Una de las consecuencias más graves de la actual crisis financiera que todavía estamos padeciendo en España ha sido la práctica desaparición de la financiación bancaria a todo proyecto empresarial que solicitase algún tipo de crédito.
Uno de los agentes económicos que con más dureza ha padecido esta sequía de crédito han sido las pequeñas y mediana empresas (PyMEs), incluso hasta el punto en que muchas de ellas han tenido que cesar su actividad ante la imposibilidad de poder hacer frente a las obligaciones financieras del día a día.
Ante esta situación, las empresas supervivientes han tenido que ingeniárselas para poder seguir desarrollando su actividad en un contexto de escasa liquidez bancaria, lo que ha provocado que hayan entrado en juego otras formas alternativas de obtención de recursos financieros desde el ámbito privado. Una de estas alternativas privadas es el Crowdlending.
¿Qué es el crowdlending?
El crowdlending no es más que un sistema de financiación por el que un inversor privado acuerda con una empresa que ya esté en funcionamiento la financiación de un determinado proyecto a cambio de que dicho empresario devuelva al inversor la cantidad prestada más un interés acordado en un espacio de tiempo pactado. Esta financiación se suele realizar mediante productos financieros como los préstamos o los pagarés, y las rentabilidades obtenidas se suelen situar entre el 6 y el 8%.
Como vemos, el crowdlending funciona igual que una operación de renta fija, con la diferencia de que no está regulado por la CNMV. Es un acuerdo entre dos partes privadas en el que, en caso de incumplimiento del pago por parte de la empresa, el inversor perderá todo el dinero invertido.
Ante las bajas rentabilidades que existen ahora mismo en los mercados de renta fija, el crowdlending puede ser una alternativa para los inversores particulares. Si esto nos interesa, debemos seleccionar aquellos proyectos de inversión mediante una plataforma privada de crowdlending que actúe como intermediaria.
Esta plataforma seleccionará bajo unos estrictos criterios, tales como años de vida de la empresa, solidez de sus estados financieros, situación financiera y comercial, historial de impagos… los proyectos de inversión más interesantes, otorgándoles un rating de calificación crediticia.
Al igual que en el mercado de renta fija tradicional, los proyectos disponibles para los inversores se calificarán de menor a mayor riesgo de impago, por lo que en cada momento sabremos qué riesgo estamos asumiendo en cada operación.