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Factura de la luz: ¿por qué es tan cara? ¿Existe margen para el ahorro?

por que la factura de la luz es tan cara

Cada cierto tiempo los medios nos informan de que el precio de la electricidad se ha vuelto a disparar en España. La televisión y la prensa nos alertan de que la próxima factura será cara. Días más tarde, nos llevamos un susto al ver el cargo correspondiente en nuestro banco.

A todos nos preocupa. Las familias y las empresas necesitan energía eléctrica en su día a día y en el momento de su consumo es difícil conocer cuánto nos cuesta. No sucede así con otros suministros, como el teléfono, la gasolina o Internet, pues sabemos de antemano su precio. Con la electricidad todo lo que sabemos es que es cara. Y tanto que lo es: en 2018 nuevamente se superaron los 75 euros por MWh.

Como decíamos, aunque en el precio de la luz influye la oferta y la demanda, lo que paga el consumidor es prácticamente una incógnita porque, a efectos prácticos, no resulta sencillo calcular cuánto cuesta cargar el teléfono, poner el aire acondicionado, encender el horno o calentar algo en el microondas. Mejor que volvernos locos con los cálculos, es mejor comprender bien la factura de la luz, optimizar el suministro eléctrico contratado y seguir reglas simples de ahorro.

¿Cómo se desglosa tu factura de la luz?

Busca alguna factura de la luz, en papel o en pdf. Para ahorrar algunos euros cada mes, vamos a dedicarle un momento a conocer qué estamos pagando:

 

Sumamos el importe de los dos conceptos (potencia contratada y energía consumida), más el IEE (impuesto especial sobre electricidad), más otros posibles cargos (alquiler del contador, servicios de mantenimiento, protección de electrodomésticos, etc.). Al total, se le aplica el IVA.

¿Dónde ahorrar en la factura de electricidad?

Aunque la electricidad sea cara, ahora que conocemos mejor la factura de la luz, podemos centrarnos en ahorrar en algunos apartados:

¿Por qué la electricidad es tan cara en España?

El precio de la electricidad que llega a tu casa se determina en dos mercados diferentes: el mercado libre y el mercado regulado. Cada consumidor elige cuál prefiere. En el mercado libre la comercializadora (tu compañía eléctrica) ofrece varias tarifas a sus clientes. En el mercado regulado solo existe una, la PVPC. Mientras que en el libre la compañía eléctrica fija el precio a sus clientes y se conoce de antemano, en el regulado el precio se publica con un día de antelación.

 

¿Y de dónde sale el precio de la electricidad?

El mercado eléctrico mayorista o pool eléctrico está operado por OMIE, una entidad independiente que pone las herramientas para que productores eléctricos y consumidores (a través de su compañía comercializadora) pacten un precio para la electricidad de cada hora del día, lo que se conoce como casación. Lo hacen en dos tipos de sesiones:

Según la normativa de la Unión Europea, se sigue un modelo marginalista. Esto significa que todos los MWh de electricidad demandada para cada hora se pagarán al precio más caro. Por ejemplo: si para la hora 14 de mañana se demandan 20.000 MWh y para llegar a esa cifra de producción se requiere que suministre una central que pide 40 euros por MWh, entonces toda la energía de esa hora se venderá a ese precio (y no solo la aportada por esa central).

Conviene puntualizar qué tipo de proveedores eléctricos intervienen: centrales nucleares, hidráulicas, termoeléctricas y renovables (solar, eólica y biomasa).

Las renovables, las hidráulicas y las nucleares ofertan toda su energía a precio cero, es decir, son precio-aceptantes, pues aceptan vender toda su energía al precio que determine el pool eléctrico. Sin embargo, las termoeléctricas requieren combustible (carbón y gas natural) para producir electricidad y pagan por emitir CO2. Y como es necesaria su aportación para alcanzar el nivel de electricidad demandado por el mercado, finalmente son las que efectivamente marcan el precio del MWh.

Por tanto, más que plantearnos por qué la energía eléctrica es tan cara en España, es más adecuado plantearse por qué es tan volátil y por qué alcanza precios tan elevados cada cierto tiempo.

Teóricamente la capacidad productora de las diferentes centrales debería condicionar que el precio de la electricidad suba o baje. Sin embargo, lo habitual en España es que para completar la demanda de cada hora se necesite la aportación de las termoeléctricas. De manera que, si el precio del combustible sube (carbón o gas natural), subirá el precio de generación eléctrica de estas centrales, el de toda la electricidad subastada en el pool eléctrico y también la factura de la luz.

Además, otro factor que desde 2018 está repercutiendo en el encarecimiento de la luz es el incremento del precio de los derechos de emisión de carbono. La UE regula la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos, mediante derechos con los que comercian las compañías termoeléctricas. Cada año la cantidad de CO2 permitida es menor, especialmente a partir de 2019 y, como consecuencia, el precio de los derechos de emisión se incrementa en el mercado. Con ello, la producción de electricidad de las centrales termoeléctricas se encarece y repercute al precio de sus megavatios aportados al pool eléctrico.

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