La crisis energética ha provocado que la inflación se dispare y entre las diversas consecuencias de la guerra de Ucrania está la posible restricción o corte definitivo del suministro de gas a la Unión Europea por parte de Rusia, su principal proveedor en la actualidad, con aproximadamente un 40% del total.
Esta situación lleva a buscar otras alternativas. Entre ellas figura el gasoducto Midcat, que conectaría España y Francia, situando a nuestro país como puerta de entrada para una parte del gas utilizado en el resto de Europa.
Cómo llega el gas a España: Medgaz, GME y buques metaneros
En la actualidad, España recibe gas de Argelia a través de un gasoducto, el Medgaz, que suministra unos 8.000 millones de metros cúbicos (8 bcm) al año, cuya capacidad se está ampliando a unos 10.000 millones. Hasta octubre de 2021, también llegaba gas a través del gasoducto Magreb-Europa (GME) que, partiendo de Argelia, atravesaba Marruecos (unos 6.000 millones anuales), pero las disputas entre estos dos países han cerrado esta vía.
La otra vía de entrada para este tipo de energía son los buques metaneros, que transportan entre 100 y 250 mil m3 de gas natural licuado (GNL). La guerra de Ucrania ha reforzado esta alternativa, incrementándose las importaciones, especialmente desde Estados Unidos.
España: ¿nueva puerta de entrada del gas a Europa?
Regasificadoras
Nuestro país cuenta con importantes fortalezas en este ámbito, siendo el miembro de la UE con más plantas regasificadoras en funcionamiento, ya que hay seis: Barcelona, Bilbao, Cartagena, Huelva, Mugardos y Sagunto, que suman el 27% de la capacidad de regasificación de la Unión Europea.
Las plantas regasificadoras vuelven a convertir el gas licuado que viene en los buques metaneros. Se licúa porque en este estado ocupa hasta 600 veces menos y así se puede transportar mejor, por lo que estas instalaciones son una parte fundamental del proceso.
Necesaria conexión con Europa
Para que España pueda funcionar como alternativa a los gasoductos Nord Stream I y II procedentes de Rusia, debería haber además una buena conexión entre nuestro país y el resto de Europa, a través de Francia, y aquí es donde estaría actualmente el problema, ya que, tal y como se expresó en una reciente cumbre de la Unión, nuestro país es una isla energética.
Isla energética: gran capacidad, escasa conexión
El concepto de «isla energética» implica que apenas hay interconexiones con el resto del continente, al contrario de lo que sucede en la Europa central, por lo que el traslado del gas desde España sería hoy en día complicado.
La interconexión de gasoductos con Francia se produce actualmente a través de Larrau e Irún, y tiene una capacidad anual de 8 bcm, muy lejos de los más de 100 que llegarían a través de los dos Nord Stream.
Midcat
Por ello, sería necesario ampliar esta conexión con el país vecino, y existe ya un «viejo» proyecto, el Midcat, que en su día se había descartado por su coste, que aumentaría la capacidad de envío hacia los países del norte hasta los 17 bcm, algo más del doble de la actual.
Midcat: la solución al abastecimiento europeo podría partir de España, aunque a largo plazo
El proyecto Midcat pretendía precisamente crear una red que conectara el gas que proviene de Argelia con todo el continente europeo, y se inició a principios de los años 2000.
Promovido por la española Enagás y la francesa Teréga, la interconexión quedó paralizada tras un informe realizado en 2019 por una consultora independiente, en el que se ponía en cuestión su rentabilidad a largo plazo.
La crisis energética ha «desempolvado» este proyecto, y se estudia cómo retomarlo sin tener que reiniciar todos los trámites desde cero. Faltarían 235 kilómetros por completarse, y podría estudiarse incluso la posibilidad de ampliar la capacidad inicialmente proyectada.
Una de las claves de su aprobación será la financiación, en la que tendría que participar en gran medida la Unión Europea, ya que ni España ni Francia están por la labor de abordarla por sí mismas.
Otro aspecto importante es que el proyecto podría tardar unos 10 años en estar totalmente operativo, por lo que no serviría para subsanar la actual situación, aunque podría ser útil para el futuro, con alguna modificación.
Inicialmente, el Midcat estaba pensado únicamente para el transporte de gas. En su rediseño podría servir también para el transporte de biometano y especialmente de hidrógeno verde, contribuyendo al objetivo de la UE de utilizar energías limpias, para llegar en 2050 al objetivo de emisiones netas cero de gases de efecto invernadero.
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