octubre de 2016, cuando en un par de minutos perdió más de un 6% en los mercados asiáticos . Aunque, posteriormente también recuperaría el terreno perdido.
Errores informáticos en la bolsa: las consecuencias
Obviamente, que se suspendan las cotizaciones no supone ninguna merma sobre la cotización de las mismas, ni se pierde valor ni desaparece nada. Lo que ocurre es que simplemente no es posible operar en esos momentos, incluso muchas operaciones se pueden derivar hacia otros mercados.
Se calcula que en Estados Unidos al menos un 70% de las operaciones bursátiles están hechas por ordenadores, mientras que en Europa la proporción, aun siendo también muy alta, rondaría el 40%. Y curiosamente, el aumento de volumen de los operadores HFT puede servir como protección contra los flash crash, reduciendo su tamaño y duración en el tiempo:
Por ejemplo, supongamos que sobre una acción que cotiza a 1 euro, un ordenador tiene programadas órdenes de venta si sube de 1,05 (para realizar beneficios) o si baja de 0,95 (para cortar pérdidas). De repente, se produce un flash crash que lleva a la cotización por debajo de esos 95 céntimos, y el ordenador ejecuta su orden de venta masiva, lo que amplifica la caída, por ejemplo, hasta 0,90. En ese momento, entran en juego otros ordenadores que tienen programado comprar a 0,90, porque es un precio barato, y el valor vuelve a subir.Por último, conviene reseñar que este tipo de cuestiones afectan fundamentalmente a quienes operan intradía. En la inversión a más largo plazo, la estrategia no se vería afectada por un día de grandes variaciones.
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