Cuando una serie de activos financieros comparten características y se comportan de forma similar, en terminología financiera, se habla de clase de activo. Algunas de las principales clases de activos son acciones, bonos, mercados monetarios, o activos inmobiliarios. ¿Qué clases de activos son los más arriesgados?
Cada una de estas clases de activos tiene una serie de características en común y, por tanto, a la hora de configurar una cartera, es conveniente tener en cuenta cómo interactúan estas clases entre sí. Una cartera es un grupo de activos, y su evolución depende del rendimiento y riesgo del conjunto de todos los activos que la conforman. Cada clase de activo tiene un perfil de riesgo diferente, y en función de cómo los mezclemos podemos obtener una volatilidad mayor o menor.
Para simplificar, agrupamos en 5 clases los activos principales a la hora de invertir:
- Renta variable.
- Renta fija.
- Efectivo o fondos monetarios.
- Activos inmobiliarios.
- Materias primas.
Renta variable
Las acciones de las empresas son formalmente participaciones en el capital social de las empresas. Esto quiere decir que técnicamente cuando las adquirimos pasamos a ser propietarios en parte de estas empresas y sus negocios. El precio de las acciones refleja dónde se cruza la opinión de los inversores que quieren vender y comprar, con respecto al valor de la empresa.
Formarse una opinión de lo que vale una empresa es bastante subjetivo y de ahí que los precios suban y bajen con bastante volatilidad. El valor para el inversor está relacionado con la evolución de los negocios de la empresa y los beneficios que va a generar y que, en última instancia, le van a revertir. Como los inversores proyectan sus estimaciones hacia el futuro, a veces una ligera variación de las previsiones pueden afectar de forma más pronunciada al precio que el mercado está dispuesto a pagar.
Renta Fija
La renta fija consiste en el préstamo de capital. Cuando compramos bonos de una empresa, le estamos prestando dinero a cambio de que nos lo devuelva a una tasa de interés estipulada en el futuro. Puesto que los flujos futuros son menos inciertos, ya que sabemos el interés que nos va a pagar la empresa por el dinero prestado, las oscilaciones de precio suelen ser menores en este tipo de activos.
No quiere decir que la renta fija esté exenta de cualquier riesgo. En primer lugar, si la empresa quiebra, es posible que no esté en condiciones de devolver el dinero prestado. Los bonistas tienen preferencia sobre los accionistas en caso de quiebra a recibir compensación tras la liquidación de los activos, pero aún así, el proceso de quiebra es lento y costoso. Sin embargo, el riesgo principal en la práctica para aquellos inversores que compren bonos de empresas solventes y buena calificación crediticia es que los tipos de interés suban o bajen. Si los tipos de interés suben, los bonos que tenemos en cartera pasarán a valer menos.
Efectivo o fondos monetarios
Vamos viendo que todas las clases de activos tienen su riesgo. Hay inversores que consideran que tener el dinero en efectivo puede ser buena opción. Desde luego, cuando llega un momento turbulento en los mercados y todo se desploma, aquellos que tienen su dinero en liquidez comparativamente obtienen los mejores resultados. Sin embargo, el riesgo de no invertir es un riesgo más sutil y a largo plazo. La inflación va erosionando nuestro poder adquisitivo con el tiempo: 100 euros de hace 10 años no son lo mismo que 100 euros actuales. El valor temporal del dinero siempre es un factor a tener en cuenta.
Activos inmobiliarios
Históricamente en España las propiedades inmobiliarias han sido la hucha de las familias y la herramienta utilizada para generar patrimonio. Sin embargo, tras la crisis del 2008 la noción de que “las casas siempre suben de precio” se descubrió equivocada. Muchos vieron cómo sus propiedades ya no se podían vender fácilmente y las hipotecas se comían gran parte de las nóminas. Como cualquier clase de activo, los activos inmobiliarios pueden ser una parte importante de nuestro patrimonio, lo que representa un claro coste de oportunidad de estar invertido en otras clases de activo de mercados financieros. Una buena diversificación es la clave para gestionar prudentemente nuestro patrimonio.
Materias primas
Aunque hoy en día las herramientas para poder invertir en toda clase de materias primas están a disposición de cualquier inversor, las materias primas siguen siendo un vehículo más apropiado para inversores profesionales. Se suele invertir en estos productos a través de derivados financieros como los futuros y las opciones. Sin embargo, si queremos tener exposición a este tipo de activos, hay fondos adecuados para ello. En esta clase de activo es donde probablemente tenga sentido buscar una gestión profesional mediante fondos de inversión.
Conclusión
Todos los activos tienen su riesgo. Estructurar nuestra cartera con conocimiento de estos riesgos nos ayudará a entender la volatilidad esperada y el riesgo. Cuanta más volatilidad estemos dispuestos a soportar, más atrevidos podemos ser. Sin embargo, no debemos olvidar que la mejor estrategia es aquella que somos capaces de seguir y mantener en todos los escenarios. Una buena planificación y diversificación nos ayudará a mantenernos en línea con nuestros objetivos y obtener los resultados que buscamos.
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No todos los fondos de inversión son iguales y tienen distintos niveles de riesgo en función de distintos factores. En nuestra web se puede consultar, tanto en el buscador como antes de la contratación de cualquier fondo, el DFI (Datos Fundamentales Inversor), el Informe Semestral y el folleto completo correspondiente, para conocer las características y riesgos de cada fondo. Estos documentos también se encuentran en la web de la CNMV.
Las decisiones que cada inversor adopte, tanto de inversión como de nivel de delegación y asesoramiento, son su responsabilidad.
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